El uso del protector solar es imprescindible para evitar quemaduras provocadas por el sol, lesiones agresivas que, de manera reiterada y a largo plazo (20-30 años), pueden derivar en un cáncer de piel. Su uso adecuado y su renovación en cada temporada son claves para cuidar nuestra piel, tal y como recuerda la Asociación Contra el Cáncer en Álava.

Para evitar estas lesiones es imprescindible saber qué es el Factor de Protección Solar (SPF) y por qué es vital frente al cáncer de piel, un tipo de tumor muy frecuente que está creciendo a un ritmo del 10% en el ámbito estatal.

El cáncer de piel se produce por el crecimiento anormal y descontrolado de las células cutáneas, que se han alterado debido a la acción de la radiación ultravioleta (UV), que procede de la luz solar o de fuentes artificiales de radiación ultravioleta.

Es el el tumor más prevenible y, si se detecta de forma precoz, con mejor previsión. Entre las medidas de prevención se incluye el uso de protector solar de amplio espectro con un factor de protección solar de 30 o más.

¿Qué significa SPF y cómo se mide?

El grado de protección frente a las radiaciones ultravioleta viene determinado por el índice SPF (Sun Protector Solar, por sus siglas en inglés) que indica el número de veces que el fotoprotector aumenta la capacidad de defensa natural de la piel frente al eritema (enrojecimiento). Por ejemplo, si una persona tarda 5 minutos en quemarse, con un filtro de FPS 30 tardaría 150 minutos, es decir, 30 veces más.

Es importante tener en cuenta que esta cantidad es solo una aproximación, ya que el tiempo que tardas en quemarte puede variar dependiendo de diversos factores, como la época del año, el lugar donde te encuentres o la adecuada aplicación del protector solar.

Te presentamos cinco claves para utilizar las cremas de protección solar de la forma más efectiva posible.

  • Siempre deberemos elegir fotoprotectores que contengan filtros frente a los rayos UVA y UVB.
  • Debe ser un producto homologado por la Unión Europea (con el logotipo CE), y si está destinado para la cara o zona específica o es para todo el cuerpo.
  • Buscar un formato que sea fácil de extender, según tengamos una piel grasa o seca.
  • Por último, respecto a actividades específicas, debemos recordar que en la montaña o en la nieve se debe aplicar siempre un fotoprotector alto. Es importante concienciar sobre el uso del protector solar más allá de la época estival.
  • Utiliza protectores solares adecuados a tus características físicas (fototipo):
  • Fototipo I: pieles claras y sensibles que nunca se broncean. Necesitan una protección muy alta (entre 30 y 50).
  • Fototipo II: pieles sensibles, pero con tendencia a quemarse. Necesitan una protección muy alta (entre 30 y 50).
  • Fototipo III: pieles algo morenas, que muy pocas veces se queman. Este puede usar una protección media en general y alta o muy alta en situaciones de mayor exposición.
  • Fototipo IV: piel oscura que rara vez se quema. Este tipo de fototipos necesita una protección entre media y alta.

Además de la fotoprotección química, existe también la fotoprotección física contra el sol, como puede ser el uso de manga corta que proteja los hombros, o manga larga para proteger hombros y brazos (especialmente en niñas y niños con poca superficie corporal), el uso de sombreros y gorras o gafas de sol con filtro UV.

Consejos para la aplicación y renovación del protector solar

  • El protector solar se debe aplicar media hora antes de la exposición y de forma sistemática cada dos horas.
  • Es crucial aplicar una cantidad de protector solar adecuada para cubrir toda la superficie corporal. Normalmente siempre protegemos zonas como los hombros o la cara, pero nos olvidamos de otras partes igual de importantes como pueden ser las orejas, la parte posterior del cuello o el cuero cabelludo.
  • El protector solar siempre se aplica con la piel seca. Aplícate la crema antes del baño, ya que las gotas funcionan como una lupa y aumentan el riesgo de que se produzcan quemaduras.
  • Los protectores solares también tienen un periodo de eficacia. Por eso, una vez abiertos deben usarse en esa temporada, ya que no sirven de un año para otro.

Aunque sigas a rajatabla estos consejos y utilices protector solar, evita estar bajo el sol durante periodos prolongados de tiempo, especialmente entre las 12 horas y las 16 horas, y recuerda realizar una revisión anual de la piel por parte de un dermatólogo, para determinar si tenemos lunares, marcas de nacimiento o áreas pigmentadas cuyo color, tamaño o forma esté fuera de lo normal.

Un diagnóstico precoz siempre supondrá un mejor pronóstico de la enfermedad y permitirá, entre todos, lograr el objetivo de conseguir superar el 70% de supervivencia en cáncer en 2030.