- Caminaban por las calles de Azkoitia el 29 de marzo de 1980, como cualquier otro día más, cuando vieron un paquete extraño en mitad de la calle. José María Piris Carballo regresaba de jugar un partido de fútbol cuando se adelantó a su compañero Fernando García López. Piris le dio una patada al bulto y el tiempo se detuvo de súbito. Aquel objeto extraño escondía una bomba colocada -y desprendida- en los bajos del coche de un guardia civil. La explosión acabó con la vida de Piris en el acto; su amigo resultó herido de gravedad. Ayer, 42 años después del trágico suceso, Azkoitia rindió un emotivo homenaje al niño, en el que participaron la familia -que regresó a Extremadura tras los hechos- y la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal.

“Esa bomba nunca debió ser colocada; porque no hay idea ni proyecto político que merezca ser defendida mediante la violencia... Contra nadie”, indicó la consejera, quien profundizó en que aquel artefacto colocado por ETA no fue un “error” -tal y como ha sido catalogado por la organización terrorista desde entonces-. “José María y Fernando no fueron víctimas de un error, no son daños colaterales. El terrorismo de ETA y su fundación fueron un error. El terrorismo no ha dejado daños colaterales, ha dejado víctimas; personas a las que injustamente se les arrebató y se les truncó la vida. No en nuestro nombre. Aquel sábado de 1980 nos arrebataron a un niño; nos arrebataron un trozo de nuestra libertad”, manifestó.

La iniciativa del homenaje al primer niño asesinado por ETA partió de la Asociación Extremeña de Víctimas del Terrorismo y ha sido organizada por el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, a través de su Dirección de Derechos Humanos, Víctimas y Diversidad, en colaboración con el Ayuntamiento de Azkoitia. Artolazabal, durante su discurso, quiso también mirar al futuro. “Hoy -por ayer- nos une el dolor, la cercanía”, señaló, y resaltó el compromiso de la sociedad vasca “con un futuro con memoria; la memoria de José María, la memoria de todas las víctimas del terrorismo y de la vulneración de los derechos humanos”.

Por su parte, García López -quien sufriera graves heridas- vivió con “muchísima emoción” el acto de homenaje a Piris de ayer, que consistió en una ofrenda floral a la estela funeraria del malogrado niño en Azkoitia. Por su parte, el representante de la Asociación Extremeña de Víctimas del Terrrorismo, José María Antón, solicitó a las autoridades que “intervengan para mitigar el dolor” que se reabre en los allegados de la víctimas “con esos jolgorios despampanantes” de los “ongi etorris”, además de instar al borrado de pintadas.

Familia presente. Además de representantes institucionales, la familia de Piris -que volvió a la localidad de San Vicente de Alcántara, Badajoz, tras el atentado- estuvo presente en Azkoitia. En el acto participó su hermano Juan Antonio.

Estela. La estela funeraria que recuerda el fallecimiento de Piris fue colocada por el entonces alcalde de Azkoitia y posteriormente diputado general de Gipuzkoa, Roman Sodupe.