El imponente nacedero del río Zirauntza, un paraíso del agua para visitar en familia
Este recorrido, de abundante vegetación y escondido entre montañas, es de los más atractivos que podemos encontrar en Álava
En el corazón de Álava, concretamente al este del territorio, existe un rincón de la naturaleza que parece sacado de un cuento. Hablamos, claro está, del nacedero del río Zirauntza, una ruta de ensueño oculta entre montañas y rodeada de una vegetación abundante y que es perfecta para visitar en familia.
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Asimismo, supone una oportunidad única para desconectar del bullicio urbano y conectar con la tranquilidad de la naturaleza, envuelta en el murmullo del agua y la presencia de su flora y fauna.
Un tesoro escondido en Araia
El río Zirauntza se encuentra cerca de las Peñas de Egino y la Sierra de Altzania, un enclave montañoso al este de Álava. Es allí, en Araia, concejo perteneciente al municipio de Asparrena, en la Cuadrilla de Salvatierra, donde se ubica el nacedero.
La singularidad del lugar está en la pureza de sus aguas, que brotan directamente de la roca caliza, formando cascadas y pozas que dan forma al paisaje. Este rincón, ha ido ganando fama entre viajeros y amantes de la naturaleza gracias a la belleza de su entorno.
Un lugar ideal para toda la familia
El nacedero del Zirauntza, además de ser un paraíso natural, es un espacio ideal para pasar un día en familia. El acceso es muy sencillo, con senderos bien señalizados que permiten a visitantes de todas las edades disfrutar del recorrido sin problema.
Los caminos están rodeados de bosques de hayas y robles, en un ambiente fresco y sombreado, perfecto para caminatas incluso en los días más calurosos del verano. Sin embargo, con las lluvias de estos últimos días, el agua cobra más fuerza que nunca.
Para los más pequeños, las pozas y arroyos que hay a lo largo del trayecto les da la ocasión para explorar y jugar con seguridad. Para quienes busquen algo más relajado, las zonas cercanas cuentan con otros espacios para contemplar con el agua como protagonista.
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Más sobre la ruta
Aunque depende de la capacidad física de cada persona, el trayecto de ida y vuelta suele llevar unas dos o tres horas, dependiendo del ritmo. Durante el trayecto, podemos encontrar varios puntos de interés que no podemos perdernos.
Hay varios molinos que, antiguamente, aprovechaban la fuerza del agua del Zirauntza para moler grano. Asimismo, tenemos restos de antiguas ferreterías, lo cual contribuía al desarrollo industrial de la zona.
Por otra parte, la ruta del Zirauntza está cerca de los límites del parque natural de Aizkorri-Aratz, lo que ofrece la posibilidad de explorar otras rutas y disfrutar de las montañas circundantes.
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¿Cómo llegar al nacedero?
Llegar al nacedero del Zirauntza es muy fácil. Desde Vitoria, se puede tomar la carretera A-1 hasta Araia, un trayecto que dura aproximadamente 30 minutos. Una vez en el pueblo, el acceso al nacedero está bien indicado, con un pequeño aparcamiento en las cercanías del inicio de la ruta.
Consejos para disfrutar de la experiencia
Si bien la ruta es relativamente sencilla, es importante tener en cuenta ciertos aspectos para disfrutar al máximo una experiencia cómoda y segura:
Elige la mejor temporada
La mejor época para realizar esta ruta es en primavera o en otoño, cuando las lluvias y el deshielo aseguran un caudal abundante en el salto. En verano, los días de calor puede reducir el Nervión a un hilo de agua o incluso secarlo por completo.
Equipo adecuado
Calzado cómodo y resistente, como botas de senderismo, es imprescindible, ya que algunas zonas del sendero pueden ser resbaladizas. Llevar ropa impermeable es recomendable, si se visita en días húmedos.
Hidratación y alimentos
Aunque la ruta no es excesivamente larga, siempre es útil llevar agua y algún snack para reponer energías durante el camino.
Respeto por la naturaleza
Como en cualquier entorno natural, es fundamental no dejar basura y respetar la flora y fauna local.
Los nacederos de agua
Un manantial o nacedero de agua es una salida natural de agua subterránea hacia la superficie terrestre, que puede ser permanente o temporal. Se forma por la filtración de agua de lluvia o nieve que emerge en zonas de menor altitud, frecuentemente debido a capas impermeables en el subsuelo.
Algunos manantiales, al calentarse por contacto con rocas ígneas, se convierten en aguas termales. Según su origen, pueden ser efímeros, perennes o artesianos; estos últimos son provocados artificialmente por perforaciones profundas donde la presión del agua la hace brotar.
Cuando aflora, el agua puede formar estanques o arroyos. Los géiseres y aguas termales también se consideran manantiales.