- La indignación recorrió ayer las calles de Estados Unidos. Washington, Nueva York, Boston y San Francisco acogieron multitudinarias marchas exigiendo justicia y contra de la violencia policial después de los últimos casos en los que la muerte de ciudadanos afroamericanos a manos de agentes blancos han quedado impunes. La ira estalló el mes pasado en la localidad de Ferguson (Misuri) después de que un jurado decidiera no imputar al policía Darren Wilson por la muerte, el pasado agosto, de Michael Brown, que iba desarmado en el momento de recibir seis impactos de bala. En las mismas fechas fue noticia el caso de un niño negro de 12 años que murió en Cleveland (Ohio) por los disparos de un policía que confundió la pistola de juguete que portaba con un arma de verdad.
Y hace apenas diez días, otro jurado de Nueva York decidió no imputar al agente blanco que aplicó al afroamericano Eric Garner una llave de inmovilización que le provocó la muerte. Después de todos estos casos, muchos ciudadanos se han echado a las calles. Miles de personas marcharon ayer por las calles de Washington al grito de “Justicia para todos”. Los manifestantes, convocados por la Red de Acción nacional -asociación fundada por el reverendo Al Sharpton, uno de los grandes líderes de la comunidad afroamericana en Estados Unidos- se congregaron en la Plaza de la Libertad, cerca de la Casa Blanca, en el centro de la capital del país.
Desde ahí y en un ambiente festivo, los congregados -jóvenes y ancianos, blancos y negros- caminaron hasta el Capitolio, sede del Congreso, pertrechados de pancartas en las que se leían consignas como “Las vidas negras importan”, “Manos arriba, no disparen” o “El racismo en una enfermedad letal”. “Esto no es una marcha blanca o una marcha negra. Esta es una marcha estadounidense, de manera que los derechos de todos los estadounidenses están protegidos”, afirmó Sharpton.
Los participantes en el acto recordaron el caso de Garner, que murió el pasado julio en Nueva York a manos del policía blanco Daniel Pantaleo. Garner, de 43 años, era asmático y murió por asfixia, según determinó la autopsia, después de que Pantaleo le colocara el brazo alrededor del cuello y ejecutara una llave de estrangulamiento, mientras el hombre gritaba una y otra vez “no puedo respirar”. El acto que fue grabado por un transeúnte en vídeo. También recordaron el caso de Michael Brown, de 18 años, que tras robar una caja de cigarrillos en un supermercado de Ferguson fue tiroteado por el agente Wilson en circunstancias no aclaradas públicamente. También evocaron los manifestantes el caso del pequeño Tamir E. Rice, de 12 años, que murió en Cleveland el pasado noviembre por los disparos de un policía.
Familiares de las tres víctimas acudieron ayer a la manifestación de Washington y expresaron ante la multitud su condena de la violencia policial. “Este es un momento histórico”, afirmó la madre de Eric Garner, Gwen Carr, quien vestía una sudadera con la frase “No puedo respirar”.
Estas tensiones raciales han hecho que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reafirmara recientemente su compromiso con la mejora de la relación entre la policía y las minorías del país. El pasado día 3, Obama, primer presidente negro de la historia de Estados Unidos, subrayó la “inquietud de demasiadas comunidades de minorías de que las fuerzas del orden no tratan con ellos de una manera justa”. “Este es un problema estadounidense, cuando alguien de este país no es tratado con igualdad ante la ley. Es un problema y, como presidente, es mi trabajo ayudar a resolverlo”, aseveró el mandatario. - Efe