bilbao - El lehendakari apostó ayer por conjugar el principio de legalidad con el principio democrático para dar cauce a las reivindicaciones de Catalunya. Urkullu cree que a estas alturas debería ser evidente que las demandas soberanistas tienen un arraigo social importante en Catalunya, y pide encauzar esas legítimas aspiraciones y no darles la espalda con vetos. En cualquier caso, su apuesta es también la legalidad y el pacto para solucionar el conflicto. Urkullu ha defendido en más de una ocasión la vía del referéndum legal y pactado.
En una visita al paisaje industrial del río Barbadun, el lehendakari pidió dar respuesta a “las aspiraciones legítimas” del pueblo catalán conjugando “el principio democrático con el principio de legalidad”. “Hay un arraigo social muy importante y unas aspiraciones legítimas de una sociedad”, recalcó. “Ese arraigo de esas aspiraciones tiene que tener también una respuesta desde la conjugación del principio democrático con el principio de legalidad. Y vengo insistiendo en que creo que legalidad, realismo, legitimidad y democracia tienen que confluir también en lo que pueda ser algo que ayude en la convivencia”, añadió.
El lehendakari se ha mostrado muy crítico con la cerrazón del Estado español, no solamente porque Mariano Rajoy no haya propuesto ninguna solución política y haya dado un enfoque policial y judicial al contencioso, sino también porque el rey español, Felipe VI, tuvo un pronunciamiento muy duro contra el Govern, y su interpretación de los acontecimientos se redujo a que Puigdemont está quebrando la ley. Felipe VI no valoró la movilización ciudadana que tiene detrás el proceso soberanista. En cualquier caso, la propuesta del lehendakari es también la del acuerdo y el diálogo, y pide evitar cualquier decisión que pueda dinamitar los puentes. Es de sobra conocida su apuesta por un referéndum pactado como solución al conflicto, y ha pedido en las últimas semanas al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, que medie en este proceso, aunque el líder europeo dio ayer un sonoro portazo a todos los llamamientos a favor de la mediación.
El lehendakari dijo ayer que él no es quién para decir al president de la Generalitat, Carles Puigdemont, lo que debe escribir en su respuesta al requerimiento de Rajoy, que amaga con activar el artículo 155 de la Constitución española si el Govern no rectifica. Se negó a hacer “cábalas o conjeturas” sobre la respuesta que debe dar.
derechos históricos Por otro lado, el lehendakari cree que Euskadi tiene un enganche importante para encauzar sus demandas a través de los derechos históricos que le reconocen la Constitución española y el Estatuto de Gernika. Se refirió a la “posibilidad del mayor desarrollo todavía de la disposición adicional primera de la Constitución o de la disposición adicional única del Estatuto”. “Y ahí está la clave, en lo que es la conjugación del principio de legalidad con el principio democrático en sociedades modernas en las que hay un arraigo social muy importante de aspiraciones legítimas”, dijo.
También se refirió a la posible reforma de la Constitución, aunque en el caso vasco cree que la clave está en “empezar” por “hablar más de nuestra propia casa”. Puso el foco en la Ponencia de Autogobierno del Parlamento Vasco y confía en que pueda alumbrar un acuerdo “interno” entre los partidos. “La fortaleza de lo que podamos hacer también mirando al conjunto del Estado será el acuerdo interno que alcancemos aquí en Euskadi y que lo podamos elevar a pacto con el Estado”, dijo.