Para cada cual, el primer pueblo del mundo es el suyo propio, de eso no hay dudas. Lo primero que miramos en cualquier ranking es en qué puesto está nuestro pueblo. Y lo segundo, cómo se sitúan las localidades vecinas. Después podremos manifestar nuestro acuerdo o desacuerdo. Pero hay una lista que resulta inapelable y que es prácticamente inamovible: la que esté ordenada alfabéticamente.

En España, esa posición corresponde a una localidad de la provincia de Teruel y que se ubica a 1.368 metros de altitud. Se trata de Ababuj a apenas 40 kilómetros de la capital de la provincia y a otros tantos del pueblo a mayor altitud, Valdelinares, a 1.695 metros sobre el nivel del mar y en la misma provincia.

La Torre Vieja de Ababug se alza sobre el barranco del río Seco. Daniel Sancho

Desconocido para la mayoría

Ababuj es un municipio turolense que forma parte de la Comarca de Teruel. Se localiza en el valle del río Alfambra aunque su altitud lo convierte en un espectacular mirador sobre esta zona ofreciendo a sus visitantes la posibilidad de contemplar impresionantes vistas panorámicas sobre unos valles y montañas que asombran por su belleza mediterránea.

Numerosos ríos recorren la comarca antes de desembocar en el Alfambra, que vertebra esta comarca, y que le otorga al paisaje un verdor fresco que sorprende a sus visitantes. Los barrancos de Santa Ana y La Muela, los parajes del Alfambra o las riberas de los ríos Seco (que pasa junto a Ababuj) y Mayor ofrecen rincones y recorridos de senderismo para los aficionados a las actividades al aire libre. A ellos se une el río Blanco, y el conjunto de todos ellos forma la Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA)Parameras del Alfambra.

Para los excursionistas, el agua y los puntos de refresco no van a faltar donde poder descansar, como la Fuente del Pino, que es el centro de una área recreativa, la Fuente Nueva, la de Las Callejuelas o la del Canal.

Además, para los amantes de la paleontología, o de los dinosaurios en general, se puede visitar un yacimiento de icnitas, de huellas fósiles de estos reptiles gigantes. Este yacimiento, a medio camino entre la localidad y Aguilar del Alfambra, se encuentra en estratos del Jurásico superior, entre hace 150 y 160 millones de años. Contiene un total de 43 huellas aisladas, aunque algunas de ellas pueden pertenecer al rastro de un mismo individuo. La mayoría tiene forma ovalada, es decir, que también se ha apoyado el metatarso, el pie completo del animal, pero también hay tridáctilas, que son las que se dejan si solo se apoyan los dedos. Las ovaladas muestran variedad en sus dimensiones, lo cual indica una diversidad de tamaños de individuos que por allí pasaron.

Rico patrimonio histórico

El núcleo urbano de Ababuj se asienta junto al desfiladero del río Seco, que parece evitar sus lindes a medida que erige un imponente barranco. En su parte más profunda proliferan la vegetación de ribera y los chopos.

A medida que el visitante se vaya acercando, sobre el horizonte destacan dos torres, una sobre la población y es el campanario de la iglesia de Santa Ana. La segunda, un poco más alejada del núcleo urbano y próximo al barranco del río Seco, es la conocida como la Torre Vieja. Esta edificación cuadrangular y de aspecto imponentemente defensivo perteneció al castillo que defendía y vigilaba el paso por la comarca en la Edad Media, alrededor del siglo XIV. Sus muros son de piedra, de sillería muy bien trabajada. La portada de acceso, de arco apuntado, se encuentra en un alto para dificultar el acceso del enemigo y facilitar su defensa.

La iglesia de Santa Ana destaca sobre el caserío del pueblo. B23es

Ya en el pueblo, es casi obligatorio visitar la iglesia parroquial de Santa Ana, una magnífica construcción que data del siglo XVI. Su imponente campanario no deja de asombrar a los curiosos, especialmente por presentar una parte inferior de mampostería y otra superior de ladrillo.

También dentro del casco urbano, la ermita de Santa Bárbara muestra la pervivencia del modelo medieval de iglesia con nave única dividida en tramos mediante arcos fajones y cubierta con techumbre de madera a dos aguas, propia de buena parte del XVI turolense. Lamentablemente, a pesar de su interés, se encuentra casi en ruinas.

Junto al camino de El Pobo se halla la ermita de Santa Ana, del siglo XVII, que conserva el pavimento antiguo a base de cantos. El atrio que la precede se apoya en columnas de piedra con hermosos canes de madera.