bagdad - Irak sufrió ayer uno de los mayores atentados de los últimos tiempos, que dejó en la noche del viernes un centenar de muertos y que vuelve a despertar los fantasmas sectarios en el país, después de que el grupo terrorista Estado Islámico lanzara el ataque en “venganza” contra los chiíes. Al menos 97 personas fallecieron y 130 resultaron heridas en un ataque contra un mercado popular de la zona de Jan Beni Said, al noreste de Bagdad, que el EI reivindicó y aseguró que en el mismo habían muerto 180 milicianos chiíes.
El grupo yihadista, que controla amplias zonas de Irak desde junio de 2014, informó a través de Twitter de que el atentado fue perpetrado por un terrorista suicida, que detonó un vehículo cargado con tres toneladas de explosivos, y que el objetivo del ataque eran milicianos chiíes. Pero fuentes de seguridad aseguraron que las víctimas eran civiles, tanto chiíes como suníes, y la propia ONU denunció esta “masacre destructiva” que causó la muerte de “decenas de familias inocentes mientras se preparaban para celebrar el Aid el Fitr”, festividad con la que culmina el mes sagrado de Ramadán. Durante estos días festivos es tradición salir a pasear y a comprar dulces y regalos, por lo que el mercado de Beni Said se encontraba abarrotado en el momento del ataque, uno de los más mortales desde que el EI proclamó el califato en junio de 2014.
Además de las tensiones sectarias, el atentado pone en evidencia los fallos en la seguridad, que fue reforzada con motivo del fin del Ramadán y la celebración del Aid al Fitr. El vicepresidente iraquí, Ayad Alaui, condenó el ataque y apuntó a los posibles fallos de las fuerzas de seguridad, pidiendo al mismo tiempo a las autoridades que actúen de forma rápida para descubrir a los autores y llevarles ante la justicia. - Efe