Madrid - Evitar trasladar la investidura a septiembre era uno de los objetivos de la sesión en tres actos que se ha vivido esta semana en el Congreso. La celebración de la Diada el 11-S y, sobre todo, la futura sentencia del procés abocan a un escenario incierto en el que cualquier acuerdo se antoja mucho más complicado. El portavoz de ERC en la Cámara baja, Gabriel Rufián, se encargó de situar al conjunto de diputados ante este incómodo espejo: “Septiembre nos complica la vida a todos”, dijo, una vez se confirmó el fracaso del entendimiento entre PSOE y Unidas Podemos.
En un discurso vehemente y con dosis de emotividad, Rufián reprendió con dureza a los dirigentes de ambas formaciones, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. “Se arrepentirán de no haber aprovechado esta oportunidad”, señaló, y agregó que “debería darles vergüenza” por llevar a la izquierda a esta nueva derrota. Frente a ello, contrapuso el “enorme ejercicio de responsabilidad y generosidad” exhibido por su partido, que cambió el voto negativo del pasado martes por la abstención, independientemente del resultado de la votación. Una postura que le valió los reproches de JxCat, formación que se mantuvo en el no, lo que ha ahondado en las diferencias que separan a los socios del Govern.
Mientras, lamentó ayer el dirigente republicano, Sánchez e Iglesias no son capaces de salir de la “intransigencia”. “No se trata de ver quién lo explica mejor, porque nos meterán a todos en el mismo saco”, sentenció Rufián, afeando también a los dos partidos su lucha por el relato. En declaraciones a los medios tras el Pleno, no pudo asegurar que su grupo vaya a mantener la abstención si se produce una nueva sesión de investidura antes del 23 de septiembre: “No tenemos una bola de cristal y este será el otoño más complicado de los últimos años”.
Añadió que aunque septiembre será “un mal momento para hacer política”, ERC hará todo lo posible para fomentar el diálogo, la negociación y el acuerdo. Insistió por ello en que seguirán haciendo su trabajo “porque en la calle no entienden nada, la gente solo ve que nos echamos los trastos a la cabeza”. En su intervención antes de la segunda votación de la investidura, Rufián incluso deslizó que la intención de Sánchez podría ser que ERC se mantuviera en el no, para meterles así en el mismo saco que el PP, Ciudadanos y Vox, el de “la intransigencia, el bloqueo y el odio”, censuró.
“Miren a la derecha, están aplaudiendo con las orejas”, les soltó tanto a Sánchez como a Iglesias después de identificarse como uno de los “miembros de la banda” a la que aludió el líder de C’s, Albert Rivera, al que situó de forma irónica como integrante del “comando” que, según él, lidera el líder de Vox, Santiago Abascal. A Sánchez le reprochó que fue “un error” vetar a Iglesias en el Consejo de Ministros porque eso hizo “subir el precio” de la puja, mientras que al líder de Podemos le recriminó que no aceptase los ministerios que le ofreció el PSOE. “Entren en el gobierno, demuestren durante cuatro años que son mejores y cóbrenselo en unas futuras generales”, les recomendó.
Rufián finalizó con una última llamada al diálogo: “La palabra puede vencer al odio, la izquierda puede ganar de una vez por todas”. Antes de volver a su escaño, entregó a Sánchez e Iglesias un ejemplar de un libro de cuentos que el líder de ERC, Oriol Junqueras, ha escrito desde la cárcel para sus hijos.
155 votos en contra El voto diferenciado del independentismo catalán generó las críticas de dirigentes de JxCat. Así, mientras Rufián lamentó en Twitter los “155 votos en contra” de Sánchez, el mismo número que el artículo de la Constitución que se aplicó para suspender la autonomía en Catalunya, por la misma red social le replicó el diputado de JxCat Sergi Miquel: “14 abstenciones a cambio de nada”. Un mensaje que retuiteó el expresident Carles Puigdemont, que aseguró que “JxCat no olvida que en Madrid lo más importante que hay que defender, en nombre de nuestros votantes, no es la unidad de las izquierdas”.