vitoria. ¿No se siente como Gary Cooper en Solo ante el peligro

Algunas cosas son políticamente incorrectas, pero todo en general es justo, y siempre lo defendemos en positivo. Se trata de defender la igualdad ciudadana, la democracia y la libertad, que son los postulados básicos de UPyD.

La raíz de su partido está en el País Vasco, pero es aquí donde más difícil se hace defender su discurso.

UPyD nació en San Sebastián con la idea de ser un partido nacional, de defender los mismos principios en todos los lugares, y lo que es evidente es que un partido de estas características es especialmente necesario en el País Vasco, donde ya no quedan formaciones que defiendan el interés general y el Estado.

En el Parlamento da la sensación de que PP y PSE le tienen menos aprecio que los nacionalistas, se diría que incluso a veces dejan entrever una cierta ojeriza, no sé si comparte esta opinión.

Así es, sin duda, y así está siendo también en el Congreso de los Diputados, donde PP y PSOE nos llegan a insultar, y en el Parlamento Vasco así ha sido también. Esos dos partidos supuestamente constitucionalistas, que no lo son, son los que nos han atacado muchas veces con gran virulencia. Nosotros no tenemos problemas con los debates contundentes si se utilizan buenos argumentos, pero en determinados temas nunca han presentado argumentos, sino que más bien han planteado descalificaciones y mucha brocha gorda.

Y eso que es usted acérrimo enemigo del nacionalismo vasco. ¿Le han costado sus opiniones alguna discusión familiar de sobremesa, de ésas que todos los vascos viven de vez en cuando?

No, digamos que mi círculo de amistades y familiar me conoce muy bien y me reconoce perfectamente en el discurso que mantengo. Saben que soy coherente, y una razón muy clara por la cual el PSE y el PP me atacan especialmente es por el hecho de que nuestro discurso les deja muchas veces en evidencia. Lo hemos visto en el hecho de que no hayan cambiado una coma de la política lingüística nacionalista, y que yo me haya tenido que bregar en solitario defendiendo cosas que supuestamente ellos iban a defender.

Usted que ataca la política lingüística no sólo de los nacionalistas, sino también del PSE, es euskaldun. ¿Qué le llevó a trabajar su euskera como para poder manejarse con él?

Siempre me ha gustado mucho el euskera, y a pesar de que en el colegio daba muy pocas horas a la semana, hice un esfuerzo adicional, no porque nadie me lo exigiera, sino porque me gustaba y me sigue gustando. Me gusta utilizarlo, y no hace falta decirlo, no habría que decirlo, pero hay quienes nos critican por ser enemigos del euskera, y eso es una gran mentira, criticamos determinadas políticas que no tienen nada que ver con la lengua. Las lenguas son para comunicarse, pero se pueden aplicar unas políticas u otras, y nosotros estamos en contra de avasallar al que no sabe euskera.

¿Empleó mucho sudor y horas de euskaltegi para manejarse correctamente en la lengua vasca?

El euskera es una lengua complicada, no sé si usted es euskaldunzaharra...

Berri pasivo.

Entonces sabe perfectamente que es una lengua muy, muy complicada, el euskaldunzaharra nunca sabrá lo difícil que es aprender euskera, por eso yo me solidarizo especialmente con aquellas personas a las que se les pretende obligar a aprender euskera cuando no lo van a necesitar para desarrollar su trabajo.

Cambiando de tercio, ¿cree extrapolable a Euskadi el malestar contra la clase política instalado en el Estado?

Hemos comprobado durante los últimos años que los partidos no manejan argumentos, sino descalificaciones, que ninguno es capaz de dar la razón al otro cuando la tiene, y la gente lo ha visto en el resto de España y aquí. Aquí también hay partitocracia y sectarismo, y la gente está muy harta y con razón.

Ese malestar suele crecer a la par que los datos del paro. ¿A lo mejor por eso aquí todavía no se sale masivamente a la calle?

En los últimos años el paro ha crecido en más de 50.000 personas, y aunque la situación suele llegar un poco más tarde a Euskadi, termina llegando. Aquí hay mucha gente pasándolo muy mal, y la política debe tener como objetivo supremo defender el bienestar de los ciudadanos.

¿Qué haría usted si fuera elegido lehendakari para combatir el desempleo, si es que un gobierno autonómico tiene capacidad real para actuar en esta materia?

Es una buena puntualización. No podemos tomar decisiones en solitario, la crisis es global, pero por otro lado, tanto España como Euskadi tienen sus particularidades. Aquí habría que reformar el entramado institucional. Es un disparate que en una comunidad autónoma de apenas dos millones de habitantes tengamos cuatro parlamentos, tres haciendas y nada menos que 251 municipios, la mayoría muy pequeños. No hay que gastar en eso, y tampoco en rescatar a la banca, hay que gastar en incentivar la actividad económica, ayudar a las pymes, a mejorar la educación como capital humano y sobre todo a fomentar la actividad económica.

¿Qué cuestión ineludible llevaría a su primer Consejo de Gobierno si fuera elegido lehendakari?

Sin duda alguna reformar la Ley de Territorios Históricos y modificar la política lingüística para acabar con las discriminaciones, reducir el número de empresas públicas y lanzar un mensaje contundente en contra de ETA, que sigue estando viva y tratando de presionar y chantajear a la sociedad. Diría que vamos a derrotar a ETA sin ningún tipo de contrapartida.

A su juicio, ¿qué debe hacer un preso de ETA para poder reincorporarse a la sociedad?

Cumplir su condena. Nosotros defendemos el cumplimiento íntegro de las penas, esa es la condición indispensable, sin atajos. En todo caso, no parece que haya muchos presos que hayan pedido perdón o colaborado con la Justicia, no podemos olvidar que hay más de 300 crímenes cometidos por ETA sin resolver.

Usted proviene del movimiento ciudadano contra ETA, ¿cuándo pensó en dar el salto a la política?

En los noventa tomé parte en Denon Artean, luego en las manifestaciones de Basta Ya, escribía de forma asidua a la prensa, y de esa forma hacía política. Cuando me entero de que una serie de personas, como Carlos Martínez Gorriarán o Fernando Savater, están pensando en crear un partido político, me lanzo a dar el paso. Antes estuve afiliado al PSE, pero tampoco fui demasiado activo porque tenía dudas sobre las cosas que proponía ese partido, en cuanto vi que no defendía los mismos principios en todos los lugares, lo mismo que me di de alta me di de baja, sin ningún tipo de problema.

Vayamos al cálculo electoral. Por un lado tenemos cuatro grandes partidos que recogen todas las sensibilidades y que van a restar votos a las formaciones más pequeñas. Por otro, el desgaste de PSOE y PP en el Estado abre un hueco a UPyD. ¿Cómo ve usted el panorama?

Cosas que hemos venido defendiendo nosotros no las defiende absolutamente nadie, con lo cual puede haber muchísima gente que nos reconozca como ese partido indispensable para mantener estas propuestas. Un Parlamento sin UPyD sería demasiado gris, pero no va a ocurrir. Durante todo este tiempo hemos sido coherentes, hemos hecho lo que prometimos, y eso la gente lo va a valorar más que otra cosa.

Diga usted lo que quiera para terminar. Adelante.

Lo más importante es hacer ver lo que dice nuestro lema, que somos libres. No nosotros, sino los ciudadanos, que deben votar en conciencia, que opten por dar un paso al frente, salir del armario y defender el constitucionalismo.