- En los momentos más tensos del proceso soberanista, tras las cargas policiales contra el referéndum unilateral de independencia y mientras se mascaba la tragedia entre Catalunya y el Estado, el PNV se posicionó a favor del diálogo entre las dos partes, el cese de la confrontación y el fin del recurso permanente a los tribunales por parte del Estado. El lehendakari Urkullu llegó a protagonizar un intento de mediación entre el entonces president Puigdemont, de JxCat, y el Gobierno español del PP. Las elecciones catalanas del domingo se prestan a múltiples lecturas, pero una de ellas es la victoria de la vía del diálogo bilateral que predica el PNV, tanto en el bloque estatal (ganó el PSC), como en el soberanista, donde se produce un cambio en el liderazgo con el triunfo de ERC. En principio, la JxCat de Laura Borràs y Carles Puigdemont, con un planteamiento que recela de la mesa de diálogo pactada por ERC con el Gobierno español de Pedro Sánchez, pierde el timón del procés, aunque sus votos serían necesarios para alumbrar un Govern soberanista.
El PNV reunió ayer a su Ejecutiva en Araba para acudir al funeral de Xabier Agirre y analizó las elecciones, pero no quiso realizar ninguna valoración y se remitió a los tuits de su presidente Andoni Ortuzar en la noche electoral. Sobre el papel, el socio estratégico del PNV, el PDeCAT, en cuya campaña ha participado el partido jeltzale, se ha quedado fuera del Parlament. La candidatura de Àngels Chacón obtuvo cerca de 77.000 votos y acarició por momentos un escaño. Al PDeCAT se le abre un escenario complicado, pero los votos que ha logrado preocupan a JxCat. La pérdida de votos que se registró en JxCat por esta opción más posibilista y pactista se está estudiando en los cuarteles generales de la formación de Puigdemont y ayer esta coalición, que mantiene una relación fría con el PNV y el lehendakari desde la mediación fallida, se abrió a hacer propósito de enmienda. Aunque el PNV pierda la referencia de sus socios en el Parlament, en la práctica las tesis dialogantes de los jeltzales se han impuesto en los dos bloques (ganan PSC y ERC), y el PDeCAT tiene la sensación de que su resultado podría haber sido otro si hubiera tenido más tiempo para consolidarse. La campaña se le hizo corta.
No fue óbice para que la izquierda abertzale tratara de extraer provecho a los resultados volviendo a poner sobre la mesa que es EH Bildu quien tiene una unidad estratégica con ERC en el Congreso de los Diputados. No obstante, la vía pragmática que defienden los republicanos catalanes se aproxima más a la posición histórica del PNV que a la tradicional confrontación de la izquierda abertzale. Incluso se ha plasmado en alguna incoherencia en campaña: el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, hizo campaña por la ERC de Pere Aragonès, mientras que Arkaitz Rodríguez (líder de Sortu, el socio de mayor peso en la entente) participó en un encuentro telemático con una fuerza antisistema y partidaria de la vía unilateral como la CUP, formación con la que también tiene vínculos Alternatiba, cuya cara visible es Oskar Matute.
Arnaldo Otegi aseguró ayer que la alianza estratégica con ERC sale reforzada y que el independentismo crece por la izquierda, pasando por alto la posición un tanto errática en campaña. El PNV podría decir que ha sido socio histórico de todo el espacio posconvergente y que, si sumara los votos de JxCat, PDeCAT y el PNC de Marta Pascal, en realidad hubieran ganado las elecciones a ERC. Los votos del PDeCAT son claves para que el independentismo haya superado el 50%.
El PSC ha ganado en número de votos, con un empate a 33 escaños con ERC. La vía del deshielo con los republicanos catalanes en Madrid ha tenido su premio en las elecciones, frente a la poca utilidad que ha demostrado Ciudadanos en una legislatura donde ha tenido el liderazgo dentro del espectro constitucionalista. ERC también se impone a JxCat y, aunque lo hace solo por un escaño y otra fuerza partidaria del choque con el Estado como lo es la CUP tendrá unos potentes 9 escaños, la pérdida de votos entre los de Puigdemont por opciones más conciliadoras como el PDeCAT no oculta que la noche no fue como esperaba el soberanismo más unilateral.
El lehendakari, Iñigo Urkullu, no quiso ayer entrometerse en la formación de un nuevo gobierno ni recomendar la fórmula transversal con los socialistas, con quienes él mismo gestiona la comunidad autónoma. Se limitó a decir que espera que pueda haber “una gobernabilidad y una estabilidad en beneficio del pueblo de Catalunya”. Desde el PNV, Ortuzar puso el foco en la victoria de la mayoría soberanista y la necesidad de articular una solución dialogada porque los catalanes quieren decidir su futuro, aunque también felicitó al PSC porque su triunfo es el reflejo de una sociedad plural. Por ello, pidió en Twitter “sentarse en una mesa y alumbrar una solución democrática para el reconocimiento nacional de Catalu-nya, como en el caso de Euskadi”.
El PDeCAT, que cuenta con el apoyo de Artur Mas y es la heredera espiritual de Convergència, anunció ayer por boca de David Bonvehí que se ha autoimpuesto “un periodo de reflexión de unos días” antes de convocar un Consejo Nacional, donde se tomará una decisión sobre los próximos pasos de un partido que recoge una tradición con cuatro décadas de historia y ahora se queda sin altavoz parlamentario.
“Espero que haya gobernabilidad y estabilidad en beneficio del pueblo de Catalunya”
Lehendakari
“Toca sentarse en una mesa y alumbrar una solución democrática para Catalunya”
Presidente del EBB del PNV