oy suben las temperaturas en todo el país, gran bochorno en Sanxenxo”. La ironía de la exvicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo en un tuit refleja a la perfección la salvamización en que, entre aduladores, opinadores y medios, se ha convertido el regreso del emérito al Estado español. A la historia le cuadra la moraleja del cuento de Hans Christian Andersen, El traje nuevo del emperador, que nos advierte de cualquier verdad obvia negada por la mayoría a pesar de la evidencia, cuando literariamente el pueblo y todos los cortesanos apreciaban el atuendo de un rey que iba desnudo. La dirigente socialista remató luego su impresión con una invitación: “Hoy el lugar más interesante para estar en Galicia es Viveiro”. A unos cuantos kilómetros se encontraba Juan Carlos de Borbón, quien recibido a gritos de ¡Viva el rey! por sus férreos defensores llegó a las 12.29 horas al real Club Náutico de la localidad pontevedresa, acompañado por su hija Elena, para disfrutar de un día de regatas.
Caminando con severa dificultad, vestido con un chaleco color crudo, pantalón rojo, polo blanco y deportivas, y como si los 654 días transcurridos desde que se escapó a Abu Dhabi cercado por presuntos casos de corrupción no hubieran pasado; el emérito se dio un baño de masas con la ausencia de su hijo, Felipe VI, y de la reina Sofía. Todo para deleitarse con una de sus mayores pasiones, la vela, junto al regatista Pedro Campos, que lo tiene acogido en su chalet de la parroquia de Nanín. Tras degustar la noche del viernes una cena casera, ayer quiso desayunar fuerte, junto al alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín, y a su buen amigo y anfitrión. Fruta y huevos fritos para coger fuerzas en una bochornosa jornada en la citada zona costera. Después se fotografió con la tripulación del Bribón, el barco con el que ganó el Mundial de 2019 en Finlandia, pero finalmente no compitió y se subió a bordo de una zódiac del Náutico de Sanxenxo, de nombre Cristina. Como su otra hija.
Asistido para desplazarse, mientras permaneció en el club recibió varios regalos, como el libro A guía da luz: faros de Galicia e a súa gastronomía, y unas zocas de madera hechas por Alberto Geada, con imágenes suyas y de su esposa, que le entregó una periodista de la TVG. “Se encuentra muy bien, emocionado y contentísimo de estar de vuelta en un país que ama”, describió el regidor, el más interesado por la promoción turística de su municipio. Es más, el propio Juan Carlos I le transmitió su intención de volver el próximo mes para defender el título de campeón del mundo de la clase 6m, del 10 al 19 de junio. “Me ha dicho que él siempre está en deuda con Sanxenxo, y le he respondido que somos nosotros los que estamos en deuda con él. Si Sanxenxo tuviera que pagar con dinero lo que lleva haciendo por nosotros, no habría dinero para pagarlo”, reconoció el primer edil. Miembros del club deslizaron que el rey les preguntó por la evolución de la pandemia y por la gastronomía de la zona y, además, debió exclamar: “Nunca me habían hecho tantas fotos en mi vida”. De hecho, se acreditaron 180 periodistas pertenecientes a 100 medios nacionales e internacionales.
Felipe VI no alteró su agenda y presidió la reunión del Consejo Científico del Real Instituto Elcano en el Palacio de La Granja (Segovia), mientras la reina Sofía volvía de Miami, donde asistió a actividades organizadas con motivo del V Centenario de la primera vuelta al mundo de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. Entre tanto, el emérito fue la estrella tanto en Al rojo vivo como en El programa de Ana Rosa. Quizás por convertir su vida en un folletín. l
“Suben las temperaturas, gran bochorno en Sanxenxo”, tuiteó la exvicepresidenta Carmen Calvo; mientras, el rey degustaba fruta y huevos
Con la reina Sofía en Miami y su hijo negándose a alterar la agenda, el emérito lucía tanto en un informativo como en ?‘El programa de Ana Rosa’