vitoria. Un artefacto casero estalló al despuntar la madrugada de ayer en un repetidor de radio televisión situado en el barrio Olabarrieta de la localidad alavesa de Okendo provocando daños en el mismo y un pequeño incendio que dañó una hectárea de bosque.
Según certificó la propia Ertzaintza, se trata de un nuevo acto de kale borroka; el segundo en 24 horas después de que varios contenedores fueran quemados en Getxo en protesta por la situación que atraviesan los presos gravemente enfermos, según las octavillas halladas en la zona tras el ataque.
Rodolfo Ares, en su última comparecencia como consejero de Interior, se limitó a responder con un tajante "no" a la posibilidad de que estos sucesos supongan un regreso de la kale borroka como estrategia. Aún así, Ares, como hizo la víspera Idoia Mendia como portavoz del Gabinete López, dirigió su mirada a Euskal Herria Bildu para pedir que corte esta dinámica con una condena que no llegaría.
La coalición soberanista se desligó totalmente de este tipo de hechos tras lo sucedido en Algorta. Sin embargo, ayer mantuvo el tradicional rechazo que mantuvo la izquierda abertzale a hacer suyo el término condena, para abogar en su lugar por alentar la búsqueda de soluciones y cimentar desde ellas "una paz verdadera" basada "en la justicia".
cosa de "púlpitos" Entrevistada en La Sexta, fue la propia candidata de EH Bildu quien analizó -desde la "preocupación", admitió- los últimos sucesos violentos, en los que englobó tanto estos ataques como el altercado que protagonizaron "tres ertzainas ebrios", dijo, durante la Aste Nagusia de Bilbao.
"Nuestro trabajo no se trata de hacer un discurso moral, que además es estéril, porque eso no soluciona el problema. El trabajo de los políticos es buscar la solución para que eso no se repita", afirmó Laura Mintegi que, de esta forma, eludió poner en su boca la condena demandada por Ares y Mendia ya que, según afirmó, es "muy adecuada en los púlpitos", pero inútil en política.
En su lugar, Mintegi incidió en la necesidad de impulsar un diálogo resolutivo que ponga fin a "una historia violenta de 50 años que ha dejado consecuencias muy graves", aprovechando que no hay "absolutamente ningún peligro" de que ETA vuelva a las armas, aseguró, para poder así "terminar bien las cosas".