vitoria - Tejerizo es un hombre de izquierdas, de eso no cabe duda. De izquierdas así, como se ha entendido siempre. De “compañeros y compañeras”. De “lucha de clases” y “frentes”. Baste decir que su militancia prendió cuando sólo contaba 14 años, cuando la invasión de Irak revolvió estómagos y conciencias. De ahí pasó al 15-M, al no a Bolonia... Y de ahí llega ahora a la candidatura de Unidad Popular. Tiene los pies en el suelo y asume que hacerse con uno de los cuatro representantes que Álava envía al Congreso es una misión imposible. “Más que cabeza de lista soy cabeza de turco”, bromea. Por eso no está exactamente en campaña. No busca tanto el voto como agitar conciencias. Y en su discurso se cuela entonces la nostalgia por la unidad de quienes buscan un cambio profundo del Estado desde la izquierda. La que pudo ser y no fue... “Pero que seguro será. No nos queda otra”, anuncia. Desea.
¿Cómo llega un arqueólogo al Congreso? ¿Demasiados fósiles en la Carrera de San Jerónimo?
-Me temo que sí (ríe). En las primarias me eligen en parte por mi juventud. Y es que renovar la política es también una cuestión generacional. La generación de la precariedad necesita gente de su edad que entienda su realidad. Ahora existe una disociación generacional que hay que corregir.
Nuevos adversarios que llegan con cartel de grandes, poca atención mediática... Una marejada importante. ¿Encabezar la lista de Ezker Anitza-Unidad Popular resulta un honor o una misión imposible?
-Cuando me preguntan sobre cómo me he animado respondo bromeando que más me han animado, que más que cabeza de lista soy cabeza de turco. Sin duda es un reto. Yo me lo estoy tomando como un proceso de aprendizaje. Para mí, pero también para esa Unidad Popular que represento, que es un proyecto político a largo plazo. Siempre hemos dicho que todo esto comenzaba el 21 de diciembre más que acabar el día 20. Y en ese proyecto esto es un paso más. Las elecciones son coyunturales.
¿Siente que IU se enfrenta a las elecciones más comprometidas, más difíciles de su historia?
-No, ni mucho menos. Más difícil fue la transición de los 90 a nivel político. Debería ser un momento en el que IU-Unidad Popular tenga más que decir que nunca, a pesar de que entendemos la dificultad ante la que nos encontramos.
Lo cierto es que nunca han conseguido un diputado por Álava y ahora se antoja casi imposible ¿Cómo tratarán de revertir esta situación?
-Bueno, nuestro objetivo no es tanto sacar una representación, que también, sino movilizar, sacar el debate a la calle. Las elecciones nos permiten hablar de una manera mucho más cercana a una ciudadanía que en estos momentos se politiza. Hace unos días estuvimos en una concentración de No a Garoña, y creo que ese es un ejemplo de cómo poner un debate aislado en la agenda política a través de la movilización. Y eso queremos trasladarlo a la forma de hacer política, porque esto no es sólo conseguir unos votos y luego olvidarnos.
IU se presenta como la “única candidatura de izquierda rupturista”, pero ¿no teme que ese votante opte por Podemos como voto útil?
-La respuesta es no, desarrollarla es más complicado. El proyecto de Unidad Popular lo que quería precisamente era aunar todas esas fuerzas de la izquierda que tuvieran una idea rupturista con respecto al sistema. Nosotros entendimos que eso era lo que quería la gente. Siempre se ha pensado en la izquierda como salía en La vida de Brian, como la del Frente Judaico Popular y el Frente Popular de Judea, y era una imagen que queríamos revertir. Es una pena que no hayamos podido sumarnos todos. En este caso Podemos ha ido diferenciando su programa respecto a lo que nosotros defendíamos en cuestiones clave, así que pensamos que nuestro proyecto es más sincero y coherente. El 20-D analizaremos lo que nos han dicho los ciudadanos en clave positiva o de autocrítica, y el día siguiente, sea lo que sea, estaremos en las calles, en las manifestaciones, como cada día
Noto nostalgia, pena por la suma no conseguida, por una división que las urnas y la Ley D’Hont castigan.
