madrid - Pedro Sánchez ha desafiado las presiones internas y externas que le conminan a no acordar con Podemos un gobierno alternativo a Mariano Rajoy y a no sentarse ni siquiera a hablar con ellos mientras no depongan su apuesta por un referéndum en Catalunya. Lejos de amilanarse, el líder socialista mantuvo su primera conversación con Pablo Iglesias el día 24 para explorar un entendimiento y seguir dialogando en las próximas semanas, todo ello después de que la poderosa federación andaluza de Susana Díaz avisara de que el socialismo debe quedarse en la oposición porque el PSOE no puede aceptar bajo ningún concepto una consulta para Catalunya. La marejada en el socialismo adquiere los tintes de un pulso interno que cuestiona el mismísimo liderazgo de Sánchez, que parece no terminar de cuajar 17 meses después de su proclamación como secretario general. En medios de comunicación estatales se habla ya de una conjura de barones para evitar que Sánchez explore un pacto con Podemos. Pasado mañana tendrá lugar el Comité Federal que definirá la política de pactos, una cita que se prevé larga y muy tensa, con las espadas en alto y con Susana Díaz en pie de guerra, la líder andaluza que desde hace meses se perfila como la sucesora y rival interna de Sánchez.
En la conversación con Iglesias, el líder de Podemos insistió en la necesidad de alumbrar nuevos encajes territoriales que faciliten la unidad de España en la diversidad, incluyendo la celebración de un referéndum para buscar una salida al órdago independentista catalán. Sánchez le dio la réplica con su propuesta de reforma constitucional, que contemplaría el derecho a decidir pero “de todos los españoles” y “sin romper la soberanía nacional”. Es decir, “que los españoles voten un nuevo acuerdo, no la ruptura”. Le confirmó que, en el caso de que Rajoy no logre formar gobierno, el socialismo intentará forjar una alternativa. Susana Díaz, por su parte, insistió ayer en Cadena Ser en que no se puede dialogar con quien propone un referéndum. “Yo no me puedo sentar con nadie que esté planteando romper este país y quien está planteando eso es evidente que no quiere acuerdos porque, si quisiera acuerdo, no estaría poniendo en cuestión la unidad del país y la convivencia de los españoles”, lanzó. Es más, avisó de que a Podemos “no le preocupa que Rajoy esté en la Moncloa, lo que quiere es ganar al PSOE”.
En el socialismo tienen claro que votarán en contra de la investidura del candidato del PP, Mariano Rajoy, pero hay división de opiniones sobre la conveniencia de explorar un gobierno alternativo con Podemos. En realidad, a pesar de que Sánchez haya iniciado conversaciones, se opone al derecho a decidir, así que no hay demasiadas opciones. El portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, aseguró ayer que el comité del lunes dirá no a Rajoy, pero también no a la autodeterminación de un territorio.
TENSIÓN La reunión se presenta tensa después de que Sánchez asegurara que es él quien marca los ritmos y estrategias del partido, una afirmación que no ha sentado nada bien entre los principales barones, en especial a Díaz, que apenas tardó 24 horas en enmendar la plana a su secretario general. Tras el breve encuentro del pasado miércoles en la Moncloa entre Sánchez y Rajoy, el dirigente socialista insistió en el no de su partido a la investidura de Rajoy y no desdeñó la posibilidad de un “gobierno de cambio” presidido por él y en el que necesitaría de forma ineludible pactar con Podemos.
Sin embargo, barones del PSOE como Guillermo Fernández Vara, líder de los socialistas extremeños; Guillermo García-Page, presidente de Castilla La Mancha; o la propia Susana Díaz habían descartado ya cualquier pacto con una formación que no apueste por la unidad de España. La contestación de Sánchez a todos de ellos se podía interpretar como un órdago: “Saben que es la dirección federal y mi persona, como secretario general, quien marca las líneas políticas a nivel federal”.
El órdago fue recogido apenas 24 horas después por Díaz. “La política de pactos se decide en el Comité Federal”, fue la respuesta de la secretaria general de los socialistas andaluces. Díaz insistió en el mensaje que mandó un día después de la cita con las urnas. “No podemos apoyar a Mariano Rajoy ni al PP porque han hecho muchísimo daño y es la palabra que hemos dado a los ciudadanos, pero -en una clara alusión a la formación liderada por Pablo Iglesias- tampoco podemos negociar con fuerzas políticas que están planteando la ruptura de España y el soberanismo”. Sin embargo, a Sánchez ya le ha salido un primer valedor, que no es otro que Miquel Iceta, primer secretario del PSC. Para Iceta, si Rajoy no puede formar Gobierno, será el turno de Sánchez para explorar todas las posibilidades.
Por si fueran pocos los problemas para Sánchez, entre los socialistas madrileños hay malestar por el hecho de que Eduardo Madina se haya quedado sin escaño. Ya hay quienes reclaman que Irene Lozano, impuesta en a lista por Sánchez, renuncie al acta en favor de Madina.