- Lo que durante años parecía una quimera está a punto de hacerse realidad, al menos para veinte familias de Euskadi. Todas ellas han llegado al final del proceso para recuperar a sus allegados del Valle de los Caídos, donde yacen más de 33.000 restos humanos, más de 1.300 de vascos, la practica totalidad sin el permiso de las familias. Las veinte -en breve serán 23- han entregado toda la documentación y cuentan con el permiso de Patrimonio Nacional para llegar a las criptas donde se encuentran. Si todo va según lo previsto, el equipo de médicos forenses liderado por Paco Etxeberria llegará a los cuerpos en enero -en total, 54 familias de todo el Estado tienen permiso para ello- y si es posible recuperarlos se les identificará para su traslado a Euskadi, donde serán inhumados en el lugar indicado por sus más cercanos. Todos soportan la misma losa pero han atravesado circunstancias muy diferentes, como atestiguan tres de estas familias pioneras a DNA.
Historia triste
La de Alesander Aretxabaleta Goicoetxea es una "historia triste", como afirma su sobrina Jasone. Nacido en marzo de 1920 en Markina-Xemein, los sublevados del pueblo le dijeron que, si se alistaba con ellos, sacarían a su padre de la cárcel de San Cristóbal. Así lo hizo pero no cumplieron su promesa y murió en combate en enero de 1939 en Lleida. Ahí terminaría la historia si no fuera por el listado de vascos enterrados en el Valle de los Caídos publicado por Gogora y que se sigue actualizando. Alesander aparecía en la lista, lo que cayó como una bomba en su familia.
"No teníamos ni la más remota idea de que pudiera estar allí", afirma Jasone. Entonces se pusieron en contacto con Gogora y Ahaztuen Oroimena, y con Patrimonio Nacional para cumplir todos los pasos de cara a recuperar a su tío, y admite que "todo ha ido muy rápido y bien". Lo vertiginoso de su caso queda patente en que ya han aportado incluso la prueba de ADN para comparar con los restos, y es que tres hermanos de Alesander viven todavía, una de ellas casi centenaria.
Los tíos de Jasone expresaron algunas reticencias por lo que este proceso supone de "revivir el dolor" de una familia con fuertes lazos nacionalistas que "ha sufrido muchísimo". Pero "los más jóvenes no teníamos ninguna duda" y fueron adelante. "Si se analizan los restos y se comprueba que es él queremos sacarle. Que esté allí es un insulto a nuestra familia y a la memoria de sus padres", añade. Eso sí, hay que esperar a entrar en la cripta: "Estamos a la expectativa y con ganas pero también nos podemos llevar una gran desilusión", si el columbario no está en buenas condiciones o los restos no son los de su familiar.
Asignatura pendiente
La historia de Benito Artetxe Berasategi, natural de Amorebieta-Etxano y fallecido en Teruel en 1937, destaca porque dos de sus sobrinos-nietos, Iñigo Artetxe e Itziar Enparantza, que no se conocían en persona, le buscaban cada uno por su lado y acabaron encontrándose en este empeño. Mientras Artetxe le daba por perdido en una sima irrecuperable de Cella (Teruel), fue ella la que vio a Benito en el listado de Gogora. El pasado marzo, en la antesala de la pandemia, localizó a Iñigo y le trasladó la noticia. "¿Cómo? Venga, a garrote, a por él", respondió.
"Benito siempre ha sido la asignatura pendiente de la familia, ha estado desaparecido pero siempre presente", afirma Iñigo. Itziar buscaba en realidad información de su abuela, que marchó a Filipinas, y dio con el hermano de ésta, que "murió en la guerra". Restan importancia a que esté en el Valle, ya que la alternativa era peor, "que estuviera en una fosa común". Iñigo se confiesa obsesionado con la imagen de la caída de Bilbao y a ambos les intrigan los huecos en la historia de Benito: "¿Cómo llegó a Teruel?". Creen que pudo ser un gudari hecho prisionero y obligado a combatir con los sublevados, pero siguen "escarbando". Su idea es enterrarle en un panteón familiar en Amorebieta, con su hermana y sus sobrinos.
