a lo largo de cuarenta años de democracia, los alaveses han demostrado ser los ciudadanos más pragmáticos de Euskadi a la hora de elegir a sus representantes en el Congreso de los Diputados; siempre apuestan a caballo ganador. Hasta el pasado 20 de diciembre, quien ganaba en Álava ganaba en España, cita tras cita, desde que Suárez convocó las primeras elecciones de la democracia y hasta que Mariano Rajoy arrasó con su mayoría absoluta no hace ni cinco años. El pequeño territorio vasco era un reflejo fiel de las preferencias de los ciudadanos del Estado, un termómetro infalible hasta hace cinco meses.

Entonces, y contra todo pronóstico, Álava se convirtió en el feudo más importante de Podemos en España, al menos cualitativamente, pues su oferta convenció al 27% de los ciudadanos que acudieron a votar, frente al 18,8% del PP, el 15,83% del PNV, el 14,15% del PSE y el 11,85% que dejó a EH Bildu sin parlamentario alavés. Fue, de hecho, la única provincia, junto con Barcelona, Tarragona y Gipuzkoa, donde Podemos se impuso a todos los demás.

Con ese precedente sobre la mesa afrontan los principales partidos la nueva cita del 26 de junio en Álava, un territorio que sólo aporta cuatro parlamentarios a la Cámara de la Carrera de San Jerónimo, una provincia donde los 25.293 votos del PSE y los 48.265 de Podemos, casi el doble, se pagan igual, con un escaño. La batalla alavesa, por tanto, sirve más para vislumbrar tendencias de futuro o para provocar reflexiones internas en los partidos que para ganar terreno en el corto plazo.

el tirón de greenpeace Ahora los resultados del 20 de diciembre ya no valen, el 26 de junio hay otra vez cita con las urnas, y en Álava los protagonistas repiten, con la única excepción de la sustitución en EH Bildu de Iker Urbina por Mikel Otero, cabeza visible del movimiento contra el fracking en Álava y que deberá competir por el voto ecologista con Juantxo López de Uralde. Muy conocido como director de Greenpeace en España, fue detenido en 2009 por irrumpir en la cena de gala de la Conferencia sobre el Cambio Climático de Copenhague, y un año más tarde fundó el partido ecologista Equo, hoy coaligado con Podemos.

el rostro contra el ‘fracking’ Otero, por su parte, puso rostro a un movimiento contra el fracking que surgió en Álava como un resorte en cuanto se supo que había un proyecto para el empleo de esta técnica en el territorio, antes de que la sociedad supiera lo que era la fractura hidráulica. Fracking Ez Araba logró movilizar a la ciudadanía hasta el punto de sacar a más de 10.000 personas a la calle un 6 de octubre de 2012, y a ese tirón quiere apelar EH Bildu para recuperar el escaño perdido en una convocatoria electoral en la que el resto de partidos repiten cabezas de lista.

el salto a la primera línea En el PNV se presenta una vez más Mikel Legarda, que el pasado 20 de diciembre encabezó la lista jeltzale en Álava que tras muchos años no lideraba el histórico Emilio Olabarria. Legarda, letrado del Gobierno Vasco y viceconsejero de Interior con Juan José Ibarretxe, debutaba en la primera línea política en las pasadas generales, debut en el que los nacionalistas se dejaron 3.600 votos con respecto a 2011, aunque en cualquier caso lograron el escaño que perseguían como objetivo mínimo. No hay que olvidar que aunque habitualmente en Álava el partido hegemónico de cada momento obtiene dos asientos en el Congreso -con Zapatero, Aznar, Felipe González y Adolfo Suárez fue así-, ya en 2011 la pugna se igualó y se entró en la dinámica de los cuádruples empates.

reto conseguido Javier Lasarte se enfrentaba el 20 de diciembre con un reto mayúsculo. Al margen de que su imagen no es muy conocida en la calle, el número uno de la lista del PSE por Álava tenía que cargar a sus espaldas con las pugnas internas de su partido y una sensación generalizada de fatalismo en torno a las posibilidades del PSOE en las elecciones generales, a lo que se sumaba la incógnita sobre el fenómeno Podemos en Álava. El 20 de diciembre el PSE se dejó casi 15.000 votos en el camino con respecto a los comicios de 2011, pasando de 39.698 apoyos en el territorio a 25.293, pero superó a EH Bildu en votos y, al fin y al cabo, retuvo el escaño de 2011. Lasarte superó la prueba, y por ello esta misma semana se ha confirmado que repite como número uno por Álava en unas listas socialistas que también se repiten tal cual en Bizkaia y Gipuzkoa.

el ministro alavés También repetirá como cabeza de lista, con toda probabilidad, pues aún no se ha adoptado una decisión definitiva, un político que no necesita presentación. Alfonso Alonso es el ministro de Sanidad en funciones, presidente del PP vasco tras la tormentosa salida de Arantza Quiroga, y alcalde de Gasteiz durante dos legislaturas. La proyección pública de la que carecen otros candidatos alaveses no se la discute nadie, si bien es cierto que no le sirvió de mucho en diciembre, cuando el PP pasó en el territorio de los 46.034 sufragios de 2011 a 33.609, una pérdida de 13.000 sufragios y de diez puntos porcentuales en cuanto a representación en Álava. Quizá porque si bien el ser ministro le ha proporcionado una importante proyección, también le liga a un Mariano Rajoy severamente castigado en diciembre, aunque ganador de las elecciones, al fin y al cabo.

Estos cinco contendientes pelearán por los cuatro escaños alaveses en Madrid, y aunque los resultados no se presumen muy diferentes a los de diciembre, habrá factores que todos ellos deberán tener en cuenta. Por ejemplo, una mayor abstención, fruto del hastío ciudadano, el posible efecto de la confluencia entre Podemos e IU, o la condena del Tribunal de Cuentas a Alonso por el caso San Antonio.