Seguro que más de una vez has tenido ganas de estornudar en el momento más inoportuno y no lo has podido evitar o solo has conseguido hacerlo de la forma más discreta posible. Y es que el estornudo es un acto reflejo, una explosión de aire súbita e involuntaria a través de la nariz y de la boca producida por la irritación de las membranas de la nariz o de la garganta. 

Cuando respiramos, las mucosas nasales actúan como un filtro para que el aire llegue a los pulmones lo más limpio posible y a la temperatura adecuada. Cuando los neuroreceptores periféricos detectan alguna sustancia dañina o irritante, nuestros mecanismos de defensa se ponen en marcha para evitar que se cuelen en el organismo.

En ese momento, a través del sistema nervioso, la orden de rechazo llega al cerebro, el cual manda un mensaje a todos los músculos implicados en el estornudo (abdominales, diafragma, cuerdas vocales, garganta o párpados), los cuales harán posible la expulsión de la sustancia nociva dando paso a una sensación placentera. 

Aunque existen algunos trucos para intentar evitar los estornudos, como es el caso de presionar con el dedo la punta de la nariz, aguantar la respiración unos segundos o colocar la lengua en el paladar, los expertos aconsejan no frenarlos. Así que ya sabes, déjate llevar, eso sí, intentando en la medida de lo posible rebajar el nivel del estruendo.

¡Cuidado con cerrar la boca y tapar la nariz! Nunca es buena idea, ya que la presión del aire podría causarte daño en las estructuras que rodean al tímpano. Y es que al aire sale de nuestros pulmones a una velocidad de entre 60 y 100 kilómetros hora y, si no nos ponemos la mano, su radio de acción al esparcir partículas puede alcanzar varios metros cuadrados. 

Un hombre a punto de estornudar con un pañuelo en las manos. Freepik

Causas de los estornudos

Un cosquilleo en la nariz o en la garganta es el primer síntoma de que nos va a sobrevenir un estornudo. Son diversas las causas que pueden desatar esa respuesta fisiológica. Algunas de ellas son:  

- Alergia al polen, al polvo o al pelo de ciertos animales. El estornudo tratará de neutralizar la acción del alérgeno.

- Resfriados o gripes. Nuestro organismo reaccionará para liberarse del exceso de mucosidad donde quedan atrapados los virus o las bacterias que nos causan la irritación.

- Medicamentos. Es el caso de los aerosoles, talcos...

- Contaminación ambiental. El aire seco o muy frío puede causarnos irritación.

- Olores fuertes. Pueden venir producidos por productos de limpieza, comidas picantes como la pimienta...

- Luces brillantes. El estornudo producido por las luces fuertes o la luz del sol se llama estornudo fótico o Síndrome Achoo. 

Aunque los estornudos pueden resultar molestos no suelen reflejar un problema grave. En el caso de que sea muy habitual y vaya acompañado de síntomas como picor de ojos, lagrimeo o secreciones nasales consulta a tu médico, ya que podría tratarse de un cuadro de rinitis alérgica, una inflamación de la mucosa nasal que debe ser tratada.

Como curiosidad, te resultará muy difícil estornudar con los ojos abiertos. Esto se debe a que el cerebro envía una señal a los párpados para que se cierren automáticamente durante el estornudo para evitar que entren en los ojos los microorganismos desechados e impedir así posibles infecciones.