BILBAO - El hundimiento del PP en las elecciones generales celebradas ayer lleva la firma de Pablo Casado en el Estado español y singularmente el de Javier Maroto en Euskadi. El vicesecretario de Organización del PP y director de la campaña de este partido no ha conseguido escaño por Araba, uno de los feudos tradicionales de los populares que consideraban este territorio como un bastión inexpugnable.

Sin embargo, el PP se ha quedado sin representación por este territorio y Maroto se ha quedado fuera del Congreso de los Diputados. El descalabro es aún más duro ya que quien le ha apeado del parlamento español ha sido EH Bildu, que ha conseguido el cuarto y último diputado por Álava en la persona de Iñaki Ruiz de Pinedo. Tan solo 384 han separado al exalcalde de Gasteiz de lograr ese escaño que en los primeros compases del escrutinio se iba decantando a su favor pero que a partir de la mitad del recuento pasaba a manos de su oponente. Es la primera vez que el PP no logra representación al Congreso de los Diputados por Álava desde 1989.

Maroto, junto con Casado, es el principal responsable de la deba-cle electoral de su partido en el conjunto del Estado español y, por ende, de Euskadi. Como director de campaña del partido es el responsable del viraje hacia la derecha dura representada por Vox y Ciudadanos, abandonando la moderación y el espacio del centro que había ocupado su partido en los tiempos de Mariano Rajoy. Esa huida hacia la derecha le ha obligado a endurecer el tono y el discurso, competiendo con Ciudadanos y Vox a la hora de darse golpes en el pecho en la defensa de la unidad de España. A la vista está que la estrategia no ha dado sus frutos, tampoco en Euskadi, a pesar de que los populares vascos ya venían avisándolo por lo bajo.

Casado ha perdido estas elecciones más de la mitad de los escaños logrados por Rajoy en 2016. Se queda en 66, muy lejos de los 134 de hace tres años. El líder del PP no ha dudado en exhibir datos falsos y tampoco ha escatimado en descalificaciones e insultos contra Pedro Sánchez, al que llamó “traidor” por dialogar con las fuerzas independentistas y por haberse apoyado en los batasunos de Bildu.

El PP se ha dejado cerca de 10.000 votos respecto de las anteriores generales. Una parte significativa de esa fuga ha ido a parar a Ciudadanos y a Vox. Resulta poco probable que esos votos se hallan desplazado hacia siglas de izquierdas y por tanto no es descabellado pensar que buena parte del resto de los votos desplazados hayan tenido como destino el PNV.