BILBAO - El PP ha anunciado cierto viraje en su quehacer político respecto a Catalunya pero todo apunta a que su proceder se quedará en una operación de maquillaje respecto a la forma sin que nada cambie en cuanto al fondo. Tanto la misiva de respuesta de Mariano Rajoy a Artur Mas, enviada ayer “en la línea” de lo previsto, como el viaje que tiene fijado a Barcelona el sábado 29 de noviembre -para clausurar unas jornadas del partido sobre buenas prácticas en los ayuntamientos- servirán para trasladar su repetitivo discurso: diálogo, ley y Constitución, pese a que sobre la Carta Magna el Ejecutivo español haya mostrado disposición a discutir su reforma siempre y cuando el PSOE concrete a qué se refiere. Por lo demás, el paso al frente del líder popular se limitará a lo que ya aventuró desde Brisbane (Australia): trasladar mejor a los catalanes su mensaje. “Les voy a decir que, siendo españoles, catalanes, europeos, también están en el G-20. Y les voy a explicar que el mundo de hoy no es un mundo en el que convenga a nadie estar aislado”, manifestó Rajoy, a quien ayer las formaciones proclives al derecho a decidir, incluida el PSC, le conminaron, desde la desconfianza, a que su desplazamiento no sea una mera “pose gestual” sino que acuda con una propuesta seria.

Convergència dejó claro que lo único que espera de él es que permita la “consulta definitiva” para que los catalanes puedan decidir su futuro tras el rotundo éxito del 9-N. La portavoz de CDC, Mercé Conesa, lamentó que haya tardado tanto en coger el puente aéreo, advirtiéndole de que la hoja de ruta convergente es muy clara y que no darán un paso atrás. Tanto es así que el coordinador general, Josep Rull, confirmó que no tienen ninguna intención de pactar con el PSC hasta el final de la legislatura porque “ello significaría una renuncia a la independencia”.

Mucho mayor escepticismo despertó la visita del jefe del Gobierno español en las filas de ERC, acogiéndola con “nulas expectativas” porque hasta la fecha Rajoy siempre se ha equivocado en el diagnóstico y en los planteamientos. Según la portavoz Anna Simó, tanto este movimiento como el de Pedro Sánchez únicamente persiguen “tunear el café para todos”.

Desde ICV, su secretario general, Josep Vendrell, señaló que Mariano Rajoy no entiende que Catalunya “ya no es una comunidad autónoma sino sujeto político, y que quiere decidir”. Tampoco en el PSC tienen fe de que el viaje propicie un giro en la relación Madrid-Generalitat. La mayoría de los viajes presidenciales y de dirigentes del PP sirvieron para evidenciar la guerra fría entre Moncloa y Palau. - I.Santamaría