Pello Otxandiano lamentaba el lunes que la comunidad autónoma vasca haya llegado tarde a la implantación de las energías renovables, como si la izquierda abertzale hubiera sido todo este tiempo una simple observadora y no tuviera ninguna responsabilidad por el rechazo que ha mostrado durante años a los macroproyectos eólicos y fotovoltaicos. El portavoz parlamentario de EH Bildu acusó a otros de no haber hecho “los deberes” y negó que su grupo haya bloqueado nada en los ayuntamientos, con el argumento de que en sentido estricto no lo pueden hacer y se limitan a aplicar lo que digan los secretarios municipales. En este sentido, el portavoz jeltzale en el Parlamento Vasco y burukide del EBB, Joseba Díez Antxustegi, ha respondido este martes que el PNV “no puede aceptar de EH Bildu que los que han llegado muy tarde digan que los demás hemos llegado tarde”.
“Tenemos claro que hay que llevar adelante los proyectos y hacerlo bien, no de cualquier manera, pero tenemos claro quién tiene gente en las plataformas y quién se opone a los proyectos. No se puede estar con un pie en las plataformas que rechazan los proyectos, y con otro en las instituciones queriéndolos llevar adelante”, avisó en una entrevista en Euskadi Irratia.
Díez Antxustegi se refería al respaldo público que ha prestado EH Bildu durante años a los colectivos ecologistas que cuestionaban las grandes infraestructuras por su impacto en el paisaje y la fauna. Este discurso lo ha alimentado durante años la izquierda abertzale y ahora le complica el giro que quiere dar hacia posiciones más flexibles. EH Bildu ha comprobado que no se puede conseguir la energía suficiente si el despliegue se limita a que cada uno coloque una placa solar en el techo de su vivienda. Lo sabe de primera mano, porque el hermano de Pello Otxandiano, Aritz Otxandiano, es el responsable de sostenibilidad de Fagor, lleva un tiempo tratando de hacer pedagogía con esta cuestión y le ha costado sufrir un sabotaje en su vivienda. EH Bildu está inmersa en una reflexión que espera que culmine en septiembre con un giro posibilista.
Por otro lado, Díez Antxustegi se pronunció también sobre la posibilidad de alargar la vida de las centrales nucleares que están planteando el PP y Vox y que ERC y Junts tampoco descartan. El PNV no se ha dejado llevar por esa ola, y ya dejó claro el lunes que su apuesta son las renovables. Alertó del coste económico de la gestión de los residuos nucleares y la dependencia energética que supondría traer el uranio de Rusia y Kazajistán. Esa es su posición, aunque prefiere ser prudente por si el Estado cambia de criterio o las eléctricas piden esa prórroga. Díez Antxustegi, por su parte, pidió un debate sereno sin populismos, y cree que el populismo es tanto oponerse a toda la energía nuclear como estar a favor con carácter general y pedir ampliaciones en todos los ámbitos. En ese sentido, avisó de que Garoña “no se puede reabrir”. El PNV logró su cierre a cambio de su respaldo al entonces presidente Mariano Rajoy.
La "gasolina" de la confianza
Al portavoz parlamentario del PNV le preguntaron también si la paciencia de los jeltzales con sus aliados del PSE se ha agotado tras sus recientes fricciones, a lo que respondió que “tienen mucha paciencia” y que, además, la relación con sus socios “es muy buena”.
Puso como ejemplo que él mismo habla a diario con los parlamentarios socialistas y acuerdan iniciativas, según explicó, a pesar de que el líder del PSE, Eneko Andueza, haga declaraciones a veces “y meta la pata”. “La relación es buena, y es buena porque nuestra responsabilidad es sacar el país adelante. Tenemos un Gobierno fuerte que da estabilidad al país. La gasolina de nuestra paciencia son las ganas que tenemos de sacar este país adelante y la responsabilidad de hacerlo”, recalcó.