La cántabra Comillas es una villa marinera medieval, aunque su origen es anterior, que guarda en sus calles un patrimonio arquitectónico de primer orden que incluye edificios barrocos y algunos de los mejores ejemplos del modernismo más audaz, el de Gaudí y sus seguidores. Esto fue posible gracias a otra figura clásica de población de Cantabria, la del indiano, que tiene su máximo ejemplo en Antonio López y López, primer marqués de Comillas, que hizo su fortuna en Cuba con el comercio, entre otras cosas, de esclavos. Este indiano utilizó parte de su fortuna y de su influencia, llegó a ser senador y con acceso al rey Alfonso XII, en construir algunos de los edificios más emblemáticos de la localidad.

Fachada principal de la Antigua Universidad Pontificia de Comillas de estilo neogótico y mudéjar modernista. Zarateman

En terrenos del marqués de Comillas

La visita a Comillas puede empezar por la antigua Universidad de Pontificia de Comillas, que recibe a los viajeros con una magnífica portada al pie del camino que lleva hasta la sede de la antigua sede de la Universidad Pontificia y su Seminario Mayor universidad y actual sede del Centro Internacional de Estudios Superiores del Español en Comillas. Su estilo es neogótico con los característicos del mudéjar modernista y es obra de Joan Martorell. Fue un encargo del primer marqués de Comillas pero lo concluyó su hijo. Su objetivo era dar la posibilidad de estudiar a los jóvenes sin recursos. Desde sus jardines hay una magnifica panorámica de la villa y el mar.

La siguiente parada es el palacio de Sobrellano, del mismo estilo que la universidad y encargo también del Marqués de Comillas. Se puede visitar su interior, en el que destaca su espectacular salón del trono, que luce en sus paredes una decoración de pan de oro. De camino hacia el siguiente punto de interés se pasa por la Capilla Panteón, el primer edificio modernista de Comillas, levantado en 1878. Ambos monumentos son visitables con recorridos guiados que hay que reservar.

El palacio de Sobrellano recibe el nombre del barrio en el que se asienta, pero también es conocido como el palacio del Marques de Comillas. Sandstein

No muy lejos se encuentra el que es el monumento más conocido de Comillas, Villa Quijano, que se conoce más por su nombre popular, el Capricho de Gaudí. El arquitecto catalán lo proyectó entre 1883 y 1885 para otro indiano, Máximo Díaz Quijano, concuñado del marqués de Comillas. Imprescindible adentrarse en su jardín.

Centro histórico de la villa

Tras recorrer con calma el Capricho de Gaudí, el visitante entra en el casco histórico de Comillas, donde además de la alargada influencia del marqués de Comillas también se pueden encontrar edificios señoriales barrocos anteriores.

El primer edificio que se encuentra es la Casa Ocejo, la primera vivienda de verano en Comillas de Antonio López, que construyó para su madre y que durante los años 1881 y 1882 se convirtió en residencia de verano del rey Alfonso XII. Su diseño inicial es racionalista, un volumen cúbico con tejado a cuatro agua y fachadas limpias. La posterior llegada del rey hizo que se engalanara con diversos ornamentos.

La fachada principal, la única de sillería, y parte del jardín cierran uno de los lados de la plaza de Joaquín del Piélago, que es popularmente conocida como la de la Fuente de los Tres Caños por albergar esta fuente de estilo modernista rematada con una farola, que recuerda que Comillas fue el primer pueblo de España con luz eléctrica. Es uno de los rincones con más encanto de la localidad.

En la trasera de esta plaza se encuentra la barroca iglesia de San Cristóbal, en la plaza de la Constitución o Corro Compíos. En el exterior destaca la alta torre rematada con un peculiar pináculo. Comillas siempre se ha abierto al mar y la pesca fue una parte importante de su actividad. En el interior de San Cristóbal se encuentra el Cristo del Amparo, patrón de los pescadores de la localidad. Lo de llamar a la plaza corro se debe a que en esta plaza se celebraban los bailes de la fiestas y se jugaba a los bolos.

José Luis Filpo

Una plaza similar en uso es el corro de San Pedro, un poco más adelante en dirección al mar. Este espacio empedrado está rodeado de casonas nobles del siglo XVIII, entre las que destacan la Casa Cuestos y la antigua Casa Balbas. También se puede visitar la capilla de San Pedro, ante cuya imagen se bailaba antes de la procesión.

Antes de cruzar el parque Güell y Martos, un pequeño desvío hacia la derecha, hacia la playa y el mirador de Santa Lucía, lleva hasta la Puerta de los Pájaros o Portada Casa Moro. Diseñada por Gaudí para un domicilio en Barcelona, uno de los albañiles que trabajó en esa obra la copió como entrada para el domicilio de la familia Moro Díaz de Quijano.

De nuevo en dirección al parque Güell y Martos, el paseante se encuentra con la casa del Duque de Almodóvar del Río, un edificio de estilo inglés en el Prado San José y fue construido entre 1899 y 1902. Por su estilo único en el entorno modernista de Comillas, es uno de los lugares más visitados, aunque es un domicilio privado al que no se puede acceder.

De cara al mar

El parque Güell y Martos lleva el nombre de unos de los últimos marqueses de Comillas, nieto por línea materna de Antonio López, pero localmente se lo conoce más como parque de la Estatua, ya que alberga un monumentos que el Ayuntamiento de Comillas levantó en 1889 para honrar y reconocer a Antonio López por sus obras en favor de Comillas. Es un excepcional mirado sobre la villa, el puerto, la costa y la playa mirador ya que desde aquí se tienen unas vistas espectaculares a toda la costa, las playas de Comillas y a la zona del puerto para quienes no quieran llegar hasta el cementerio, un poco más arriba.

El cementerio de Comillas se ubica en torno a la antigua parroquia de Comillas, un templo de entre los siglos XV y XVI, que fue abandonado por los vecinos de Comillas tras enfrentarse a su sacerdote titular y la familia que ostentaba los privilegios sobre ella. Fue reutilizada como cementerio y en 1893 necesitó una ampliación que se encargó al arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner. Se conservaron las ruinas del templo primitivo protegidas por un muro y se añadieron una fachada de acceso al recinto y varios mausoleos del interior. Destaca la escultura de El Ángel Exterminador, obra de Josep Llimona, que se ha convertido en otro de los símbolos de Comillas.

Desde el cementerio, el descenso hacia el puerto y la playa de Comillas es fácil y corto.