MADRID. Sánchez es el único que tiene asignado un coche todo el tiempo para sus desplazamientos -uno Ford Focus de gama media- con el fin de facilitar sus traslados y poder cumplir su intensa agenda de trabajo, además de por motivos de seguridad, han informado a EFE fuentes socialistas.
El secretario de Organización, César Luena, ha renunciado a disponer de un vehículo oficial propio y solo hace uso en ocasiones de la flota que tiene el partido a su servicio para desplazamientos de distinto tipo, que también pueden usar otros miembros de la Ejecutiva.
Hasta que Pedro Sánchez asumió la dirección a finales de julio, disponían de sendos coches oficiales el secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, la vicesecretaria general, Elena Valenciano, y el responsable de Organización, Óscar López, según las fuentes.
La necesidad de reducir los gastos corrientes debido a la situación financiera de Ferraz y el trasladar a la ciudadanía el deseo de regeneración de la nueva Ejecutiva han sido los motivos que han llevado al secretario general a tomar esta iniciativa.
Al margen de Sánchez, cuentan con vehículo institucional los miembros del PSOE en las mesas del Congreso y el Senado, aunque en su caso lo aportan ambas Cámaras, que también facilitan coches de incidencias a los presidentes de las comisiones.
"Ya no hay coches oficiales. El portavoz del grupo parlamentario (Antonio Hernando) ya no lo tiene y va en metro", señala Sánchez en una entrevista con la Revista Temas publicada en su número de diciembre al ser preguntado si tiene la percepción de que los responsables políticos no están en la calle.
En la publicación, Sánchez destaca la importancia de fomentar la participación ciudadana, "porque al final eso es lo que ayuda a transformar los hábitos de implicación en el partido".
A juicio del secretario general, "en España hay cosas anómalas" que habría que corregir para que haya un mayor acercamiento entre los políticos y los ciudadanos.
Como ejemplo, habla del Palacio de la Moncloa, que Sánchez visitó por primera vez el pasado 28 de julio cuando fue recibido por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al día siguiente de ser elegido líder del PSOE.
"Una de las cosas que me ha llamado muchísimo la atención es que, a diferencia de otros países donde ves que hay más vida dentro de los recintos presidenciales, la Moncloa es un sitio donde casi tienes que hablar en voz baja porque parece un desierto. Habría que abrir la Moncloa, por ejemplo, para visitas de los ciudadanos", propone.
También plantea como medida para mejorar la calidad democrática el que el jefe del Gobierno, los ministros, los secretarios de Estado y otros altos cargos "hagan públicas sus reuniones y relaciones" con aquellos grupos de presión ("lobby") con los que se citen.
Sobre sus aspiraciones a convertirse en el próximo inquilino de la Moncloa, Sánchez considera que "es lógico que parezca que lo natural es que el secretario general, de acuerdo a la cultura del PSOE, sea también el candidato a la Presidencia del Gobierno".
En materia económica, el dirigente socialista ve necesario cambiar el modelo y la cultura empresariales, primando el concepto de "sostenibilidad económica y social", y critica la "organización patronal" que hay en España.
"Dista mucho de reflejar bien a los empresarios", opina Sánchez.