Árbol genealógico
El caso de Juan Ramón Sertutxa, de 83 años, se diferencia en que lleva desde 2004 tras la pista de su tío, Santiago Sertucha Larrea, que murió el 23 de enero de 1939 en Zaragoza tras ser herido en el frente catalán y cuyos restos fueron llevados al Valle de los Caídos en 1961. Se muestra optimista pero prudente y recuerda las tres condiciones de Patrimonio Nacional para las exhumaciones: "Que los restos estén localizados, la identificación del ADN y que los medios necesarios no resulten desproporcionados".
Confía además en el buen estado de las cajas ya que su tío se encuentra en la quinta planta de la Capilla del Santo Sepulcro y "no creo que las inundaciones hayan llegado hasta allí". Sertutxa coincide con el resto en que el fin es enterrarle en su localidad natal, en este caso Erandio, "donde debería estar", y él mismo se ha ofrecido a aportar su ADN.
Recuerda que ya en marzo de 2019 se dirigió a Patrimonio Nacional y que recibió su visto bueno hace dos semanas. El inicio de su búsqueda fue cuando, recién jubilado, se puso a hacer el árbol genealógico familiar. "Llegó un momento en que me quedé estancado porque no tenía más parientes que buscar y pensé en los que están en el olvido", incluyendo otro tío y uno de sus abuelos. Lamenta que Instituciones Penitenciarias "no daba información muy precisa" y agradece la "extraordinaria colaboración" de Gogora.
Primer piso. Florencio Fernández de Larrinoa Martínez de Cestafe.
Segundo piso. Ángel Villambiste Castañeda.
José Arregui Lasa.
Jose Arrieta Lejardi.
Jose Larrañaga Sarraoa.
Julian Ibarrolaza Echebarria.
Tercer piso. Constancio Allende Sancho.
Quinto piso. Antonio Arrizabalaga Ugarte.
Benito Hilario Aguinaga Ugalde.
José Rodríguez Pérez.
*Jose Manuel Basurco Amuchastegui.
Martin Hilario Intxaurrondo Danborenea.
*Melchor Lázaro Soto.
Miguel Artabe Echevarria.
Santiago Sertucha Larrea.
Víctor Villambiste Castañeda.
Tercer piso. Alejandro Arechavaleta Goicoechea.
Benito Arteche Berasategi.
Fermín Bragado Arribas.
Lucas Ugarte Plaza.
Primer piso. Agustín Iglesias Echevarria.
David Isart Lascurain.
Segundo piso. *Emiliano Aurrecoechea Nieva.
*Tres familias están pendientes de ver completados los trámites para recuperar a sus allegados.
Herido en un bombardeo. Luchó en el Batallón Fulgencio Mateos hasta que fue apresado y obligado a combatir con el bando italiano. En diciembre de 1938 fue herido en un bombardeo y falleció en enero. Está en el Valle desde mayo de 1961.
Supuesto accidente. Nacido en Amorebieta-Etxano en 1909, estuvo afiliado al PNV. Murió en la estación de Cella (Teruel) en diciembre de 1937, según el acta de defunción por un accidente fortuito. Fue llevado a Cuelgamuros el 1 de febrero de 1966.
Alistado a la fuerza. Se unió al ejército sublevado ante la promesa, incumplida, de que sacarían a su padre de la cárcel de San Cristóbal. Murió combatiendo en Lleida el 11 de enero de 1939. Sus restos fueron trasladados al Valle el 19 de abril de 1963.
"Queremos sacarle, es un insulto a la memoria de sus padres que sus restos estén allí"
Sobrina de Alesander Aretxabaleta
"¿Que Benito está en el Valle de los Caídos? Venga, vamos a garrote, a por él"
Sobrinos-nietos de Benito Artetxe
"Prevemos que en breve nuestro familiar será por fin inhumado en Erandio, donde debería estar"
Sobrino de Santiago Sertucha