madrid - Las primeras decisiones que está tomando Pedro Sánchez al frente del PSOE anticipan un giro del partido hacia posiciones claramente identificadas con la izquierda y de mayor oposición al Gobierno español de Mariano Rajoy. Al mismo tiempo que explora acuerdos con Podemos y Ciudadanos para establecer dinámicas parlamentarias que tumben las reformas más controvertidas de Rajoy, Sánchez está revisando el discurso en un asunto de Estado como lo son los flujos económicos y la política internacional. Si hasta hace unas horas el PSOE defendía el tratado de libre comercio europeo con Canadá, ahora se va a replantear su voto y podría alinearse con Podemos y los activistas antiglobalización en un cambio de criterio inesperado y drástico.

El PSOE presentó en su momento el tratado como una cuestión de fe en el proyecto europeísta, y defendió con firmeza su apoyo en la Eurocámara en el grupo de los socialistas y demócratas, frente a la ruptura de la disciplina de voto de delegaciones como la francesa. Es un debate que divide al socialismo europeo, pero no hacía lo propio con el socialismo español. En el Estado, de hecho, el rechazo provenía hasta ahora de Podemos, IU, Equo y ERC. Es más, el PSOE acaba de votar a favor del dictamen en la comisión del Congreso, pero ahora se lo replantea con vistas al pleno del jueves. El viraje se ha gestado con la lectura de la letra pequeña de las resoluciones aprobadas el fin de semana en el 39º Congreso Federal, donde el socialismo apostó por el comercio internacional pero “con condiciones y regulaciones que aseguren la universalización de derechos”.

El Tratado de Libre Comercio con Canadá, también conocido por sus siglas CETA, supondrá la desaparición de casi todos los aranceles en el intercambio comercial. Hay algunas cuestiones controvertidas, pero ha sido en términos generales menos polémico que el TTIP, el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, donde pesan otras consideraciones como las prácticas que puedan tener las empresas multinacionales y su respeto a la legislación europea, medioambiental y de seguridad alimentaria. La Unión Europea firmó el tratado con Canadá el año pasado, pero debe pasar la criba de los parlamentos de los estados y el trámite puede durar años.

El PSOE acaba de votar a favor en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso. Su portavoz en ese órgano, Ignacio Sánchez-Amor, había dicho el martes que la posición no ha cambiado. Votó a favor del dictamen que había presentado el Gobierno de Rajoy, mientras Unidos Podemos y ERC lo rechazaban. Tan solo unas horas después, el PSOE viraba. La presidenta del partido, Cristina Narbona, anunció que el PSOE no va a apoyar el tratado cuando llegue al pleno, en torno al jueves de la semana que viene. “No lo vamos a apoyar”, dijo, para pedir después que estos tratados se reformulen “para no concentrar más poder en las grandes corporaciones a costa de derechos”. El PSOE decidirá su voto el lunes. Todo apunta a la abstención. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, se felicitó por ese viraje y vio mimbres para colaborar.

Libre comercio. El tratado de libre comercio europeo con Canadá se firmó el año pasado entre el país norteamericano y las autoridades comunitarias. Ahora debe pasar el filtro de los parlamentos de los estados. Supondrá la eliminación de prácticamente todos los aranceles. El acuerdo no afectará a las restricciones de la Unión Europea sobre los organismos genéticamente modificados y la carne de vacuno hormonada. No afectará a los servicios públicos porque los estados miembros podrán mantener los monopolios. Deja la puerta abierta a que pueda haber demandas de inversores canadienses porque la legislación europea vulnere sus intereses.