MADRID - El Gobierno español respondió ayer al PNV con una de cal y otra de arena. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, garantizó a los jeltzales que va a remitir este año al Congreso de los Diputados la Ley Quinquenal del Cupo y las modificaciones en el Concierto Económico, en tiempo y forma para que puedan entrar en vigor el 1 de enero de 2018, tal y como acordaron en la negociación de los Presupuestos estatales de este año. Sin embargo, el jeltzale Aitor Esteban daba por sentada esa buena disposición (lo contrario hubiera supuesto una afrenta que el PNV no quería ni imaginar), y lo que esperaba era una fecha concreta.

Planteó como escenario ideal que remitiera mañana el acuerdo al Congreso para que se someta a votación, porque no hay ninguna razón objetiva que justifique la tardanza. Pero Montoro se resistió a poner fecha con el argumento de que tiene que amarrar apoyos. En cualquier caso, quiso recalcar que se va a mantener fiel a los compromisos, y que aún hay tiempo hasta fin de año. Intentó que los jeltzales durmieran más tranquilos, pero el PNV mantendrá un ojo abierto por su falta de concreción.

Esteban llevó el cumplimiento de los acuerdos a la sesión del Congreso. En el limbo legislativo que se ha desatado por la crisis catalana, esa parte del acuerdo presupuestario aún no ha pasado el trámite final. El PNV espera que no haya nada detrás como, por ejemplo, un intento de presión a los jeltzales para que den estabilidad al Gobierno español en futuras ocasiones. Montoro dejó ver con su respuesta que no es así.

Los gobiernos vasco y español acordaron en verano unas modificaciones que incrementan la capacidad de las diputaciones forales para recaudar impuestos y propiciarán que unas 300 empresas pasen a tributar ante las instituciones vascas y no ante el Estado; y pactaron una nueva Ley Quinquenal del Cupo, muy importante para el PNV por su trasfondo político. La ley va garantizar la paz fiscal entre ambos gobiernos para toda la legislatura y es, para el PNV, la prueba de que hay margen para consolidar una relación en pie de igualdad con el Estado. Regulará hasta 2021 el cálculo del Cupo, el dinero que paga Euskadi a Madrid por las competencias no transferidas. Se evita que el cálculo quede a merced de la interpretación unilateral que haga el Estado.

“hay prisa” Esteban recriminó ayer a Montoro que hayan transcurrido tres meses desde el acuerdo y que aún no haya pasado por el Congreso. Madrid afronta este debate sin imponerse ningún tipo de presión, pero las instituciones vascas tienen que diseñar sus proyectos presupuestarios (el Gobierno Vasco lo presentará el martes) y, para ello, tienen que contar con un marco financiero claramente establecido. “Lo único que tiene que hacer el Gobierno es remitir el acuerdo a la Cámara. No se entiende este retraso. Espero que me diga que lo va a remitir el viernes”, dijo Esteban.

Montoro comenzó su respuesta con una declaración de intenciones. “El Gobierno es fiel a sus compromisos. Lo haremos cuanto antes. Tenga la seguridad de que las modificaciones estarán aprobadas a finales de año”, recalcó. Sin embargo, rechazó concretar una fecha. “No tenemos una apremiante urgencia como si se nos hubiera ido el calendario”, dijo, para argumentar después que su gobierno debe buscar apoyos. Esteban le contestó que sí hay prisa, le recordó que las instituciones vascas deben diseñar sus Presupuestos, y mencionó que de esta ley depende que acabe el “lío contable” entre los gobiernos. Recordó que estos pactos son palabras mayores porque se cerraron entre gobiernos. “Tome nota de la pregunta que le hacemos; yo tomo nota de su respuesta”, concluyó.

“¡Claro que tomo nota!”, replicó Montoro, asegurando que su gobierno “no solo va a cumplir”, sino que también tiene intención de extender el acuerdo a Navarra. El PNV no se explica la alusión del ministro a la necesidad de lograr apoyos, porque debería limitarse a llevar el acuerdo en sus actuales términos al Congreso. Además, ven garantizado el aval del PSOE y Podemos.