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La mágica ruta de los robles centenarios de Álava: vive el encanto del bosque

Situado muy cerca de la Sierra de Entzia, este trayecto es un perfecto escaparate de árboles que reúne la magia de la naturaleza

La mágica ruta de los robles centenarios de Álava: vive el encanto del bosqueEloy Corres

En el corazón de Álava, más allá de ríos, montañas y valles, existe un lugar increíble dibujado por árboles. Situado en las proximidades de la Sierra de Entzia, el entorno natural es el refugio de un robledal centenario: el bosque de Munain-Okariz. Compuesto por cientos de ejemplares de robles, cuenta con árboles de más de 1.000 años de antigüedad. 

Se trata de un auténtico espectáculo para quienes allí se acercan para disfrutar de la calma y la naturaleza. Al igual que otras joyas paisajísticas del territorio alavés, esta zona ofrece una que brilla con luz propia: la ruta de los robles centenarios.

Un camino con magia

El recorrido comienza en el concejo de Munain (San Millán). Desde aquí, nace una ruta circular de 6,6 kilómetros que los lleva a través de un paraíso natural. La senda, balizada con marcas amarillas y blancas, se adentra en el corazón del bosque y llega hasta un manantial que da origen al río Zadorra.

El primer tramo del trayecto parte del núcleo de Munain en dirección sureste. A medida que se avanza, las llanuras se van convirtiendo en un frondoso bosque. Es precisamente un impresionante robledal de casi 400 hectáreas que cautiva a quienes por allí pasan. 

En su interior, podemos divisar especies de robles como el  Quercus robur, Quercus faginea y sus híbridos, junto con otros árboles como hayas (Fagus sylvatica) y arces (Acer campestre).

Descanso, flora y fauna

En el centro de la ruta hay una área de descanso equipada con bancos a modo de un respiro a los senderistas. Este punto es ideal para contemplar los majestuosos árboles y escuchar el canto de las aves que habitan el bosque. 

De hecho, entre la fauna de la zona tenemos especies como el pito real, el pico picapinos y el pico menor. También es posible avistar mamíferos como el visón europeo, la marta, la garduña, así como jabalíes, zorros y corzos.

Desde aquí, los caminantes pueden ascender hacia las fuentes del río Zadorra o tomar el desvío señalizado como GR 25, que los llevará de vuelta a Munain pasando por Okariz. Este tramo final del recorrido es una transición desde el denso bosque hasta las áreas más despejadas, poniendo el broche a la ruta circular.

Robles centenarios entre Okariz y Munain

Un bosque con historia

El robledal de Munain-Okariz es mucho más que un espectáculo natural: representa un testimonio de la relación entre la humanidad y el bosque. Durante siglos, los robles de este bosque fueron utilizados para la extracción de leña y otras tareas agrícolas.

Asimismo, el carácter de este robledal ha despertado el interés de expertos y científicos, quienes lo consideran una joya botánica y ecológica. A pesar de su relevancia, sigue siendo un lugar relativamente desconocido, lo que le otorga un aura de misterio y exclusividad.

Duración de la ruta y curiosidades

Aunque el recorrido completo puede tomarse con calma para disfrutar plenamente del paisaje, la ruta está acondicionada para ser recorrida en una hora y media. Esto hace que sea una opción accesible para todo tipo de visitantes, desde familias hasta amantes del senderismo.

El bosque de Munain-Okariz ha sido objeto de estudio incluso por jardineros de la reina Isabel II de Inglaterra, quienes reconocieron en él un ejemplo único de biodiversidad y patrimonio forestal.

¿Cómo llegar?

Munain está ubicado a tan solo 25 kilómetros de Vitoria. Para llegar, se toma la salida de Opakua en la N-1 y se sigue por la carretera A-3138 en dirección a Egino. 

A un kilómetro, un desvío conduce directamente a Munain. Una vez en el pueblo, los visitantes pueden dejar el coche junto a un puente y comenzar la ruta desde un punto claramente señalizado a solo 50 metros.

Un destino inolvidable

Adentrarse en la ruta de los robles centenarios de Munain-Okariz es mucho más que una simple excursión. Es un viaje al pasado, una experiencia al aire libre y una oportunidad de conectar con la naturaleza en su estado más puro. 

Ya sea por sus árboles monumentales, su rica fauna o su historia impregnada en cada rincón, este bosque es, sin duda, un tesoro que merece ser descubierto y preservado.