- El Gobierno español, a través de su portavoz, María Jesús Montero, trata de cerrar filas con Pablo Iglesias y resta importancia a las declaraciones del vicepresidente segundo, que en una entrevista al diario Ara afirmó que en el Estado español no hay “plena normalidad democrática”. Moncloa enmarca estas manifestaciones en la campaña de las elecciones catalanas y hay que “comprenderlas” en ese contexto, si bien el Ejecutivo de Pedro Sánchez tiene claro que “España es una democracia plena y consolidada”.
Al ser repreguntada sobre este asunto, Montero reafirmó que su Gabinete no tiene ninguna duda de que los independentistas condenados por el procés no son presos políticos sino “políticos presos”. “Esta cuestión no tiene ninguna discusión”, señaló. Eso sí, añadió que la mesa desde la que comparece para informar del Consejo de Ministros no es “el traductor oficial de los ministros cuando hay alguna duda de sus intenciones” y que, por ello, es mejor preguntarle a Iglesias directamente al respecto.
El presidente de Unidas Podemos en el Congreso, Jaume Asens, ciñe a la normalidad de un Gobierno de coalición las “diferencias percepciones” sobre la calidad democrática. De hecho, la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, dijo discrepar “absolutamente” de las aseveraciones de Iglesias. Por su parte, el portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián, ve positivo que el líder de Podemos verbalice que “España tiene enormes carencias democráticas”, lo que, a su juicio, es una “obviedad terrible” constatada por Amnistía Internacional y otros organismos pro Derechos Humanos.
Por su parte, el presidente del PP, Pablo Casado, exigió a Sánchez que cese de inmediato a Iglesias o, de lo contrario, será “cómplice y responsable” de esas mismas palabras. Igualmente, le retó a decirle al ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, que “no va a haber mesa de amnistía y autodeterminación porque España ni es una dictadura ni Catalunya es una colonia de España”.