madrid - La dirección nacional de Podemos que lidera Pablo Iglesias se ha garantizado el control de las negociaciones entre el partido en Andalucía y el PSOE de cara a la investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta. La fuerza emergente designó ayer a un equipo de dos personas para llevar a cabo esas conversaciones, siendo uno de los interlocutores el secretario de Organización, Sergio Pascual, miembro de la cúpula y persona muy próxima al secretario general; mientras que el otro, Manuel Garí, cuenta con toda la confianza de Teresa Rodríguez aunque carece de cargo o poder orgánico. De hecho, con este movimiento ninguno de los 15 diputados electos se encargará de llegar a un pacto con la delegación socialista. El diálogo entre ambos partidos comenzó la semana pasada, cuando la candidata a la Junta, Teresa Rodríguez, acudió a la ronda de conversaciones abierta por Díaz y puso encima de la mesa tres “condiciones” como precio: un compromiso sobre corrupción -que comenzaba con la dimisión de Chaves y Griñán por los ERE-, no contratar con bancos que desahucien a personas sin alternativa habitacional y la reducción de altos cargos y asesores para readmitir a personal educativo o sanitario que había perdido su empleo por los recortes. Al salir, la política gaditana, miembro del sector crítico de Podemos, proclamó: “Si se aceptan estas propuestas razonables se vota que sí y si no se aceptan, se vota que no”. Sin embargo, la dirección nacional rebajó considerablemente esa postura, suavizando lo que se anunció como “condiciones” y matizando que en realidad eran “propuestas”, lo que en la práctica venía a allanar el terreno para una posible abstención de Podemos en la votación, con la finalidad de permitir a Díaz ser elegida presidenta, bien en la primera o en la segunda votación.
Pascual ha ejercido como responsable de dirigir la campaña electoral andaluza, mientras que Garí, economista jubilado, actuó como el “hombre de confianza” de Teresa Rodríguez y quien le asesoró durante todo el camino hasta el día de la cita con las urnas. Que la decisión desde Madrid supone un ninguneo hacia la filial en Andalucía lo evidencia que el resto de partidos políticos con representación parlamentaria, a excepción de Ciudadanos, sí que ha designado a parlamentarios electos como responsables de las negociaciones. La “sorpresa” cundió en las filas de Podemos en suelo andaluz y la propia Rodríguez salió al paso a través de Twitter para marcar territorio: “No facilitaremos un gobierno que vaya en contra de los andaluces. Estas son nuestras tres condiciones para dialogar”, escribió en un tuit donde se adjuntaba el documento con esos requerimientos. En medio de este choque de posturas, la secretaria de Análisis Político y Social, Carolina Bescansa, intentó rebajar ayer la tensión al negar que se haya desautorizado a Rodríguez y afirmando que no es Madrid sino ella “quien define la línea a los demás”. Además, volvió a hablar de “condiciones”, lo que implica exigencia, y no de “propuestas”.