madrid - El fin de semana ha pasado sin que el PSOE y Unidas Podemos hayan realizado ningún movimiento para desbloquear la investidura, negociar un programa o intercambiarse documentos. Tampoco hay fecha para otra reunión. Desde la infructuosa reunión del jueves, no ha habido novedades. Carmen Calvo, la responsable del equipo negociador socialista, se descargó toda la responsabilidad ayer por la noche en La Sexta asegurando que fue Podemos quien pidió en la reunión del jueves un tiempo para analizar el documento que le presentaron y “consultarlo a la organización”. Esta versión no se corresponde con la del partido morado, que ya el sábado se quejó por boca de Pablo Echenique de que las horas pasaban y no habían recibido más papeles, dando a entender que eran ellos quienes estaban a la espera del PSOE. El enredo sigue y el PSOE deja ver con esta estrategia que pretende depositar toda la presión y la culpa de las elecciones en Podemos. “Esto empieza a no depender de nosotros”, dijo Calvo.
La vicepresidenta española dijo que el PSOE está esperando una respuesta a la “salida intermedia” que plantea. Se niega a dar entrada a ministros de Podemos, pero propone mecanismos de control del pacto y que el partido entre en órganos supervisores como la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Ayer Calvo añadió que antes de eso es necesario un “acuerdo sobre gobernabilidad efectiva cada semana”. La reunión entre Sánchez y Pablo Iglesias tampoco tiene fecha y solo se concretará si hay avances. “Lo que acordamos es que ellos tenían que tomarse un tiempo para reflexionar sobre el documento. Esa noche del jueves acordamos que teníamos que reflexionar. Siempre he llamado yo a Echenique y no tengo ningún problema en volver a llamar. Esto empieza a no depender ya de nosotros”, dijo, para anunciar que, si hoy no hay respuesta, ella misma llamará. Fue tajante cuando se le preguntó si estarían dispuestos a un gobierno de coalición con tal de evitar elecciones: “No. Y ellos lo saben”.
PSOE y Unidas Podemos afrontan la semana clave para la investidura y para evitar las elecciones generales el 10 de noviembre. Se calcula que el rey español, Felipe VI, tendrá que convocar una nueva ronda de partidos en torno al día 16. De ahí que el tiempo apremie y que el plazo para llegar a un acuerdo acabe, a juicio de muchos, esta misma semana. Tras la reunión de casi cinco horas que mantuvieron las delegaciones de ambos partidos el jueves sin que se produjera ni un solo avance, el clima sigue siendo de ruptura, y a todo ello se le suma ahora que la situación está tomando un tinte claramente preelectoral. El PSOE está celebrando actos con estética de mitin, y también el PP, mientras la radiotelevisión pública española licita ya contratos para el decorado de los comicios. Persiste el choque en torno a la fórmula de gobierno, donde Podemos insiste en entrar en el Ejecutivo. A estas alturas el pulso se libra ya mirando a las encuestas, confiando en que el rival ceda si los sondeos no le auguran buenos resultados.
El clima que se va a generar esta semana tampoco es el más propicio. Pasado mañana tendrá lugar un pleno en el Congreso de los Diputados donde Podemos va a preguntar al presidente en funciones qué balance hace de su etapa en funciones. Si todo va según lo previsto, la pregunta la formulará, para más señas, Pablo Iglesias, con quien la relación está tocada.