Buenos Aires. Símbolo de la última dictadura militar (1976-1983), Jorge Rafael Videla falleció ayer sin dar una sola señal de arrepentimiento. Sin embargo, Argentina celebra que el exdictador muriera en la cárcel, donde cumplía cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad. De acuerdo con el parte médico oficial, Videla, de 87 años, falleció a las 8.25 hora local de muerte natural en su celda de la prisión de la ciudad bonaerense de Marcos Paz, donde se encontraba recluido desde junio pasado. Considerado el máximo responsable de la "guerra sucia", bajo su mandato (1976-1981) fue asesinada una monja francesa que había cuidado de uno de sus hijos que padecía una minusvalía, recordaba ayer la periodista Miriam Lewin, quien estuvo secuestrada en la escuela de Mecánica de la Armada (Esma), el mayor centro de detención clandestina de Argentina.

Ambas anécdotas definen el carácter de un dictador que escuchó sin pestañear las sucesivas condenas que le impusieron los tribunales por los crímenes de los llamados años de plomo: secuestros, torturas, asesinatos y robo de bebés. "Me quedo tranquila de que un ser despreciable ha dejado este mundo", declaró la presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo, Estela de Carloto, al conocer la noticia. "Nunca se arrepintió y reivindicó sus delitos", recordó. Videla permanecía encarcelado desde que en 2010 la Justicia le declarara culpable del fusilamiento de una treintena de presos políticos en 1976 y le condenara a prisión perpetua. Asimismo, el año pasado fue condenado a cincuenta años por el plan sistemático de robo de bebés, hijos de perseguidos y desaparecidos durante la dictadura.

Macarena Gelman, nieta del poeta argentino Juan Gelman e hija de María Claudia García, desaparecida por la dictadura argentina, lamentó ayer que el dictador haya muerto sin revelar información sobre los desaparecidos de aquella época. "La sociedad y el mundo hoy saben quién fue y las atrocidades de las que fue responsable, pero no puedo evitar pensar en lo que falta, en la búsqueda de desaparecidos, en los chicos robados, sobre los que no tuvimos información", indicó Macarena, de 36 años y que vivió hasta los 23 sin conocer su verdadera identidad. "Siempre hay una deuda de verdad con las víctimas", se lamentó Macarena.

También reaccionó a su muerte el premio Nobel de la Paz 1980, Adolfo Pérez Esquivel, quien afirmó: "La muerte de Videla no debe alegrar a nadie. Tenemos que tomar las cosas con mucha serenidad y seguir trabajando por una sociedad mejor, más justa y humana para todos, y que todo ese horror no vuelva ocurrir nunca más". Pérez Esquivel, quien estuvo preso durante la última dictadura, consideró que se debe seguir investigando los crímenes del régimen de facto y "seguir trabajando por una sociedad mejor, más justa, más humana, para que todo ese horror no vuelva a ocurrir nunca más". Y Nora Cortiñas, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, reclamó que se abran todos los archivos secretos aún no revelados sobre la dictadura. Por parte del Gobierno de Cristina Fernández habló el jefe de gabinete, Juan Abal Madina, quien destacó que el exdictador murió en una cárcel común y "repudiado por todo el pueblo argentino".

Sangrienta dictadura Videla fue el símbolo de la más atroz sangrienta dictadura que sufrió la Argentina a lo largo de su historia. El entonces jefe del Ejército fue el cerebro y gestor del golpe de Estado que instauró en 1976 un régimen de facto que sembró durante casi siete años el terror en el país sudamericano y dejó 30.000 desaparecidos, según estiman los organismos de derechos humanos. Nunca se arrepintió de sus actos. Tres días antes de morir, el pasado martes, se negó a declarar ante el Tribunal Oral Federal Nro. 1 que lo juzgaba por su responsabilidad en el Plan Cóndor, articulado por las dictaduras del Cono Sur para la represión de la insurgencia. Ese día, Videla volvió a considerarse un "preso político". "No tiene sentido hacer una defensa en el marco de una justicia vaciada de derecho", argumentó al insistir que durante su gobierno hubo una "guerra".

En cada oportunidad, el exdictador reivindicó las atrocidades de su régimen de facto en el marco de "una guerra interna iniciada por las organizaciones terroristas contra las instituciones del Estado argentino", con "profundas raíces ideológicas y alentada desde el exterior".

Mandato Videla nació el 2 de agosto de 1925 en la ciudad bonaerense de Mercedes, en el seno de una familia tradicional. De padre coronel, inició su carrera castrense en el Colegio Militar. Cursó la Escuela Superior de Guerra y desde allí avanzó rápidamente en la escala del Ejército. En 1975 fue nombrado comandante en jefe del Ejército por la entonces presidenta María Estela Martínez de Perón y, menos de un año después, encabezó la junta militar, integrada además por Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti, que derrocó el 24 de marzo de 1976 el gobierno constitucional de la viuda de Juan Domingo Perón para implantar el terrorismo económico y de Estado.

Ocupó la presidencia hasta 1981, período en el cual las fuerzas de seguridad perpetraron feroces violaciones de los derechos humanos como secuestros, torturas, fusilamientos y los tristemente conocidos "vuelos de la muerte", en los que se arrojó a detenidos desaparecidos vivos desde aviones al Río de la Plata. También se cometieron delitos atroces como la apropiación ilegal de bebés nacidos en cautiverio. La dictadura militar aplicó una política económica que endeudó a la nación, generó una marcada desindustrialización y elevó la desocupación y la pobreza.

Durante sus cinco años de gestión, organizó el Mundial de Fútbol de 1978, ganado por los locales, con el que pretendió limpiar la imagen internacional de la Junta Militar mientras se multiplicaban las denuncias por violaciones de derechos humanos. También estuvo a punto de declarar la guerra a Chile por un conflicto limítrofe que se superó gracias a la mediación de Juan Pablo II. Una disputa de poder en el seno de la cúpula militar lo apartó de la presidencia en 1981 y fue sucedido por Roberto Viola.

Justicia El histórico Juicio a las Juntas Militares que se realizó en 1985, tras el regreso de la democracia, lo condenó a prisión perpetua por los crímenes de lesa humanidad perpetrados durante la dictadura, pero Videla recuperó su libertad en 1990, beneficiado por los indultos que decretó el entonces presidente Carlos Menem (1989-1999). En 1998 volvió a ser detenido acusado de implementar un sistema ilegal de apropiación de menores durante la dictadura, un delito considerado imprescriptible. Primero estuvo varios años bajo prisión domiciliaria, pero en 2008 fue enviado a una cárcel del cuartel militar de la localidad bonaerense de Campo de Mayo. La inconstitucionalidad de los indultos dictada por la Corte Suprema de Justicia y la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final 2003, ejecutada por el fallecido Néstor Kirchner, permitieron abrir una serie de causas en su contra que buscan cerrar las heridas abiertas por el terrorismo de Estado.

Fallecido Videla, han desaparecido los tres integrantes de la primera junta militar que gobernó Argentina tras el golpe de Estado. Y, de los cuatro presidentes de facto, solo sobrevive Reynaldo Bignone, quien gobernó de julio de 1982 a septiembre de 1983, cuando entregó el poder al presidente elegido en las urnas dos meses antes, Raúl Alfonsín. Bignone fue condenado en marzo pasado por tercera vez a perpetuidad por crímenes de lesa humanidad.