la tercera de ABC es la biblia de la derecha española. Uno puede hasta lavar su pasado si consigue ese espacio. Allí se consagró como nuevo gurú de la derecha el otrora miembro de ETA Jon Juaristi. Por cierto, le traslado la pregunta que Sara Buesa formuló a Otegi a propósito del uso de la violencia y que es universal para quienes la practicaron y la defendieron, porque universal suele ser la explicación; “Tuvo que acabar mucho antes”. Pues bien, ahí van: “¿Mucho antes, cuándo? ¿Alguna vez tuvo sentido? ¿Hasta dónde se retrotrae?”.

Desde esa tribuna tan especial le ha lanzado Aznar el último veneno a Rajoy en una semana negra para el PP. Primero, filtran la carta que escribió a Jean Claude Juncker en la que el candidato del PP promete meter a España en cintura fiscal pasado junio (si es que repite, claro). Segundo, un juez obliga al PP a poner antes de diez días millón y cuarto de euros de fianza a cuenta de lo que pudieron defraudar sus gerentes. Tercero, casi a la misma hora, dictan juicio por las presuntas mordidas que la trama Gürtel se llevó en la visita del Papa a Valencia en 2006. Suena tan cacofónico: atroz latrocinio y zozobra por un PP pringado con el Papa.

Pero discriminemos los problemas de Rajoy. El presidente del Gobierno español en funciones ha demostrado que el tiempo es su mejor aliado. Se sienta, espera paciente y sale airoso. Así visto lo de la corrupción por mucho que caiga no le afectará; ya cayó pedrusco antes y ganó. Por menos, pero ganó y nadie fue capaz de configurar una alternativa. Luego lo de los escándalos alrededor de la corrupción convendría darlo por descontado a efectos electorales.

¿Y los impuestos? Por ahí podría doler si la sociedad votara tal y como pide el PP; es decir, teniendo en cuenta las cosas “serias”. O esa otra manera tan del PP de decir lo mismo, votando “por lo que de verdad importa a la gente”. Pues va a ser que como de verdad “la gente” recuerde que el PP le mintió hace cuatro años y medio en cuanto a su política fiscal, confundiendo bajar con subir como si se hubiera saltado la lección básica de Barrio Sésamo, entonces sí, Rajoy dejaría de tener esa flor en el culo que le ha permitido pasar de puntillas airoso sin demostrar ninguna cualidad. Salvo esa, la de no hacer nada.

Escuché el otro día al veterano Miguel Ángel Aguilar un diagnóstico a modo de pregunta que suena casi premonitorio. Iba dirigida al PSOE al calor de sus líos internos, pero también le vale al PP: “¿Quieren ganar o perder las elecciones? Para una cosa y para la otra hay que poner mucho empeño”. Amén.