Baños de Panticosa siempre ha sido un destino concurrido para los amantes de la montaña. Es un paraje excepcional situado a 1.636 metros de altura que, con sus grandes parkings, se ha convertido en una especie de campo base donde tienen cabida todo tipo de turistas, desde los que van en busca de grandes emociones hasta los que se decantan por senderos más accesibles y sin mayor dificultad, sin olvidar, claro, a los que llegan hasta allí para disfrutar de unos días de relax en su famoso balneario.

Y es que si hay algo que ha dado fama a Panticosa, además de su estación de esquí, son sus aguas termales, que aunque datan de la época romana no fue hasta finales del siglo XVII cuando se retomó su actividad. En el año 1693 se comenzó a construir el primer recinto termal y poco a poco fue ampliándose, hasta que en el siglo XIX pasó a ser uno de los balnearios más destacados a nivel estatal.

Sin embargo, poco queda, por no decir nada, de aquel esplendor que convirtió a este rincón del Pirineo oscense en lugar de peregrinaje. El abandono y la destrucción de muchos de los edificios históricos, sumado al mal estado de otros de nueva construcción decepciona bastante y resta encanto al lugar. A pesar de todo, el paisaje compensa cualquier escapada hasta aquí, y en esta ocasión la ruta elegida es la que lleva a los ibones de Bachimaña. Situados a 2.170 y 2.207 metros son, probablemente, una de las excursiones más populares para quienes buscan sorprenderse con una ruta para hacer en el día. Ida y vuelta cuesta algo menos de cuatro horas.

Pero antes de partir, un breve apunte: ibón es el nombre que se le da en Aragón a los lagos de montaña de origen glaciar.

El ibón menor de Bachimaña.

En ruta

El punto de partida es el refugio de montaña conocido como Casa de Piedra, muy cercano al balneario de Panticosa, y el inicio del sendero se sitúa justo en su parte trasera. Está señalizado con las típicas marcas rojas y blancas, y esta ruta forma parte del GR 11, una senda pirenaica que comienza en el cabo de Higuer, en el mar Cantábrico, y termina en el Mediterráneo, en el cabo de Creus, recorriendo toda la cordillera pirenaica.

El camino comienza fuerte, con bastante pendiente y entre rocas, pero en apenas 15 minutos se llega al Mirador de la Reina, un balcón desde el que se puede disfrutar de buenas vistas sobre el ibón de Baños y el conjunto de edificios que hay a sus orillas. Siguiendo la ruta, el sonido de los saltos y cascadas del río Caldarés invita a salirse del camino y asomarse de vez en cuando a su cauce. Poco después, la propia senda se cruza con parte del recorrido del río y sorprende con la Cascada del Pino, un bonito rincón donde parar a sacar alguna foto e incluso, si coincide con la bajada de algún grupo de personas practicando barranquismo, admirar su habilidad. En este y otros tramos donde la humedad y la pendiente pueden dificultar el paso, hay sirgas ancladas a la pared a modo de pasamanos para seguridad de los excursionistas.

Un poco más adelante se llega a una pequeña pradera conocida como Plano del Bozuelo. Este es un buen lugar para hacer una primera parada, ya que hay dos pozas de agua que invitan a remojar los pies e incluso, si alguien se atreve, darse un chapuzón.

Retomamos el sendero, seguimos caminando y pronto queda a la vista la Cuesta y la Cascada del Fraile. Este quizá es el tramo más duro de la ruta, por el gran desnivel que va ganando en la última pendiente, con el camino trazado en zigzag.

Una vez arriba llegamos al ibón menor de Bachimaña, cerrado por dos pequeñas presas. Por eso precisamente hay quien le denomina embalse de Bachimaña Bajo, aunque en realidad es un ibón utilizado como embalse. Junto a él se encuentra un bonito refugio, que es el lugar idóneo para descansar y tomar algo. Además, también aquí encontramos un cruce de caminos que indican otras opciones para quien haya optado por rutas más largas, como el ibón y refugio de Respomuso, o los ibones Azules.

El refugio de los ibones de Bachimaña abre todo el año.

Para culminar esta ruta solo queda continuar un pequeño tramo más hasta alcanzar en ibón mayor de Bachimaña, que está justo detrás de la presa más alta del ibón menor. Se puede caminar por la orilla, probar la temperatura del agua y sacar un montón de fotos, pero de lo que no hay que olvidarse es de mirar hacia arriba y contemplar la impresionante panorámica de crestas y picos que se dibujan en el cielo: el de los Infiernos, el Garmo Negro o el Gran Facha son algunos de los más llamativos, con sus cerca de 3.000 metros. Con este paisaje, y con la satisfacción de haber culminado la ruta, es momento de almorzar para reponer fuerzas antes de regresar por el mismo camino.

GUÍA PRÁCTICA

Localización: Baños de Panticosa, valle de Tena (Huesca).

Cota máxima: 2.207 metros.

Cota mínima: 1.636 metros.

Duración aproximada: 4 horas.

Recomendaciones: Además de comida y bebida, hay que llevar ropa de abrigo porque el clima es muy cambiante conforme se gana altura. Aunque el refugio está abierto durante todo el año, la mejor época para realizar esta salida es a finales de primavera, verano y principios de otoño. Esta es una de las excursiones más clásicas de las que parten desde Baños de Panticosa y no es complicada, pero para quien prefiera un paseo más corto también existe la posibilidad de hacer una ruta circular en la primera parte del recorrido. Esta alternativa arranca en el mismo lugar, pero una vez que llega hasta el Plano del Bozuelo hay que cruzar un pequeño puente para pasar a la otra orilla del río Caldarés para volver.