madrid - El Gobierno español dio ayer nuevas señales de que no va a impedir el desarme de ETA. Después de que el presidente Rajoy asegurase que le parece “bien” que la organización entregue su arsenal siempre y cuando no altere las armas para impedir que sirvan como pruebas, el Ministerio del Interior anunció ayer su paso a un segundo plano y confió el desarme a Francia. El Ejecutivo va a dejar esa tarea en manos de las autoridades francesas, lo que supone por un lado que Madrid no va a tener una actitud obstaculizadora y, por otro, el episodio vuelve a acreditar la máxima colaboración que existe entre ambos gobiernos en materia policial, una cooperación que se va a escenificar en la escena final de la trayectoria armada de ETA.
La noticia la dio el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, en una entrevista publicada ayer en el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo. Nieto explicó que, “si ETA quiere desarmarse, la mejor forma de hacerlo es que comunique a las autoridades francesas dónde están las armas que le quedan, sin alterar su emplazamiento ni su contenido”. “Por nuestra parte, vamos a seguir trabajando, como hasta ahora, en estrecho contacto con las autoridades francesas para la investigación de los crímenes cometidos por ETA. No va a haber impunidad, con desarme o sin él”, avisó. Cientos de representantes de la sociedad civil de Iparralde van a escenificar el desarme de ETA en la tarde del 8 de abril. Esos agentes sociales van a entregar las coordenadas de los zulos a la Policía francesa, que se encargará de recoger las armas con la verificación del grupo de Ram Manikkalingam. El Gobierno español da por bueno ese modelo y confía en Francia, con la que ha tenido una estrecha colaboración en los últimos años para desarticular la estructura de ETA con sucesivos golpes a su dirección y sus arsenales. Que Francia lleve el peso del desarme el 8 de abril ahorra también a España las presiones o críticas que puede recibir desde los colectivos más inflexibles por prestarse a lo que ellos consideran un acto propagandístico. Con este anuncio, se perfila en principio un desarme sin contratiempos ni intervenciones policiales que lo desbaraten.
Ayer mismo, Nieto se refirió al acto del día 8 como una escenificación en la que no va a colaborar por “hacerle la vida más fácil a lo poco que queda de ETA”. Además, restó relevancia a las armas que le puedan quedar. “Solo el año pasado se incautaron más de cien armas de ETA, la cifra más alta en los últimos diez años. Con las pocas armas que les quedan, los rescoldos de ETA llevan cinco años tratando de rentabilizar su entrega, con patéticos episodios de teatralización”.
sin cesiones Nieto también insistió en que el Estado español no va a pagar ningún precio político por la entrega de armas. Sobre todo, aludió a la política aplicada a los presos, que va a ser la misma. “Lo poco que queda de ETA no va a conseguir ningún rédito político por entregar las armas. O se disuelven de una vez por todas, o los presos se acogen a los criterios legales, que no se van a cambiar”, avisó.
Por su parte, el portavoz del Gobierno español, Iñigo Méndez de Vigo, también incidió en la idea de que ETA “no va a obtener nada a cambio, ninguna contrapartida”. “España no negocia con terroristas. A ETA le ha derrotado la democracia, el Estado de Derecho, las fuerzas y cuerpos de seguridad y, sobre todo, la unidad de los demócratas”, zanjó. - DNA