La negociación de transferencias, que llevaba dos años y siete meses paralizada, se retoma y lo hace con velocidad de crucero. En una legislatura donde Pedro Sánchez necesita sí o sí los cinco votos del PNV y tras una mañana plagada de guiños con el blindaje de los convenios autonómicos y la desanexión de Usansolo, el Estado ha dado un giro también en el autogobierno. La consejera Olatz Garamendi se ha encontrado este martes al otro lado de la mesa con un ministro de Política Territorial que no acudía precisamente con un folio en blanco, sino con los trabajos avanzados. La reunión entre los gobiernos vasco y español en Madrid para retomar las negociaciones para el cumplimiento del Estatuto de Gernika se ha saldado en la tarde de este martes con buenas vibraciones y con el inicio inmediato de las reuniones de trabajo, incluso en periodo navideño, la semana que viene, para cerrar las cesión a Euskadi de las tres competencias que tienen que llegar antes de marzo en virtud del pacto PNV-PSOE. El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, garantizó tras reunirse con la consejera de Autogobierno, Olatz Garamendi, que el Gobierno español cumplirá con los acuerdos y los plazos, y espera reunir las ponencias técnicas en enero para dar un empujón a las transferencias de ferrocarriles, convalidación de títulos universitarios extranjeros y labores de acogida.

El Gobierno de España va a cumplir con los acuerdos. Sabemos que hay algunos que son más difíciles que otros o que se pueden dificultar, pero nuestra voluntad es seguir en estos días de Navidad con esas reuniones y, en enero, tener la ponencia técnica”, dijo Torres. Ambas partes consideraron que el encuentro fue “muy productivo”, y Garamendi cree que se abre “un nuevo escenario” en la dinámica de trabajo. “He encontrado al ministro dispuesto a tratar todos los temas que tenemos. Además, los tenían muy avanzados”, constató la consejera, que había presionado días antes exigiendo otra actitud al Gobierno español. 

“El ministro ha utilizado en varias ocasiones la palabra prioritario. Y también hemos hablado de cumplir con los acuerdos. Por lo tanto, yo quiero pensar que vamos a hacerlo en esos tres meses”, dijo. El ministro insistió a Garamendi en que él comparte que la negociación es prioritaria. Torres lleva días asegurando en las entrevistas que él ha sido presidente de Canarias y tiene una sensibilidad propia de quien ha estado al otro lado de la mesa y comprende las urgencias de los territorios.

La consejera acudió a la cita con la intención de reactivar una negociación paralizada e impulsar todo aquello que fuera posible. También pidió la inmediata puesta en marcha de la comisión permanente para abordar todo el proceso pendiente, con una treintena de materias. Le puso sobre la mesa la documentación para activar esa comisión. El acuerdo PNV-PSOE fija que hay tres prioritarias que deben llegar en tres meses, pero el resto no quedan en un limbo, sino que deben cerrarse en dos años, incluida la gestión del régimen económico de la Seguridad Social. La propia Garamendi ya había enviado ofertas por propia iniciativa sobre migración, salvamento marítimo, litoral, meteorología, fondo de protección a la cinematografía, centro de verificación de maquinaria en Barakaldo y convalidación de títulos. El lehendakari confirmó en septiembre que se enviarían también las del puerto de Pasaia, Fogasa, paradores de Turismo y edificios de salud.

Sánchez y la relación "indestructible" con el PNV

La sensación de que las relaciones están engrasadas la alimentó también Pedro Sánchez en una conversación informal con los periodistas en la tradicional recepción navideña celebrada en La Moncloa. Dijo que los socialistas tienen una asociación estratégica de presente y futuro con el PNV y que su relación es indestructible, según recogieron Efe y Europa Press. Con estas palabras, pretendía sobre todo alejar la hipótesis de un acuerdo con EH Bildu tras las elecciones vascas, una hipótesis que desgasta a los socialistas, aunque estas palabras llegaron también en una jornada marcada por la sintonía y el cumplimiento de acuerdos con el PNV. Esto desactiva la tesis que agita el PP, la idea de que los jeltzales han hecho un mal negocio, cometen un error político apoyando a Sánchez y no tienen influencia.