-Sinceramente creo que hay que analizar este proceso como un proceso a medias. Ojalá hubiera sido de otro modo y ojalá todas las fuerzas políticas que nos consideramos rupturistas hubiéramos ido unidas, porque la circunstancia lo reclamaba. Pero históricamente estos procesos de unidad son muy complejos, requieren tiempo y reflexión, se hacen piedra a piedra, con avances y retrocesos, y habrá que ir construyendo éste poco a poco. Sí creo que hemos perdido una oportunidad y lo lamentaremos, pero tendremos muchas más, es un proceso a largo plazo que se tiene que hacer en el día a día. Yo el día 21 seguiré militando, me tocará en otros frentes, pero... Los trabajadores tenemos mucho que ganar y sólo las cadenas que perder. Como dijo Garzón, es una lástima que las ambiciones personales hayan superado a la ambición colectiva, pero creo que la sociedad lo va a revertir. El proceso de unidad no será ahora pero se hará. Y ahora lo que nos toca es convencer a la gente de que nuestro programa es diferente y mejor.
¿En qué difiere?
-El voto a Ezker Anitza es el voto rupturista, y eso nos diferencia de Podemos o de cualquier otra formación. Ofrecemos una forma distinta de hacer política y afrontar los problemas. Y me alegra que antes saliera el “voto útil”, porque me temo que va a estar continuamente en boca de los ciudadanos y así me lo están transmitiendo: Jo, yo te votaría, pero no quiero tirar mi voto. Pero yo digo: el voto útil es el que intenta cambiar las cosas, y el inútil es el que va a una formación que quiere que todo siga igual. Podemos ha llevado una deriva electoralista e institucionalista que es la que ha impedido la unidad. Creo que han confundido el fin con los medios. Las instituciones deben ser un medio para que esa ruptura llegue, pero siempre movilizando a la gente en la calle. Y para ellos es ahora mismo un fin. Han renunciado a cuestiones que para nosotros son esenciales, como la nacionalización de los sectores estratégicos o la ruptura radical con la Constitución del 78.
En ese nuevo marco por hacer, ¿cuál será la postura de Unidad Popular respecto al autogobierno vasco?
-Tanto la Constitución como el Estatuto son figuras a superar. Proponemos un proceso participativo de ruptura con este modelo de Estado para crear uno nuevo basado en el derecho de autodeterminación, pero sumado sí o sí a la solidaridad entre los pueblos, y creemos que eso sólo se puede dar en una República Federal.
¿Y ante el Concierto económico, que hay quienes ahora cuestionan?
-Nuestra respuesta es la misma que la de antes, la misma que la que tiene que ver con una ley electoral que no refleja los resultados reales que se dan en el Estado: es necesario un cambio de modelo. El Concierto y los cupos sólo tienen sentido dentro de un marco nuevo. Desarrollarlos dentro de un marco que ya es injusto sólo crea más injusticia. Sólo tienen sentido en un modelo en el cuál se redistribuya bien la riqueza. Debatir sobre esto dentro del marco actual nos lleva al peligro de que la riqueza quede en manos de unos pocos y no se redistribuya.
¿Así que hoy lo ve como una herramienta injusta entre territorios, un privilegio que hay que cambiar?
-Es que ése es el falso debate: contraponer ciudadanos alaveses con otros de donde sean. A eso queremos contraponer el debate de las clases populares de cierto sitio con las de otro, que se tienen que sentir beneficiadas. Y eso sólo se vehiculiza desde el cambio del modelo de Estado. Lo demás creemos que es un debate falso que puede ser manipulado y peligroso si se trata en esos términos.
