Iruñea - El presidente de UPN, Javier Esparza, pronunció ayer un discurso en el que anunció que llevará a los tribunales a todas las localidades navarras que aprovechen la derogación para colgar ikurriñas en los ayuntamientos (él mismo mantuvo la ikurriña cuando era alcalde de Aoiz), para lo que pidió ayuda a la Delegación del Gobierno español en Nafarroa.
“Esto me duele mucho”, comenzó diciendo Esparza. “Pero ese dolor me da fuerza para dentro de dos años formar una mayoría suficiente que de sostén a un Gobierno para todos los navarros, no un Gobierno sectario como el que está presidiendo usted”, le reprochó directamente a la presidenta Uxue Barkos, para proseguir con un discurso repleto de apelaciones emocionales que concluyó en una primera parte asegurando que la de ayer fue “la consumación de una deslealtad con Navarra”. En este sentido, avanzó que UPN va a tomar “todas las acciones legales posibles para que este disparate y desprecio a la mayoría social de los navarros y a la bandera de Navarra no sea efectivo”. Ya tiene receta: “En el momento en el que algún ayuntamiento coloque la ikurriña, UPN lo denunciará ante los tribunales”. Consciente de que la tarea de supervisar cada balcón municipal de las más de 270 localidades de Navarra será compleja, lanzó una petición pública de ayuda a la Delegación del Gobierno. La llamada de Esparza tuvo un efecto casi inmediato, pues la propia institución de Carmen Alba emitió poco después una nota en la que dejaba claro que “de ninguna manera” se puede colocar otra bandera en las instituciones forales.
María Chivite (PSE) cuestionó la legitimidad de la mayoría absoluta de la Cámara para legislar sobre los símbolos y dijo que “este no es un tema prioritario para la ciudadanía, pero sí prioritario para el proyecto nacionalista vasco”. Por último, la portavoz del PP, Ana Beltrán siguió con el discurso de UPN y dijo que Barkos “va a dejar huérfana” de identidad a Navarra. “Puede derogar cuantas leyes quiera, pero no tiene derecho a colocar la ikurriña”, zanjó. - A. Irisarri
