madrid - Una extensa carta, titulado Defender la belleza, sirvió ayer para que Pablo Iglesias lanzara una advertencia a su militancia. “No hay ni deberá haber corrientes ni facciones que compitan por el control de los aparatos y los recursos; pues eso nos convertiría en aquello que hemos combatido siempre: un partido más”, remarcó el líder de una formación morada que durante los últimos se ha abonado a las disputas internas a nivel territorial. Van seis en apenas un año, con una séptima abierta ayer mismo en Asturias. Asegurando que transitan en las aguas revueltas generadas por “sectores oligárquicos” que tan solo persiguen “desgastarnos al atacar aquello que nos diferencia del resto”, no obstante asumió que no se deben de volver a repetirse “errores” como el de la Comunidad de Madrid, donde diez dirigentes dimitieron la semana pasada, “en el peor momento posible”.
“En un momento histórico crucial” para el futuro del Estado, “ponen de nuevo a prueba nuestra madurez y tratan de sembrar cizaña”, asume. “Por eso es crucial que todos y todas estemos a la altura y no hagamos el juego a nuestros adversarios. Las dimisiones en Madrid se produjeron en el peor momento posible y han puesto en bandeja el relato que interesa a los defensores del statu quo”, remarca, para a continuación reclamar que “deberán asumirse las responsabilidades” acerca de las divergencias que , además de la baja de un tercio de miembros del Consejo Ciudadano en Madrid, derivó en que la prensa se hiciera eco de un hipotético enfrentamiento entre Errejón y el secretario general. Negando la mayor, Iglesias animó a los suyos a trabajar en consonancia para seguir demostrando la “unidad” de su proyecto. Pocas horas antes, sin embargo, se abrió la enésima revuelta interna. Un grupo de simpatizantes de Asturias, el colectivo Xunt@s Se Puede, censuró el “funcionamiento interno, gestión y organización” del partido en el Principado, “que no representa ni de lejos la esencia inicial del partido”.