El presidente andaluz, Juanma Moreno (PP), ha pulsado este lunes el botón electoral cinco meses antes del fin de la legislatura, con el argumento de la crisis económica y la falta de un presupuesto, y ha fijado para el 19 de junio unos comicios que también supondrán el primer gran test para Alberto Núñez Feijóo.
Serán unas elecciones andaluzas con marcado perfil nacional, ya que permitirán calibrar, en una comunidad con 8,5 millones de habitantes, si hay erosión en el PSOE de Pedro Sánchez, cómo ha quedado el PP de Feijóo tras la renovación de hace unas semanas, o hasta dónde está subiendo Vox, aunque con los matices autonómicos.
Moreno, que siempre ha asegurado que su deseo era agotar la legislatura hasta final de noviembre, apuesta por avanzar los comicios a junio, en lo que para él es sólo "un adelanto técnico", con el justificante de la difícil situación económica y la necesidad de que tras el proceso electoral se puedan aprobar unos presupuestos para 2023, ya que las cuentas actuales están prorrogadas.
El presidente de la Junta pone fecha al fin a lo que ya había confirmado este fin de semana y que dejaba entrever en las últimas fechas, las elecciones de junio, después del cambio de discurso que se ha producido en abril, cuando se empezó a incluir el justificante de la situación económica para abrir el camino al adelanto.
La convocatoria, que es potestad única del presidente de la Junta, se hace sin el aval de Ciudadanos, su socio de Gobierno, ya que el vicepresidente y líder de la formación naranja, Juan Marín, siempre ha abogado por agotar la legislatura y ha defendido que no era razonable adelantar unas elecciones en esta situación económica.
Sin embargo, esta convocatoria difiere de las de la Comunidad de Madrid o Castilla y León, ya que la sintonía entre ambas formaciones ha sido la tónica y ambos destinarán sus esfuerzos en la campaña a defender la gestión del Ejecutivo bipartito.
"Periodo de reflexión"
Moreno ha empleado varias semanas como "periodo de reflexión" sobre cuándo convocar las elecciones, en junio o en otoño, y se ha querido armar de razones con diferentes reuniones con representantes de instituciones económicas para dar sustento a la convocatoria.
Sin embargo, la oposición considera que únicamente busca un interés electoral y no se cree los argumentos que esgrime el presidente de la Junta, al que acusan de construir un relato a su antojo para justificarse.
Hasta las últimas semanas en las filas de los populares había cierta división sobre cuándo había que convocar. Por supuesto, también en el Gobierno, donde las consejerías naranjas del Ejecutivo querían agotar el mandato que iniciaron tras las elecciones de 2018.
Sin embargo, en los últimos días era ya un secreto a voces que la legislatura llegaba a su fin, como el propio Moreno dijo. Marín lo ha intentado evitar, pero la amistad que une a ambos dirigentes no ha sido suficiente para parar el adelanto.
El presidente pone fin a una legislatura con una pandemia mundial y una crisis económica en la que su figura ha salido reforzada, con el papel de favorito en todas las encuestas, en una comunidad que hasta diciembre de 2018 siempre había sido gobernada por el PSOE.
Además, la convocatoria llega en un momento en el que las encuestas están marcando que el PP recuperaría con Feijóo los puntos perdidos por la crisis vivida tras la guerra entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso.
En Andalucía, los sondeos prevén una victoria holgada de Moreno, que siempre necesitaría para gobernar a Vox, partido que está en ascenso en la comunidad, mientras que el actual socio de gobierno, Ciudadanos, pasaría casi a la irrelevancia.
La puerta de la coalición electoral entre PP y Cs está abierta. Los populares estudiarán si le es rentable, en número de escaños, ir con un Ciudadanos en decadencia, mientras que desde la formación naranja aseguran que irán solos, aunque ellos fueron los primeros en poner encima de la mesa esa posibilidad hace unos meses.
Según el último barómetro del Centra, similar al del CIS pero a nivel autonómico, toda la izquierda junta sumaría menos que el PP, ya que el PSOE de Juan Espadas parece que no levanta el vuelo y los partidos a su izquierda tardan en cerrar sus fracturas internas y sus debates sobre quién debe ser el candidato, si de Podemos o de IU.
El escenario más previsible al que se enfrentará Moreno, quien desea gobernar en solitario, es el de la negociación de un gobierno o de legislatura con Vox, lo que situaría en una encrucijada a la marca moderada que transmite el presidente andaluz y en un dilema con visos nacionales a Alberto Núñez Feijóo.
Más allá de la extrapolación estatal que tendría cualquier pacto, Moreno defiende la autonomía de las organizaciones territoriales del PP para cerrar los pactos de gobierno y parece que tendrá manos libres para ello.
Andalucía entra desde este momento oficialmente en la carrera electoral, aunque en la práctica ya lo estaba desde la ruptura de Vox con el Gobierno de PP y Cs, que provocó la caída del presupuesto de 2022 con sus votos en contra y los del PSOE y Unidas Podemos.
Quedan por delante dos meses de precampaña y campaña en un periodo de festejos en Andalucía, con lo que ello conlleva. Las fiestas de primavera no han hecho más que empezar.