Londres - El Gobierno del Reino Unido prometió ayer más autonomía fiscal a Irlanda del Norte si sus partidos llegan a un acuerdo para solucionar los problemas que afectan al proceso de paz en la provincia británica. El ministro británico de Economía, George Osborne, expresó este compromiso al presentar en el Parlamento, en la llamada Declaración de Otoño, sus prioridades para los próximos presupuestos generales del Reino Unido, meses antes de las elecciones generales de mayo en el Reino Unido. En caso de que las conversaciones de paz llegasen a buen puerto, el Gobierno de Londres accedería a devolver al Ejecutivo autónomo de Belfast, de poder compartido entre católicos y protestantes, las competencias económicas necesarias para modificar ciertas medidas fiscales, dijo el titular de Finanzas del Reino Unido.

A pesar de sus diferencias, las formaciones norirlandesas coinciden en la necesidad de rebajar el impuesto de sociedades para equipararlo con el de la vecina República de Irlanda, que recibe importantes inversiones extranjeras gracias a que esa tasa se sitúa en el 12,5 %, frente al 20 % norirlandés.

La ‘devolución’ de competencias “Las competencias económicas podrían ser devueltas si el Ejecutivo de Irlanda del Norte demuestra que es capaz de gestionar sus asuntos financieros”, declaró ayer Osborne, quien adelantó que el proceso podría concluir antes de los comicios generales británicos.

El ministro principal norirlandés, el unionista protestante Peter Robinson, celebró ayer el planteamiento del canciller del Exchequer, al tiempo que culpó a los partidos nacionalistas católicos de la falta de avances.

La actual ronda de conversaciones entre las formaciones comenzó el pasado octubre y está presidida por el enviado especial de Estados Unidos a Irlanda del Norte, Gary Hart, quien tiene previsto viajar a Belfast esta semana para dar un último impulso al proceso.

El exsenador demócrata mantuvo entonces los primeros contactos con los partidos, divididos por asuntos como el de las banderas, los desfiles o el legado de casi 30 años de un conflicto armado que causó más de 3.500 muertos.

A finales del pasado año, el mediador estadounidense Richard Haass ya celebró encuentros con los partidos para tratar de resolver los asuntos delicados que afectan la marcha del proceso de paz.

Aquellas conversaciones concluyeron sin éxito y las diferencias entre las formaciones continúan creciendo, lo que afecta a la toma de decisiones de importancia para el funcionamiento de la autonomía, como la adopción de una política presupuestaria o la reforma del sistema de bienestar social.- Efe