barcelona - Jordi Sànchez i Pinyol, que compartió con Àngel Colom a mediados de los años 80 la dirección de la Crida a la Solidaritat, plataforma independentista en defensa de la lengua y la cultura catalana, y que actualmente ejerce de adjunto al Síndic de Greuges -defensor del pueblo- Rafael Ribó, se perfila como el inmediato presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) en sustitución de Carme Forcadell. Exdirector de la Fundació Jaume Bofill y vinculado durante años a ICV, Sànchez cuenta con el apoyo de amplios sectores de la cúpula de la organización independentista para asumir el relevo desde mayo, aunque la decisión está supeditada al resultado del sistema de votación asambleario de la ANC. Su perfil respondería a la voluntad de la entidad de abrir más el eje social y de ensanchar el independentismo por este sector. Los aspirantes a formar parte del secretariado deberán presentar su solicitud antes del próximo viernes.
La entidad civil soberanista renovará a su núcleo duro en plena campaña para los comicios municipales y justo cinco meses antes de afrontar el 27 de septiembre unas elecciones que ellos mismos han calificado como “las más importantes de nuestra historia”, poco después de que ellos mismos se hayan encargado de activar un proceso que parecía varado, sobre todo por parte de los partidos proclives al derecho a decidir y pese a los recientes pactos. El acto del pasado viernes en el Palau Sant Jordi fue el pistoletazo de salida donde la ANC, Òmnium Cultural y l’Associació de Municipis per la Independència (AMI), con su campaña Ara és l’hora, llenaron el recinto con más de 16.000 personas, acompañadas de otras 8.000 más por todo el anillo olímpico, para demostrar que “no estamos desinflados”.
Todo apunta a que Forcadell, cara más visible e influyente de la ANC desde su formación, el 10 de marzo de 2012, no dejará la primera línea política, comprometida como se le ha visto estos años, y podría formar parte de algunas de las listas variadas en favor de la secesión que concurrirán el 27-S. Junto a ella tendrán que abandonar su cargo en la entidad 22 de los 75 miembros del secretariado nacional, el órgano ejecutivo. Se da además la circunstancia de que de los diez más votados para formar parte de este secretariado, nueve tendrán que bajarse del barco. Entre ellos, Jaume Marfany, vicepresidente y relevo natural de Forcadell, al igual que Pere Pugès, coordinador de política y relaciones externas. Ambos se habían mostrado próximos a la lista unitaria que proponía Artur Mas, y que finalmente fue descartada. Igualmente otras caras conocidas se encuentran en la obligación de dejar la dirección, como Ignasi Termes y Ferran Civit, los dos al frente de la organización de las manifestaciones de las tres últimas Diadas.
Mientras se produce la transición, Forcadell reclama el máximo número de municipios con candidaturas soberanistas el 24-M, a modo de primera vuelta del 27-S. “El único cambio que no podrán dirigir las élites económicas será el que nos permitirá crear el nuevo Estado. El 24 de mayo iniciaremos el Estado catalán, la independencia es la oportunidad para tener un Estado que no maltrate a los ayuntamientos”, argumenta.