BARCELONA - Esta medianoche arranca la campaña electoral de las elecciones autonómicas catalanas, a las que las formaciones independentistas han dado un carácter plebiscitario por lo que, de ganar en las urnas el próximo día 27, se proponen iniciar un proceso hacia la independencia que duraría no más de 18 meses. Se prevé una campaña electoral bronca, como lo ha sido la precampaña, con la maquinaria del Estado afinada para alarmar con la presunta quiebra económica de una Catalunya independiente, que estaría fuera del euro y la UE, con cambios legislativos en ciernes diseñados para pararle los pies al president, Artur Mas, al que se le quiere anular con acusaciones de corrupción, e incluso con veladas amenazas a la intervención del Ejército.

Los comicios más cruciales para su futuro que ha vivido Catalunya en las últimas décadas tienen además un eco cada vez más estruendoso allende las fronteras catalanas, puesto que todos los partidos de ámbito estatal, el Gobierno español y organismos empresariales y sociales estatales están echando el resto para inclinar la balanza el 27-S a favor de las formaciones que rechazan la independencia y, así, frenar los planes de las candidaturas de Junts pel Sí y la CUP. Lo que se juegan los soberanistas en estas elecciones es que el proceso continúe. Mas ha reconocido que, si el día 27 no se logra una mayoría absoluta soberanista, el proceso “se habrá acabado”. A las dos planchas soberanistas se enfrentan las opciones que rechazan la independencia, desde la radicalidad españolista del PP, PSC y y Ciutadans, a las opciones más mesuradas pero que tienen como techo el derecho a decidir, como son la coalición Catalunya Sí que es Pot -integrada por Podemos e ICV- y Unió, formación que se presenta en solitario sin Convergència por primera vez en época democrática.

Las encuestas pronostican una victoria holgada de la candidatura del president Más, número cuatro de la plancha transversal que integran CDC, la ERC de Oriol Junqueras -número cinco de la candidatura- e independientes, y cuyo número uno es el exmilitante de ICV Raül Romeva. Sin embargo, parece estar más en alero que Junts pel Sí obtenga por sí sola la mayoría absoluta en escaños -insiste en que la mayoría se determine en escaños, no en porcentaje de voto-, que le garantizaría iniciar el proceso soberanista en el Parlament. Es por tanto que los escaños que pueda obtener la CUP, la otra lista netamente soberanista, serían cruciales para comenzar ese camino, si bien la gobernabilidad podría ser dificultosa, debido a las marcadas diferencias entre estas candidaturas.

Empezando por los ritmos que imprimirían al proceso hacia la independencia. Mientras que la plancha que forman Convergència y ERC se da un plazo de 18 meses para consolidar las estructuras jurídicas y crear las leyes que les permitan declarar la independencia en un período máximo de 18 meses, la CUP reclama que la primera medida que apruebe el Parlament constituido tras el 27-S sea una Declaración Unilateral de Independencia (DUI). Junts pel Sí limitaría el arranque del proceso a que la cámara catalana aprobara una declaración solemne de apertura del proceso de independencia, con apelación al diálogo al Estado y a la comunidad internacional, seguida de la creación de un Govern de concentración.

Posteriormente se daría impulso a las estructuras de Estado y la proclamación de la independencia, y se elaboraría la ley de transitoriedad jurídica, seguida de elecciones constituyentes y referéndum para ratificar la nueva Constitución. Durante todo el proceso, será un “gobierno de concentración nacional” el encargado de llevar a buen puerto el mandato de proclamar la independencia.

Nuevo gobierno español En este periodo de 18 meses daría tiempo, además, a que el panorama español pudiera cambiar e iniciarse un proceso de diálogo que permitiera la celebración de un referéndum legal, circunstancia que contempla la hoja de ruta de Junts pel Sí. Vista la virulencia con la que está actuando el PP y el Gobierno de Mariano Rajoy en el asunto catalán, no se vislumbran cambios si el actual presidente español vuelve a ganar las elecciones generales del próximo diciembre. El PSOE, mientras tanto, plantea únicamente a Catalunya la reforma de la Constitución en sentido federal.