EH Bildu quiere presentarse como una formación de gobierno y, en ese empeño, la izquierda abertzale está protagonizando un viraje hacia posiciones más pragmáticas, también en el ámbito energético, a costa de la incomprensión de determinados sectores y presa de las dinámicas que este sector ha alimentado durante años. En ese contexto, su secretario general, Arnaldo Otegi, ha anunciado este miércoles que a la altura del mes de septiembre se celebrará una conferencia política en la que EH Bildu fijará posición sobre esta cuestión. Pero, al mismo tiempo, negó que exista una “lucha intestina” entre sus bases por el despliegue ordenado de parques eólicos y fotovoltaicos, según la expresión que él mismo utilizó en Radio Popular.
El ataque con bengalas a la vivienda de Aritz Otxandiano, hermano de Pello Otxandiano y responsable de sostenibilidad de Fagor, se ha interpretado como una demostración de las tensiones que está generando en la izquierda abertzale esta apuesta por los parques de energías renovables, aunque sea condicionada. Este sector político ha alimentado históricamente el rechazo a los macroproyectos, pero ha constatado una evidencia: es imposible cubrir la demanda vasca de energía renovable con la mera colocación de placas solares en el tejado de la vivienda de cada uno. Ahora se ha abierto a esos proyectos más amplios, pero no a todos. Quiere que el despliegue sea ordenado, planificado, con participación de los ayuntamientos y con el control de la administración pública. Es un discurso con matices para un público al que tiene muy acostumbrado al trazo más grueso. Y también está el asunto del lucro privado que cree que no repercute en los pueblos donde se ubican las instalaciones, y que ahorá tendrá que sortear pidiendo la implicación del sector público.
Este viraje ya comenzó a larvarse con el acuerdo sobre la Ley de Transición Energética del Gobierno de Urkullu. Fue una buena noticia para el PNV, que celebraría un gran pacto de país con la principal fuerza de la oposición, y salta a la vista que la implantación de los parques sería más sencilla sin un pulso institucional con sus ayuntamientos. Pero habrá que ver cómo se maneja Bildu en este terreno tan complicado.
Las condiciones de Otegi
Otegi defendió que este país siga siendo industrial porque permite distribuir la riqueza entre su ciudadanía. A partir de ahí, apostó por hacerlo con el menor grado de dependencia posible de la energía que suministran los estados español y francés. ¿Con qué clase de energía se tendría que funcionar? Otegi se remontó al rechazo de la izquierda abertzale a la energía nuclear y añadió que la apuesta eran las renovables. Pero puso condiciones: un “despliegue ordenado” con participación popular y de los ayuntamientos, que revierta económicamente en los pueblos, y que la administración pública pueda controlar estos parques frente a los “especuladores y piratas” que revenden sus licencias.
Ahora, Otegi defiende que los vascos “debemos aprender a hacer debates con serenidad”. Añadió que EH Bildu está “haciendo un debate para fijar posición” y que, una vez resuelto, irán al Parlamento para hacer una propuesta “clara”. Calculó que podría suceder en torno a septiembre, porque quieren “hacer un debate sosegado, con mucha gente, y canalizar los desasosiegos, que algunos son artificiales entre comillas porque algunos proyectos no se van a hacer en los pueblos por el tamiz del informe medioambiental”. Quería decir que se está poniendo la venda antes de la herida por proyectos que ni siquiera van a realizarse. Bildu fijará posición en una conferencia política que podría tener lugar en septiembre, según dijo.
Sí o no a Statkraft
Este tránsito está generando contradicciones. Bildu se abrió, por ejemplo, al parque eólico de Statkraft con el argumento de que lo impulsa una empresa pública noruega (aunque Noruega es un gigante del petróleo) pero, al final, en un clima de rechazo de algunas plataformas vecinales, sus ayuntamientos de Azpeitia, Zestoa y Errezil alegaron en contra por razones ambientales. En marzo, tres ediles de Arratzua-Ubarrundia dimitían por su rechazo a la fotovoltaica Vitoria Solar 1.