madrid - “Como no cambien el chip, qué mal lo van a pasar”. Con esa advertencia selló ayer el jeltzale Aitor Esteban el desencuentro absoluto de su grupo con Mariano Rajoy por las invasiones de competencias y los ataques al autogobierno vasco. Rajoy intentó emplear un tono conciliador y trató de proyectar que no tiene la impresión de que esté agraviando a Euskadi. Cree que ha impulsado de manera razonable el tren de alta velocidad, que ha habido acuerdos, y que es cierto que puede haber desatendido algunas de las demandas del PNV, pero no en mayor medida de lo que sucede con otros partidos. Incluso lanzó una apelación directa al PNV para que se implique en la gobernabilidad. Sin embargo, no recogió el guante de los jeltzales en su principal demanda: acabar con los recursos contra leyes vascas, el último, contra la norma para reparar a las víctimas de abusos policiales sufridos entre 1978 y 1999. Rajoy negó el problema, cree que ha habido más recursos del Gobierno vasco contra leyes españolas que a la inversa, y que las quejas de Madrid son fundadas porque los tribunales le dan la razón muchas veces. El fin de los recursos en tribunales era la demanda clave del PNV para prestarse a la gobernabilidad, y Rajoy no lo ha atendido. Con esos parámetros, el acuerdo con el PNV resultó imposible. Los jeltzales votaron en contra de la investidura y volverán a hacerlo mañana. El intercambio de ayer no augura grandes acuerdos, aunque medios de comunicación próximos al PP han especulado con que Rajoy tendrá algún gesto en el futuro para aprobar los Presupuestos con el PNV. Esteban avisó de que ya no defienden una negociación al uso, donde arañar una competencia vale para aprobar unos Presupuestos, sino que ahora Rajoy tendrá que atenerse a un nuevo paradigma donde el PNV no apoyará sus políticas si no cambia su actitud y cesa las intromisiones en el autogobierno.
Sobre los recursos contra el autogobierno, Esteban aseguró que, aunque el responsable directo sea el ministro Montoro desde el departamento de Hacienda, Rajoy es el responsable político, y le dejó un recado. “Como no cambien el chip, qué mal lo van a pasar. Si bien me quieres, Mariano, da menos leña, y más grano. No busca nuestros votos. Usted quiere generar mayorías con los constitucionalistas, está en su derecho, pero si quiere usted cambiar la Constitución española y apela solo a los grandes partidos españoles, lo tienen bastante crudo. Sin nacionalistas vascos y catalanes, todo intento de solución será baldío”, avisó. Rajoy respondió al refranero de Esteban con un “si quieres grano, Aitor, te dejaré mi tractor”, con lo que, según explicó, quería remarcar “la diferencia entre pedir y que te den, y currárselo”.
Esteban le reprochó su “concepción intolerante de España y hacia los ciudadanos que no se sienten españoles”, su ausencia de movimientos para asentar la paz mientras apoya el proceso colombiano, o la lentitud en las obras del tren de alta velocidad, que el jeltzale no cree que llegue ni para 2019. Rajoy trató de proyectar que sí tiene gestos con Euskadi, y dijo que la política económica de su gobierno es buena para los vascos en la medida en que son parte de España y les afecta, y también dijo que “en el futuro” habrá que trabajar en el Cupo, aunque no lo concretó. Como guiño, recordó que el PP ha introducido recientemente una enmienda sobre Bilbao Ría 2000, y que ha “dado la batalla” por el acero en Europa. Sobre ETA, se limitó a pedir su disolución.