vitoria. El Gobierno Vasco aprobó ayer su proyecto de presupuesto y dio inicio formal a la compleja negociación con los grupos parlamentarios. El objetivo es que las Cuentas superen el 26 de abril el examen de las enmiendas a la totalidad, de modo que hay algo más de mes y medio para alcanzar acuerdos en un escenario, eso sí, muy limitado por los escasos recursos disponibles. El margen es tan estrecho que el lehendakari cree que "no hay alternativa posible" al diseño que ha elaborado su equipo con la vista puesta en el mantenimiento del gasto social y la reactivación de la economía vasca. En su opinión, no se puede gastar ni más ni mejor con el dinero del que dispondrá este año y eso le permite albergar serias esperanzas de las directrices de gasto serán aprobadas.
"¿Es optimista?", le preguntaron ayer a Urkullu en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno. "No, soy realista", respondió, al tiempo que animaba a los partidos de la oposición a presentar un alternativa a los Presupuestos. "Que digan cómo quieren distribuir el dinero. Que digan dónde quitan y dónde ponen para que las cifras cuadren", dijo adelantándoles que no ve otra forma de hacerlo.
No entró en terreno de responsabilidades compartidas, sino que pidió a los partidos que analicen la situación con el mismo prisma de realismo. La principal opción sobre la mesa es una abstención de socialistas y populares, la misma posición que adoptó el PNV en la aprobación de las Cuentas de López.
Urkullu compareció junto al consejero de Hacienda y Finanzas, Ricardo Gatzagaetxebarria, para explicar la base sobre la que se distribuye el gasto. Lo hicieron después de dar luz verde al proyecto y junto a todos los consejeros. Solo faltó Arantza Tapia (Desarrollo Económico), que inauguraba en ese momento Ferroforma en el BEC. No es habitual que el lehendakari presente el proyecto presupuestario, recordó Urkullu, que asumía así la primera responsabilidad del ajuste.
presupuesto en tiempo récord Tampoco que todo el gabinete respalde con su presencia los números, que ven la luz por primera vez menos de cien días después de la investidura, lo que llevó al lehendakari a felicitar al Departamento de Hacienda: "Han hecho en tres meses el trabajo de cinco". El techo de gasto se situará definitivamente en los 9.316 millones de euros, un 10,8% menos que las últimas cuentas de Patxi López, pero algo más de las cifras que manejaba hasta ahora el Ejecutivo. El Ente Vasco de la Energía ingresará este año 40 millones adicionales en las arcas de Lakua procedentes de la venta de acciones de Naturgas y además se han vendido derechos de construcción de vivienda por cerca de 76 millones de euros. El ajuste es 116 millones menos de lo previsto, pero sigue siendo un quebradero de cabeza a la hora de distribuir los fondos.
Con todo, Urkullu aseguró que el Departamento de Gatzagaetxebarria ha conseguido diseñar el presupuesto "que necesita la sociedad vasca", guardando equilibrio entre las prestaciones sociales y las políticas de impulso de la economía.
El gasto social se llevará un 73,9% del dinero, la proporción más alta jamás destinada por un Gobierno Vasco. Y al mismo tiempo, aunque se cerrará el grifo a inversiones a nuevos proyectos, se mantendrán los que ya están en curso. Además, se pondrán en marcha diversas medidas de estímulo y se compensará la pérdida de recursos públicos abriendo programas al sector privado, principalmente a las entidades financieras. Se creará un Fondo de Solidaridad con el Empleo, nutrido con recursos de todos los departamentos del Ejecutivo, y se activará este mismo mes el Fondo de Financiación de Circulante para Pymes y Autónomos.
plan renove Otro resorte de impulso de la economía será un plan renove para rehabilitar viviendas y centros sanitarios y educativos, con el objetivo compartido de crear empleo y mejorar las infraestructuras y la eficiencia energética de los edificios con el consiguiente ahorro. Para mantener esa "complementariedad" entre gasto social y revitalización, será necesario "asumir sacrificios". Entre ellos la reducción de los fondos disponibles para inversión, lo que afectará a proyectos como la construcción de nueva vivienda, el Metro de Donostialdea, el Hospital de Eibar, el tranvía y el soterramiento de Gasteiz, Biocruces o la Línea 3 de Metro Bilbao. En la misma línea, las transferencias que reciben las sociedades públicas para sus gastos e inversiones se reducirán en un 30%. También habrá menos recursos para la cooperación al desarrollo fuera de Euskadi y se abrirá una convocatoria más reducida de lo habitual a finales de año.
El proyecto llegará a la Cámara mañana jueves y si supera a finales de abril el choque con las enmiendas a la totalidad, entrará en acción a partir del 10 de mayo. El nudo de la negociación recaerá sobre la capacidad del Ejecutivo a la hora de convencer a los grupos parlamentarios de que ha logrado mantener combinar gasto social e impulso económico pese al adelgazamiento del gasto. O mirado desde el otro punto de vista, sobre la voluntad de los grupos para allanar la tramitación.
El partido se jugará solo en el terreno de la política, porque el Gobierno no tiene capacidad para entrar en el juego de pactar inversiones concretas. Dos más dos suman cuatro siempre y en esta ocasión la factura de la crisis supone un recorte de 1.132 millones de euros en el Presupuesto. El límite de gasto es más que nunca un techo infranqueable, algo más de 9.300 millones, el más bajo desde 2005.