MADRID - El traslado de los restos de Francisco Franco desde el Valle de los Caídos al cementerio de El Pardo se hará con sigilo y sin interferir en el día a día del barrio madrileño. Así lo aseguró ayer el ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, quien insistió en que el Ejecutivo de Sánchez no quiere convertir la exhumación del dictador en un espectáculo. Marlaska, que asistió en Logroño a la celebración del Día de la Policía Nacional, aseguró que el momento de la exhumación e inhumación del dictador “será un día para la seriedad y, sobre todo, para la democracia”. “Que repose con la dignidad que merece todo ser humano, pero lo que no podía ser era la exaltación a diario de un dictador, con el consiguiente menosprecio a tantas víctimas que sufrieron su dictadura”, señaló.
El responsable de Interior, sin embargo, no puso fecha para llevar a cabo la exhumación, entre otras cosas porque todavía está pendiente del veto del juez madrileño Yusty Basterreche, que no concedió la licencia de obra para abrir la sepultura en Cuelgamuros. “Ya veremos cuándo se hace. Depende de dictar un acuerdo adecuado”, resaltó.
Y si desde el Ejecutivo del PSOE se incide en que no habrá espectáculo en el trámite, los vecinos de El Pardo, barrio de Madrid desde 1950, se ponen ya en el día después del traslado de los restos del dictador y temen que la zona se convierta en lugar de culto y peregrinación. La Asociación Vecinal El Pardo en Común rechaza la inhumación de los restos de Franco en su cementerio. “Nos oponemos que nuestro barrio sea el nuevo epicentro de la peregrinación de los nostálgicos del franquismo cada 20 de noviembre. Condenar a un barrio que sufrió la represión salvaje de los aliados de Franco rompería la convivencia y generaría malestar entre vecinos y acólitos de la dictadura”, afirmó un portavoz de la entidad. No obstante, expresó su apoyo a la decisión de exhumar de los restos de dictador y aboga porque el Valle de los Caídos sea “reconvertido y resignificado para desterrar su herencia franquista”, y de esta manera, “reparar la memoria de los miles de presos republicanos, demócratas y antifascistas que allí yacen al morir trabajando como mano de obra esclava para la construcción del monumento al dictador”.
Casado y Sánchez Además, siguen las reacciones a la decisión adoptada por el Supremo, y el Vaticano afirmó ayer que no se opone a la exhumación del dictador “si así lo ha decidido la autoridad competente”. Asimismo, si el martes Pablo Casado eludió pronunciarse, ayer el líder del PP no pudo escurrir el bulto ante una pregunta directa en la entrevista que concedió a Onda Cero. Casado afirmó que él no gastaría ni un euro en desenterrar a Franco y afeó a PSOE que “siempre” saque este asunto en periodo electoral. “Tengo dos niños pequeños y me gustaría estar hablando de la España de mis hijos y de mis nietos, y no de la España de mis abuelos, sobre todo porque yo creo que el pacto de la Transición fue ejemplar y no hay nada que reescribir. Creo que la Constitución restañó estas heridas”, enfatizó. El presidente en funciones, Pedro Sánchez, aprovechó su discurso en la Asamblea General de la ONU para señalar que la sentencia del Supremo permite “cerrar un capítulo oscuro de la historia” de España: “Ningún enemigo de la democracia merece un lugar de culto ni respeto institucional”.