- Pausado y categórico en la reflexión, y en el punto de mira de cierto nicho soberanista, sobre todo en JxCat desde la investidura telemática fallida de Carles Puigdemont; el presidente del Parlament rechaza de plano la opción del tripartito junto al PSC. Roger Torrent llama a la unidad del independentismo ampliando junto a los comunes una mayoría, liderada por ERC, que obligue al Estado a enterrar su inmovilismo y judicialización respecto al conflicto catalán.
¿Las trabas para el dispositivo electoral son la prueba de que este 14-F debió ser pospuesto?
-Lo más recomendable no era celebrar las elecciones en esta fecha porque así lo decían los datos sanitarios. Era mejor esperar al 30 de mayo por ser un tiempo prudencial para que la situación epidemiológica mejorara. Así lo acordamos todos los grupos a excepción de un PSC que miró a intereses electorales. Y así lo quisieron los tribunales. En cualquier caso, la logística está ya a punto y estamos convencidos de que todo funcionará dentro de la máxima normalidad posible.
Esquerra no tuvo reparos en censurar una 'operación de Estado' impulsada desde Moncloa.
-Porque ya lo hemos vivido. En 2017 con Ciudadanos y Arrimadas como trampolín de los intereses del establishment; y lo volvemos a ver con el candidato Illa. Un ministro de Sanidad que dejó sus responsabilidades en plena tercera ola para aspirar a la Generalitat, auspiciado por toda esta operación político-judicial que ha buscado su contexto más favorable, y en el que incluimos titulares, encuestas y espiral mediática. El último ejemplo, el CIS al servicio del PSOE para condicionar un estado anímico que impulse al que fue responsable sanitario del Gobierno peor valorado en cuanto a la gestión de la pandemia.
No parece el mejor precedente para confiar en la mesa de diálogo como salida al conflicto político.
-Nosotros estamos convencidos de que el método es la negociación política para un conflicto que es de naturaleza política. El referéndum es inevitable aunque ahora parezca imposible y lo que debemos hacer es aprovechar el marco de negociación propuesto por Esquerra: eso implica que el Estado reconozca este conflicto y a su interlocutor. Toca profundizar en crear las condiciones objetivas para este referéndum.
¿Colocar a Illa como foco de campaña no puede serles contraproducente? Su lema llama al cuerpo a cuerpo: o Pere Aragonès o Salvador Illa.
-Pero es que estas elecciones van de qué modelo liderará la reconstrucción de Catalunya. El de ERC: una república catalana al servicio de todos los ciudadanos. O el de un PSC que no dudaría en aceptar los votos de la extrema derecha con tal de gobernar. Es decir, solución democrática o apostar por el 155 y la monarquía corrupta. Nosotros proponemos una vía amplia que sume las máximas sensibilidades en torno a los grandes consensos que hay en Catalunya: la amnistía y la autodeterminación, junto a una salida progresista. de izquierdas, a la crisis. Y eso solo lo garantiza Esquerra. Son dos modelos antagónicos.
Sin embargo, o no les creen cuando lo niegan, o surgen dudas. ¿Pactará ERC con el PSC? ¿Habrá tripartito? -Tantas veces como nos lo pregunten, tantas veces lo negaremos y responderemos lo mismo. En palabras de Oriol Junqueras, que no pueden ser más categóricas, es imposible que Esquerra pacte con el PSC porque es la representación del 155 y la represión política que hemos vivido en los últimos años. Pero es que además se encuentra en las antípodas nuestras desde el punto de vista ideológico. Son en el Estado el Gobierno que se autoproclama el más progresista de la historia y, sin embargo, aún no ha derogado ni la ley Mordaza ni la reforma laboral, ni ha ayudado con un solo euro a los sectores de población más afectados por la crisis. Nuestra trayectoria nos avala. Hemos sido en las elecciones generales y municipales, sobre todo en el área metropolitana de Barcelona, la alternativa al PSC.
Llegan al 14-F con otro mantra: que ERC solo gana en las encuestas.
-La única posibilidad de que haya un gobierno independentista y de izquierdas es ERC. Las encuestas, en las que no hay interés espúreo, nos dan como ganadores y en estas autonómicas hay una oportunidad histórica que no vamos a desaprovechar.
Las rencillas entre soberanistas, según Gabriel Rufián, entregan el presente y el futuro al PSC. Han sido tantas que se hace difícil ver cómo cosen otro pacto independentista.
-Tendrá que haber un ejercicio de cambio, de introspección y análisis autocrítico de todo lo que no hemos hecho suficientemente bien. Es inexcusable cambiar las dinámicas de relación en este próximo ciclo político que debe contar con más coordinación y cooperación, y no competencia permanente que solo sirve para desgastar al socio por uno o dos escaños más en detrimento del cómputo general. De ahí nuestra apelación a las grandes mayorías que propicien un desbordamiento democrático y nos lleven a la independencia. Nuestras relaciones tendrán que seguir otro tipo de coordenadas.
Muchas de estas desavenencias se han centralizado en su figura. La no investidura telemática de Carles Puigdemont, la posición de los letrados del Parlament, el acta de Quim Torra... ¿Se ha sentido usted el enemigo público número uno de JxCat?
-Nosotros lo que hemos hecho siempre es supeditar nuestras decisiones a dos preguntas concretas y un método específico: si nuestra apuesta mejoraba las condiciones de vida de la ciudadanía catalana y si eso nos acercaba más a la independencia. Si la respuesta es que sí, estamos dispuestos a hacer lo que haga falta para avanzar. Pero si es que no o es confusa, hay que replantearse estratégicamente cuál es nuestro camino. Y en cuanto al método, desde el punto de vista independentista y de transformación social, plantearnos si el escenario que se abre con nuestros pasos es mejor o peor que el anterior. Si en el mundo independentista utilizamos la represión para desgastarnos entre nosotros, nos empequeñece. Es imprescindible tener una agenda política clara. No malgastemos más tiempo en pugnas internas, polémicas estériles y retórica que no lleva a ninguna parte.