Entonces ¿cuál es su propuesta?
-Abrir el debate en el marco de un cambio en el modelo de Estado
¿Pero que cuestione el actual sistema de Concierto?
-Sí claro, por supuesto.
¿Qué propone Unidad Popular ante la situación de Garoña?
-Como decíamos antes, la demanda de cierre de Garoña es un ejemplo perfecto de cómo obligar a los políticos a que, al menos sobre el papel, aparenten estar de acuerdo porque ven que la gente nos hemos movilizado en este caso hacia su cierre. Pero la situación de Garoña no es cuestión sólo de esa central. ¿Cómo se van a cerrar las centrales y cómo se va a generar un sector energético que no cree siete millones de personas en estado de pobreza energética si los grandes partidos tienen personas en los consejos de administración de las grandes eléctricas que controlan esa industria? No es cuestión sólo de cerrar Garoña, hay que ir más allá, hacia un modelo energético nuevo.
¿Y ante la de Foronda?
-La reflexión es la misma. No es hablar sólo de Foronda sino del modelo de infraestructuras que estamos construyendo. Proponemos racionalizar el sistema de transportes en términos estatales. Nuestra preocupación son sus trabajadores. Hay que defender las infraestructuras propias, pero racionalizando las inversiones en un marco estatal.
Pero Foronda ya está hecho...
-Sí. Y hay que hacer que sea útil para la ciudadanía. En ese sentido defendemos Foronda como aeropuerto dedicado al transporte de mercancías.
Ante la llegada de inmigrantes y refugiados hay quienes piden más vallas. ¿Qué dice IU a quienes creen que aquí no cabemos todos?
-En primer lugar hay que entender que son personas y ser solidarios. La humanidad debe estar por encima de todo. Eso se traduce en cerrar los CIEs, arqueológicamente diríamos materialidades del horror, como lo son también las vallas o el muro de Israel. La solidaridad debe ser el elemento fundamental que nos guíe. Pero tampoco se puede perder de vista el factor histórico, el que señala de dónde viene esto. Y la suma de ambos nos llevará a entender que hay que actuar de forma coyuntural en términos humanitarios, pero también de forma estructural entendiendo qué provoca esos movimientos. Problematizar los derechos humanos nos puede llevar a discursos xenófobos o de extrema derecha que hay que combatir con pedagogía. Así que apostamos por una nueva política que no busque solucionar un problema sino acoger, integrar a todos los que piensen que aquí van a encontrar un futuro mejor. Pero subrayo la paradoja de que ahora también nosotros exportamos emigrantes...
Sí. ¿Cómo revertir esa situación?
-Mejorando las condiciones laborales de los jóvenes. Yo mismo soy un ejemplo. Si no encuentro trabajo me tendré que ir de Vitoria, y no quiero. La única solución es eliminar la precariedad laboral.
¿Toros sí o toros no?
-Claramente no. Como arqueólogo no sé cómo nos estudiarán en el futuro cuando vean lo que podemos hacer por lo que llaman diversión.
Se acaba la entrevista y aún no hemos hablado de Rajoy. ¿Qué valoración hace de su legislatura?
-Su modelo es el del neoliberalismo. Pero el de Rajoy y el de todos los gobiernos desde los 80. PSOE y PP vienen haciendo prácticamente lo mismo. Han sido cuatro años a favor de las clases poderosas y en contra de las clases trabajadoras. Seguir otros cuatro años con esto me provoca preocupación y temor.
Así las cosas, ¿sería partidario de que IU pactara para evitar una hipotética alianza de PP y Ciudadanos?
-Es complicado, pero a priori diría que es muy difícil por cómo están estructurados los programas. Unidad Popular quiere sumar, pero lo que no podemos es apoyar proyectos políticos que no vayan hacia la ruptura.
¿Descartan apoyar al menos malo?
-Sí. Cómo dicen en el póker, éste es el momento del all in.