El PP ha presentado este miércoles la propuesta para reformar el sistema de elección de su presidente, unas primarias representativas con las que Alberto Núñez Feijóo quiere solventar algunos problemas formales de las actuales y en las que los militantes votarían una lista cerrada de compromisarios más candidato.
Una propuesta que no contempla las peticiones de figuras como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien recientemente dijo que su opción predilecta era la de "un militante un voto", es decir, poner toda la responsabilidad en los afiliados al partido.
Aún así, tras la publicación de la ponencia de estatutos que incluye esta propuesta se abre ahora un periodo de presentación de enmiendas para modificar total o parcialmente su contenido, por lo que Ayuso o alguien de su entorno podría oponerse a esta propuesta, que será votada en el XXI Congreso que se celebrará en Madrid entre el 4 y el 6 de julio.
La ponencia de estatutos ha estado dirigida por el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, la alcaldesa de Santander, Gema Igual, y el portavoz del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Dani Sirera, quienes la han presentado esta mañana en un acto en Murcia.
Fuentes del PP han explicado que con esta reforma el vínculo entre el compromisario (los elegidos por la militancia que participan y votan en los congresos) y el candidato es mayor ya que cuando los militantes voten una lista de compromisarios ya sabrán a qué precandidato apoyan dichos compromisarios.
Es decir, los militantes el día de la elección (que se celebra unas tres semanas antes del Congreso) introducen en las urnas una papeleta única que integrará tanto al candidato a la presidencia como a la lista de compromisarios que lo respaldan, con el objetivo de garantizar la coherencia entre el voto de la militancia y la decisión final del Congreso.
En cada provincia ganará una lista
Otro de los grandes cambios es que se acerca al sistema parlamentario ya que en cada provincia ganará una sola lista -un solo candidato- que se quedará con todos los votos con los que cuenta esa provincia.
Además, la reforma eleva los requisitos para poder presentar una candidatura: se requerirán al menos 500 avales de militantes distribuidos en un mínimo de 25 provincias, frente a los 100 avales exigidos actualmente. Esta medida busca reforzar el perfil nacional de los aspirantes y evitar candidaturas con escaso arraigo territorial.
En el congreso nacional seguirá habiendo una votación pero ya se sabrá previamente a qué compromisarios ha elegido la militancia y a qué candidato votarán (a priori).
Sí que da el margen de los compromisarios natos, miembros con derecho propio, que en este XXI Congreso son 584 de los 3.264 totales, la mayor participación de la historia.
Hay además 2.630 compromisarios electos, 125 de Nuevas Generaciones, 40 del PP en el exterior y 10 de la comisión organizadora.
Actualmente el PP elige a su presidente en un proceso de primarias no abiertas en una elección a dos vueltas. El partido instauró este sistema en el XIX Congreso Nacional en 2017 con Mariano Rajoy como presidente, después de que nuevos partidos por aquel entonces como Podemos o Ciudadanos implantaran procesos de este tipo.
El sistema es mixto y escalonado. Hay una primera vuelta que se celebra antes del congreso en la que los afiliados votan al candidato a la presidencia del partido y también a los compromisarios que participarán en el congreso.
Si uno de los candidatos logra el 50 % de los votos y una ventaja de al menos 15 puntos sobre el segundo, se proclama candidato directo y, si ninguno lo logra, los dos más votados pasan a la segunda vuelta.
Esta se celebra en el congreso y son los compromisarios quienes votan, por lo que puede suceder que el candidato más votado en la primera vuelta no sea el elegido finalmente, como sucedió en el XIX Congreso de 2018 que acabó ganando Pablo Casado pese a que Soraya Sáenz de Santamaría fue la más votada por la militancia.