LEGALIZADO Sortu, que ya era hora, se cierra el círculo nominal de la acumulación de fuerzas como proyecto estratégico propuesto por la izquierda abertzale histórica en su actuación política para el nuevo tiempo, así entendido y definido por sus ideólogos. El nuevo tiempo, determinado por la renuncia a la violencia para lograr objetivos políticos, requiere también actitudes nuevas o, más bien, una profunda renovación de consecuencias imprevisibles.
Y como a estas alturas nadie puede llamarse a engaño, el partido Sortu entra a formar parte de EH Bildu abarcando a todo lo que durante estas décadas ha supuesto la izquierda abertzale oficial, con sus múltiples derivadas políticas, ecologistas, feministas, internacionalistas, juveniles, sindicalistas, culturales, etc., englobadas en un amplio y difuso movimiento tantas veces teñido de plurimilitancia. En realidad, Sortu estaba ya en Bildu y en Amaiur como lo estuvo en Batasuna, ANV, EHAK, Euskal Herritarrok o Herri Batasuna, como lo estuvo de inicio en la Mesa de Alsasua. Sortu, con sus características de partido político -estatutos, funcionamiento democrático, afiliación nominal, cuotas y demás requisitos comunes a los demás partidos-, liderará sin ninguna duda la coalición EH Bildu y eso es algo que el resto de coaligados deberán tener claro, con lo que ello va a suponer de limitación de su protagonismo. Es lo habitual. Esta hegemonía se va a percibir con claridad en estos nuevos tiempos, en los que Sortu ya ha advertido no sólo la novedad de que van a participar en todas las instituciones sino que van a empeñarse en liderarlas.
Lejos quedan, por tanto, los tiempos en que quienes hoy militan en Sortu rechazaban la participación en unas instituciones que respaldaban la partición de Euskal Herria, o desperdiciaban los votos obtenidos ausentándose como de la peste de unos parlamentos navarro o vascongado. Bienvenido Sortu a la normalidad política, bienvenido tanto por liberar a la sociedad vasca de su victimismo tras un injusto apartheid legal como por aceptar jugar en el campo y con las reglas del juego que hay.
Los promotores de Sortu están llevando a cabo un proceso constituyente en el que se supone pretenderán la participación del mayor número posible de partidarios. Para ello están difundiendo una especie de temas de debate bajo el epígrafe de "Batalla de las ideas", cuyo contenido amplio, denso y complejo deberá ser leído por sus destinatarios y contestado con aportaciones individuales o en grupo.
Además de la exposición sobre la organización interna y el modelo de organización territorial, el material de trabajo incluye las bases ideológicas y buena parte de las decisiones que Sortu debe tener en cuenta para los nuevos tiempos. El contenido de la documentación distribuida abarca una extensa lista de temas que en su momento habrá que dar a conocer para comprobar la evolución de ese sector social, si es que la hubiera. Por lo que supone de elemento diferencial con lo que podría denominarse "viejos tiempos", es interesante tomar nota del cambio que el material sometido a debate supone en materia de imagen y comunicación.
Tienen en cuenta los promotores de Sortu, y así lo proponen para el debate, que para vender la nueva marca es necesario cambiar la forma del discurso alejándose "de toda estética o enfoque sectario" con la intención de "persuadir a la ciudadanía". Reconocen la dificultad de lograrlo teniendo en cuenta que históricamente la izquierda abertzale ha sido "paradigma de la marca y estética revolucionarias". Recomiendan a quienes vayan a ser portavoces del partido que se amolden a las nuevas estéticas y dialécticas, aunque advierten que "sin olvidar sus orígenes". No escatimará Sortu en los medios y recursos para difundir sus mensajes, que pretenden hacer llegar "al mayor número de personas". Recuerdan que en el pasado han utilizado pancartas, carteles, pintadas o camisetas para desarrollar su "lucha ideológica", y aun admitiendo que siguen siendo seña de identidad de su personalidad comunicativa, reconocen que para evitar que quede desfasada habrá que adecuarlas a la nueva realidad.
Es evidente que hasta ahora la izquierda abertzale ha adoptado un look, un estilo perfectamente identificable que ha servido para cohesionar, agrupar y concentrar casi hasta la endogamia a sus partidarios, pero también ha provocado el rechazo a veces instintivo de otros. Hay en ello mucho que cambiar, para acercarse "al mayor número de personas" y acomodarse a los nuevos tiempos. No va a ser fácil. Episodios y ejemplos como el protagonizado por Josetxo Ibazeta, ex secretario del alcalde de Donostia, han sido lamentablemente demasiado frecuentes. No hay duda de que Ibazeta habrá recibido solidaridades y que su destitución no habrá sido aplaudida por todos, ni mucho menos. Es la tarea pendiente, adecuar a los irreductibles a los nuevos tiempos. Costará.