gasteiz - ¿Le han robado el móvil en algún momento de la legislatura que ahora termina?
-No me han robado el móvil, pero más allá de la broma lo que está saliendo demuestra que no solamente ha habido o hay una operación de espionaje contra al menos los líderes de Podemos, sino que hay una operación todavía más grave de montaje de noticias falsas. Un montaje muy elaborado, no es cualquier cosa que unos policías por órdenes del ministro del Interior se vayan a Venezuela a hablar con un exministro de Chávez para articular un documento falso de financiación de Podemos. Es gravísimo, y por cierto es muy lamentable el silencio del resto de partidos, que intentan pasar de puntillas por el tema. El PSOE silba como si no fuera con ellos cuando esos policías siguen a sueldo del Ministerio del Interior. En definitiva, es uno de los grandes escándalos de la democracia.
¿Sienten impotencia al comprobar que un hecho de esas dimensiones no es más que otro elemento de la campaña en la agenda política?
-Absolutamente, cuestiones mucho más secundarias se convierten en los temas de discusión de una campaña muy marcada por la agenda de la extrema derecha, lo que es terrible, porque la derecha le sigue el juego. Es dramático oír las cosas de las que se están hablando, pero espero que la gente se lo haga pagar en las urnas claramente, que se mande un mensaje muy claro de que no queremos que esta gente vuelva a estar ni siquiera cerca del Gobierno.
La mayoría de la moción de censura ha demostrado ser muy inestable. ¿Temen que incluso ganando Sánchez las elecciones España esté abocada a un gobierno de derechas tarde o temprano?
-A nosotros nos preocupa ahora mismo la movilización del electorado, que la gente vaya a votar para evitar que la derecha pueda sumar. En segundo lugar estamos convencidos de que el PSOE quiere pactar con Ciudadanos antes que con nosotros. Es un partido incapaz de enfrentarse con firmeza cuando hay intereses del sistema de por medio, y al final acaban siempre cediendo, sea en los temas de cambio climático, de energía, de democracia, de cloacas del Estado, temas sociales... Si no hay una fuerza capaz de condicionar esas políticas el PSOE va a preferir un Gobierno alineado con el sistema, y eso sería una mala noticia.
¿No creen que la radicalidad de los mensajes de la derecha va a movilizar el voto de izquierdas?
-En el conjunto del Estado sí hay bastante movilización, pero en Álava el hecho de que las elecciones se celebren en el día de San Prudencio puede dejar una alta abstención. El tema es que la gente de izquierdas vote por correo o participe.
¿En qué medida le ha perjudicado a Unidos Podemos su posición en estos años con respecto a Catalunya, dada la polarización creciente del debate?
-Unidos Podemos es la única fuerza estatal que mantiene una posición fuera del discurso casi único en España, el del 155, muy represivo contra el independentismo catalán. Nosotros tenemos otra reflexión sobre el tema territorial, basada en la construcción de un Estado desde el diálogo, el acuerdo y el entendimiento mutuo, y quizás el principal valor que aportamos es que decimos lo mismo en Madrid que en Sevilla que en Barcelona; que no estamos de acuerdo con que haya presos políticos, que hay que buscar una vía de solución dialogada, y eso se ha utilizado contra nosotros en el Estado y seguramente nos ha perjudicado electoralmente.
¿No ha habido ley de cambio climático en estos ocho meses porque Sánchez no ha podido o porque no ha querido?
-Porque no ha querido. Realmente la ley estaba hecha, nosotros la teníamos presentada desde junio de 2018 y se podían haber basado en ese proyecto, con las modificaciones que fuera, pero no han querido. En este como en otros temas el PSOE cede a los intereses del sistema, en el mismo momento en el que sectores industriales pusieron el grito en el cielo metieron el freno y solo la presentan con la legislatura terminada y cuando no se puede tramitar en el Congreso.
Sí se ha derogado el ‘impuesto al sol’.
-Sí, es una lucha que llevábamos adelante muchos colectivos y partidos, prácticamente todos menos el PP, y finalmente aunque sea en tiempo de descuento se ha conseguido que el autoconsumo pueda desarrollarse. Es sin duda un avance de estos meses, y ahora de lo que se trata es de que en esta legislatura que entra se apruebe una ley ambiciosa de cambio climático, en la que se ponga el marco para esa descarbonización en la que todo el mundo está de acuerdo y que los jóvenes reclaman en la calle cada vez con más fuerza. No podemos seguir mirando para otro lado.
¿Harán mella en la política, en los grandes partidos, esas movilizaciones de la juventud?
-Sí, yo creo que sí, están consiguiendo poner el tema en la agenda. El último informe de la Agencia Española de Meteorología es demoledor sobre el avance de las zonas semiáridas en España, sobre la reducción de la disponibilidad de agua, sobre el aumento de las temperaturas, de casi dos grados ya en la Península Ibérica. Es el territorio de Europa que con más intensidad está sufriendo el cambio climático y el tema no está en campaña, cuando es un drama lo que está ocurriendo sobre el territorio. Eso muestra hasta qué punto el debate político está fuera de la realidad, de lo que importa a la gente.
¿Es en cierta medida esta situación una oportunidad para formaciones como Equo, dado que en Europa los partidos verdes crecen a la par que la extrema derecha, y ejercen de contrapeso, y en España no?
-Sin duda es una oportunidad porque es un momento en el que hay que hablar mucho más fuerte de estos temas. También es verdad que los temas se transversalizan y eso es bueno, es bueno que otros partidos hablen del cambio climático y que el tema esté en la agenda, que es de lo que se trata. En todo caso, a partir de este ciclo electoral, también en España el espacio verde va a crecer y va a tener mucha más presencia política.
En el caso de Equo, se ha optado por sumar fuerzas a cambio de perder visibilidad. ¿Cree que a largo plazo puede hacerles perder eco entre la ciudadanía?
-Eso es así. Cuando se opta por una confluencia, una coalición, tienes la ventaja de que sumas en un espacio mayor y tienes más capacidad de influir, y tienes el inconveniente de que pierdes visibilidad. Hemos sido capaces de meter en la agenda muchas cuestiones. El plan Horizonte verde del programa de Unidas Podemos es un tremendamente verde, valga la redundancia, muy influido por el trabajo de estos años en el Parlamento. Hemos influido sobre temas animalistas y en otras cuestiones, y por eso insisto en que ha sido la decisión correcta, aunque haya tenido un coste.
Al fin y al cabo están en el Congreso.
-Sí, y además el sistema electoral español es muy difícil para un partido que empieza, si no tienes recursos, claro. Vox tuvo un millón de euros para las europeas de 2014 y no consiguieron nada, nosotros sacamos un eurodiputado con 80.000 euros. El problema de las fuerzas ecologistas o de izquierdas es que no tenemos los mismos recursos, esa es la realidad.
¿Cómo valora, desde fuera, la tensiones en sus socios de coalición y el perjuicio que puede causar a la marca Unidas Podemos?
-Con tristeza, porque también nos afecta internamente a nosotros. Es como una piedra tirada en un estanque, tiene repercusiones en las demás formaciones del acuerdo, y la situación no ha sido fácil. Hay una reflexión de que hay que intentar mirar hacia adelante y no repetir estos errores. También es verdad que estamos en un espacio muy amplio creado en muy poco tiempo, ha llegado gente de toda condición y no es tan fácil gestionarlo. Lo venimos pagando casi desde el comienzo. La de 2015 empezó con el cese de Roberto Uriarte, secretario general de Podemos en Euskadi, que hoy es candidato. Ya hemos vivido esa situación y estamos acostumbrados a hacer campaña en condiciones complicadas internamente.