Recientemente, el expresident Puigdemont se abría a la investidura de Aragonès, en apariencia, con una carga de exigencias más plausible. Quizás con menos condicionantes. E incluso cuando se le interpelaba por los 'comunes'.
-Es que el conjunto del independentismo es consciente de que solamente sumando a los que no son independentistas desde el punto de vista electoral, pero rechazan la existencia de presos y exiliados, seremos más fuertes. El núcleo duro del independentismo ya está convencido, toca sumar en los márgenes electorales. Tenemos que salir de la zona de confort. En ERC hemos hecho un ejercicio de reflexión largo y profundo, no exento de mirarnos en el espejo y de afrontar nuestras propias contradicciones. Es verdad, se empieza a intuir esa unidad estratégica más allá de las palabras.
¿Hablar de superar el 50% de votos, y qué se hace con ello, no puede llevar al desencanto pese a poder obtener de nuevo un gran resultado?
-El 50% es una condición necesaria pero no definitiva. Se deben dar otros condicionantes de carácter político y social, y de alianzas internacionales, que nos permitan mejorar nuestra posición de fuerza para forzar al Estado hacia el referéndum. Insisto: un elemento clave es tener una mayoría que permita ganar legitimidad interna y fortaleza de cara al Estado.
Pero es que pensar en un referéndum pactado...
-Pero es que el referéndum es el mejor instrumento, el que genera más consensos en Catalunya y más contradicciones en el Estado. Es irrenunciable y el que está reconocido internacionalmente. Seguro que seremos capaces de generar todas las condiciones que nos conduzcan a que sea inevitable pese a que el Gobierno quiera cronificar el conflicto.
Moncloa habla de desjudicializar el conflicto pero la Fiscalía ya piensa en revocar el tercer grado de los presos soberanistas, la Justicia obligó a ERC a modificar sus listas inhabilitando al conseller Bernat Solé...
-El Estado español no aceptará nada por vocación y devoción democrática, pero debemos hacer todo lo posible para que le resulte, en términos democráticos, mucho más caro no aceptar el referéndum que hacerlo. Apelamos al principio que ha llevado a votaciones históricas como en Quebec y Escocia. Nuestra fuerza es la de las urnas y la de las mayorías, no tenemos otra al no ser un Estado.
¿Le suena a mera propaganda que desde Madrid se metan los indultos en la coctelera del debate?
-Claramente. Es otra pieza más de la operación de Estado. Es un debate que se paraliza o camina en función de los intereses electorales del PSOE. Los presos independentistas lo que reclaman es una ley de amnistía.
Al menos, Sánchez ya dejó de hablar de que en Catalunya lo que hay es un problema de convivencia.
-Lo que hay son consensos cercanos al 80% y un problema de represión. 2.850 represaliados. Y esto afecta al conjunto de los demócratas.
Personalmente, y con la carga del cargo -que se lo pregunten a Carme Forcadell-, ¿está dispuesto a repetir como presidente del Parlament?
-Le sonará a respuesta de manual pero es la verdad. Estoy al servicio de Esquerra y de Pere Aragonès, que será seguro president de la Generalitat. A mí, desde el punto de vista generacional, no me tocaba ser presidente del Parlament, pero el tener a una generación de líderes en la cárcel hizo que diésemos un paso al frente por unas circunstancias que no estaban en el guión. Por todo eso he aprendido a no hacer planes a medio y largo plazo.
Desde la óptica de Euskadi, y quizá sea una visión de trazo grueso, se dice que últimamente ERC, por su pragmatismo, se parece más al PNV que a EH Bildu, con quien establece sus pactos y acuerdos. Al revés de lo que sucede con Junts.
-Nuestras razones de cohesión ideológica y de función estratégica son con Bildu, con quien nos sentimos perfectamente representados. Esquerra es independentista; y de siempre. Nuestro proyecto es de justicia social, de izquierdas e independentista. No ha cambiado nunca ni lo va a hacer.
La alusión es por Laura Borràs. Si Aragonès hubiera estado sometido a investigación, ¿ERC le habría presentado en sus listas?
-Rotundamente no. Llevamos 90 años sin casos de corrupción y somos coherentes con nuestro legado.
Se habla de que Vox puede radicalizar el Parlament. ¿Esa función no la ha desempeñado ya C's?
-La herencia de C's es crispar y fruto de esa actitud es su más que probable bajada sustancial. Pero que el fascismo entre sería muy mala noticia.
¿Teme que los números lleven al bloqueo y la repetición electoral?
-Esperemos no llegar a ese drama. Es necesario un Govern sólido, fuerte y estable, e independentista, en la actual emergencia social.
"El mundo independentista no puede usar la represión para desgastarse por uno o dos escaños, toca abandonar la competencia permanente"
"Ha existido una operación de Estado para favorecer a Illa, que no dudará en aceptar los votos de la extrema derecha para gobernar"
"El referéndum es inevitable aunque ahora nos parezca imposible, y para crear las condiciones están marcos como la mesa de diálogo"
"El 50% de los votos es una condición necesaria pero no definitiva. Debemos salir de la zona de confort y sumar las máximas sensibilidades"
"¿Si Pere Aragonès hubiese estado sometido ahora a investigación judicial, habría figurado en nuestras listas? Rotundamente no"
"Nuestra cohesión ideológica y función estratégica es con Bildu, con quien nos sentimos representados. Esquerra es independentista; de siempre"