El verano es una época normalmente asociada al descanso, la relajación y la desconexión de la rutina. Aun así, estos meses de calor son una oportunidad ideal para mantener el cerebro activo y en forma. Es más, se trata de un entrenamiento beneficioso para cualquier persona, independientemente de su edad. 

Este 22 de julio, como todos los años, se conmemora el Día Mundial del Cerebro, gracias a la Federación Mundial de Neurología (WFN), que tomó la iniciativa de darle importancia a la salud cerebral y concientizar a la sociedad sobre cómo prevenir y cuidar el cerebro.

La importancia del entrenamiento cerebral

El cerebro, al igual que el resto de nuestro cuerpo, necesita ejercicio para mantenerse en buena forma. Durante el año escolar o laboral, nuestra mente está constantemente enfrentando tareas y deberes que la mantienen activa. 

En cambio, en verano, con la disminución de estas actividades, es muy fácil caer en la inactividad mental. Sin embargo, un cerebro activo es fundamental para la memoria, la concentración y la salud mental en general.

El cerebro dirige todas las funciones del cuerpo humano Archivo

Lectura: una actividad clásica y efectiva

La lectura es una de las mejores formas de mantener el cerebro en forma durante el verano. Ya sea ficción, no ficción, poesía o artículos, leer estimula la imaginación, expande el vocabulario y mejora las habilidades cognitivas. 

Los clubes de lectura de verano o los desafíos de lectura pueden ser una excelente manera de motivar tanto a niños como a adultos a seguir leyendo y aprendiendo durante las vacaciones.

Juegos de mesa y puzles

Los juegos de mesa y los puzles son otra excelente opción para mantener el cerebro activo. Juegos como el ajedrez y los rompecabezas exigen estrategia, planificación y pensamiento crítico, habilidades esenciales para mantener la mente aguda. 

Asimismo, estas actividades suelen ser sociales, fomentando la interacción y la comunicación, lo cual es beneficioso para la salud mental y emocional.

Aprender algo nuevo

El verano puede ser un momento ideal para aprender una nueva habilidad o hobby. Desde tocar un instrumento musical, aprender un nuevo idioma o incluso tomar un curso en línea sobre un tema de interés, el aprendizaje continuo es esencial para mantener el cerebro en forma.

Estas actividades no solo proporcionan un desafío mental, sino que también pueden ser increíblemente gratificantes y divertidas.

Actividades al aire libre 

El verano ofrece multitud de actividades al aire libre que son divertidas y beneficiosas para la mente. Deportes como el tenis, la natación o el senderismo no solo ejercitan el cuerpo, sino que también estimulan la coordinación, el equilibrio y la estrategia, manteniendo el cerebro alerta y activo. 

Además, la exposición a la naturaleza ha demostrado tener efectos positivos en el estado de ánimo y la función cognitiva, reduciendo el estrés y mejorando la atención y la creatividad.

Mantener una rutina

Aunque es tentador dejar de lado todas las rutinas durante las vacaciones, mantener cierto nivel de estructura puede ser beneficioso. Establecer tiempos específicos para actividades como la lectura, el ejercicio y el tiempo de juego contribuyen a mantener el cerebro activo.

De hecho, una rutina equilibrada puede asegurar que no nos olvidemos de dedicar tiempo a la relajación y el descanso, que también son clave para la salud mental.

El órgano más importante de todos 

El cerebro es el órgano central del sistema nervioso, responsable de procesar información sensorial, coordinar movimiento y regular funciones corporales. Compuesto por aproximadamente 86 mil millones de neuronas interconectadas, permite el pensamiento, memoria y emociones. 

Está dividido en dos hemisferios y varias regiones, como el córtex, encargado de funciones cognitivas superiores, y el cerebelo, que controla el equilibrio y la coordinación. Protegido por el cráneo, el cerebro consume alrededor del 20% de la energía del cuerpo. 

Su plasticidad le permite adaptarse y cambiar a lo largo de la vida, siendo fundamental para el aprendizaje y la adaptación.

Imagen de un cerebro EP