Tanto ha condicionado el debate político la propuesta del lehendakari de crear una convención constitucional para acordar una nueva interpretación de la Constitución española, que Iñigo Urkullu y sus portavoces son requeridos ahora de manera constante por la prensa para que ofrezcan los detalles de la iniciativa. El planteamiento puede servir para abrir el melón del debate territorial en el Estado, en una nueva legislatura de Pedro Sánchez y, en ese contexto, el lehendakari ha planteado este lunes la posibilidad de que ese foro de debate se constituya en el Congreso de los Diputados, y que se active a través de una iniciativa parlamentaria que inste al Gobierno de Sánchez a crearlo. Según fuentes de Lehendakaritza consultadas por este periódico, se refería a una proposición no de ley, que son las iniciativas que sirven para instar al Gobierno a realizar una determinada acción. En la entrevista concedida a Radio Euskadi, Urkullu añadió que en esa convención tendrían que tomar parte los presidentes autonómicos.
¿Era la intención del lehendakari anticipar una inminente actuación del PNV en ese sentido? No. En primer lugar, Sánchez tendría que ser investido como presidente porque aún se encuentra en funciones tras las elecciones generales de julio, y además está claro que no dará ningún paso hasta que compruebe si esa propuesta puede contentar también a los nacionalistas catalanes y generar un mínimo de consenso. Parece asumido que no dará el salto sin comprobar antes si hay agua en la piscina. ERC ha dicho estos días que la propuesta es insuficiente porque su hoja de ruta es la amnistía, aunque esa cuestión no aborda el problema de fondo territorial ni inhabilitaría por tanto la propuesta del foro constitucional del lehendakari; y también pide el referéndum de autodeterminación, que Sánchez no quiere conceder, al menos por ahora. Por tanto, y a la espera de las condiciones que fije este martes desde Junts Carles Puigdemont, Sánchez podría estudiar propuestas como la del lehendakari, que simplemente piden un foro de diálogo sin prejuzgar el resultado final que debe salir de esa reflexión. El propio ministro Bolaños le reconoció como virtud que plantea un acuerdo entre diferentes dentro del marco constitucional.
Urkullu ha defendido este lunes que la convención constitucional va dirigida a toda la representación política del Estado y que podría tener lugar en el Congreso con diputados y senadores, expertos y presidentes de las comunidades autónomas. Confirmó, como ya adelantó el viernes en su edición digital este periódico, que se inspira en los precedentes de Canadá, Alemania e Irlanda. Sostuvo que es una vía para el “diálogo”, que está planteando un marco en el que sea posible un diálogo sosegado y un pacto. “Necesitamos un encuentro organizado y de forma acordada”, alentó.
Incluso añadió que hay diputados constituyentes aún vivos que pueden aportar su experiencia, y justificó nuevamente la necesidad de este foro en que durante la redacción de la Constitución española no existían las comunidades autónomas y el texto jurídico tiene “pendiente” abordar ese modelo territorial. Alertó también sobre el espíritu recentralizador que desató la Loapa, y sobre cómo se está desarrollando el autogobierno, amenazado por un proceso de erosión de su contenido. Planteó “una reflexión que no da por sentada ninguna conclusión, sino que es un proceso flexible abierto a un diálogo sosegado”.
En ese sentido, recordó que el Parlamento Vasco ha tenido una ponencia de autogobierno para estudiar una reforma del Estatuto y que, aunque ahora él no habla de reformar la Constitución sino de estudiar sus “potencialidades”, podría imitarse esa metodología vasca, con un foro en el Congreso. Sugirió que una iniciativa parlamentaria podría instar a dar ese paso y crear ese órgano. En el caso de Euskadi, repitió que la reforma constitucional no sería necesaria, sino que bastaría con recurrir a la disposición adicional primera de la Constitución sobre los derechos históricos que permite actualizar el autogobierno.
Que participe el PP
Sobre los participantes, aseguró que sería deseable que se involucrasen “todos los partidos”, ERC y Junts, las nacionalidades históricas, los territorios cada uno desde su realidad, y también el PP porque, si finalmente se decidiera optar por una reforma constitucional, sus votos serían indispensables.
Sobre esta convención constitucional se han pronunciado casi todos los actores políticos en los últimos días, incluso barones socialistas que en principio tienen un discurso centralista pero que, ante la posibilidad de que esta iniciativa salga adelante, también se quieren posicionar en la mesa y ponen como condición que se aborden también sus problemas. La hoja de ruta del debate está abierta. El lehendakari plantea un sistema de garantías para que se respete el autogobierno, un sistema de lealtad mutua con el Estado y el reconocimiento de la plurinacionalidad, entre otras cuestiones. También plantea la capacidad de decidir pactada.
Condiciones a Sánchez
Por otro lado, a Urkullu se le preguntó qué precio mínimo debería fijar el PNV a cambio de respaldar la investidura de Sánchez, una cuestión en la que no quiso entrar con el argumento de que no es quién para hablar por boca de los jeltzales. Como lehendakari, destacó la necesidad de dar un paso más que estos años, y hablar del incumplimiento del Estatuto, de la Comisión de Cooperación para transferir todas las materias, y de los puntos “revisables” en esta ley para poner fin a la erosión silenciosa del Tribunal Constitucional y las leyes básicas estatales.