Iruñea -Kenneth Bergara, un testigo de los desgraciados hechos ocurridos en el bar Koxka de Altsasu durante la madrugada del 15 de octubre de 2016, declaró ayer en la vista oral de la Audiencia Nacional que se sigue contra los ocho jóvenes implicados, en la que se presentó como amigo de los acusados Oihan Arnaz (lo proponía su defensa), Jon Ander Cob y Julen Goikoetxea -con estos dos últimos juega en el equipo de fútbol- pero al que a su vez le unía amistad con una de las víctimas y denunciante, María José, la novia del teniente de la Guardia Civil agredido. En su relato de lo sucedido aseguró que no ha mantenido contacto con ella desde que sucedieron los hechos.

El testigo, uno de los que deben ser valorados como más imparciales por el tribunal debido a que participó en el incidente como apaciguador, plantó cara a los presuntos agresores e intentó defender a su amiga María José y al teniente cuando salían del bar. Este testigo, pese a su relevancia, no había sido citado para declarar ni por la Guardia Civil ni por la juez instructora Carmen Lamela, pese a que la denunciante (María José) ya le citaba en su denuncia y contaba su intervención.

Bergara manifestó que dentro del local no hubo agresiones directas, golpes, puñetazos o patadas, como narran en la denuncia, sino que hubo “empujones” y que todo ocurrió fuera del Koxka, pero que para cuando él salió “el teniente estaba ya en el suelo y le daban algún golpe en la espalda”. No vio que acometieran en ese momento ni contra el sargento ni contra su pareja y es incapaz de identificar a los agresores. El motivo por el que no los identifica, le preguntaron desde la acusación. “No sé quiénes eran. Traté de proteger a María José con la espalda y ella cubría al teniente. Los sacaron del bar a empujones Y no los reconozco porque había poca luz, habíamos bebido, estábamos de fiesta y había gente de fuera que no conocía” y, respecto al exterior del establecimiento, no los identifica porque “los que daban golpes iban tapados o encapuchados y pasaban corriendo y se iban”. Durante su declaración señaló que “había sangre, el teniente estaba en el suelo y traté de protegerle, al tiempo que María José le abrazaba para que no le pegaran”.

En lo que fue más tajante el testigo fue en reconocer que a los pocos días del suceso habló con el hermano de María José. “Y ¿no le dijo que su hermana tenía razón en todo?”, le interrogó la acusación particular. A lo que Bergara respondía negativamente: “No, en todo no, porque todo no era cierto. Entiendo que no era cierto eso de que fuera premeditado y que iban a por ellos. A su hermano le di mi punto de vista. Pensé que había gente que iban a por ellos, pero han metido a gente (como acusados) que no tenían que estar aquí”.

Esta frase la retomó la abogada Eva Gimbernat, que defiende al acusado Jon Ander Cob, para el que piden 50 años de prisión. “Cuando se refiere a que hay acusados que no deberían estar aquí, ¿puede referirse, entre otros, a Jon Ander Cob?”, preguntó, al tiempo que Bergara respondió afirmativamente. “No lo recuerdo dentro del Koxka. La primera vez que lo vi fue cuando salí a la calle porque venía llegando desde otra calle. Pero no estaba en el bar”, precisó. También afirmó que, cuando empezó el incidente, a Oihan Arnanz “me lo llevé a la zona de los baños para evitar que se metiera en problemas”. Además, afirmó que los padres del principal acusado le habían pedido que declarara.

El testigo, que llegó a Altsasu hace 16 años y estaba en el bar porque había tenido cena con el equipo de fútbol, explicó que estuvo en el Koxka con María José N.C. y que ésta le pidió que acompañara a su pareja, el teniente de la Guardia Civil, al servicio, pero no le especificó por qué. El muchacho reconoció también que se ha sentido “un poco” presionado para declarar. Posteriormente, publicó un comentario en su cuenta de Twitter en el que trata de aclarar lo declarado ante el tribunal: “A ver, lo de que me han presionado a ir a declarar no es así, se ha interpretado mal, solo me insistieron con todo el respeto del mundo. No he tenido ninguna presión de nadie”.La otra camarera que trabajaba en el bar Koxka declaró ayer, un día después de su compañera de trabajo, y afirmó que no observó ninguna agresión multitudinaria dentro del establecimiento durante la noche de los hechos. La testigo aseguró que en ocasiones anteriores ha visto “más peleas en el bar” y, en esos casos, “es algo bastante notorio porque hay un movimiento violento dentro del local”.